Capitulo 27

982 147 7
                                    

Especial

Dos años antes...

Tu primer día en la UA ya había sido lo suficientemente malo. ¿Quien termina en la enfermería con una herida por solo intentar presentarse?

Suspiraste mientras te levantabas de la camilla, sabías que sería difícil pero esto estaba resultando demasiado complicado. Tal vez no tenías madera de héroe. Apretaste los puños tratando de contener las lágrimas, las frustración y preocupaciones se aglomeraron en tu mente.

—Lo siento, buscaba a Recovery...— un rubio bastante alto entro a la habitación, inmediatamente trataste de secar tus lágrimas —¿Estás bien? ¿Estas herida?— negaste mientras en vano intentabas limpiar tus lágrimas.

Y entonces, él te abrazo. No dijo nada, solo te abrazo y se quedó ahí hasta que dejaste de llorar. No estabas acostumbrada a los extraños, pero por algún motivo te sentiste a salvo, como si frente a ti hubiera un verdadero héroe.

Cuando tus lágrimas cesaron, él se separó de ti.

—No se que te sucedió, pero siempre hay un arcoiris después de la tormenta— sonrió —ya verás que todo estará bien— se puso de pie para marcharse —y puedes acudir a mi siempre que lo necesites— se marchó.

Minutos después entro tu tu tío, recién le habían informado sobre tu accidente.

—¿Estás bien?— asentiste —¿Segura de que quieres continuar con esto? Hay muchas otras buenas escuelas con grandes carreras—

—Voy a ser un heroe— sonreiste y en ese momento tu tío noto el sonrojo en tus mejillas —Quiero que las personas se sientan seguras a mi lado—

—Entonces, ¿Te parece si volvemos a tu salón?— asentiste.

...

Las clases no eran complicadas, lo difícil era relacionarte con tus compañeros. Todos parecían burlarse y subestimarte pues eran dos años mayores. De algún modo te aislaron.

Un receso estabas escondida en una esquina comiendo tu bento, un par de chicas de tu grado pero de otra clase pasaron cerca y te vieron. Los comentarios que escuchaste que decían sobre ti te dejaron sin apetito.

—No hagas caso— dijo una voz a tu lado pero no encontraste su origen, de pronto un aliento rozo tu nuca y rápidamente te giraste para encontrar un rostro rubio incrustado en la pared detrás de ti —¡Hola!— sonrió pero por reflejo le pateaste el rostro. Pero al quitar el pie la pared estaba como antes y el rubio había desaparecido.

—¡Vaya reflejos!— dirigirte una patada en dirección de la voz pero solo golpeaste el aire, tu pie paso atravez del rubio —¡Hola!— dijo de nuevo.

Algunos alumnos se habían acercado a ver qué pasaba, te sentiste rodeada y tú corazón comenzó a latir frenéticamente, la falta de aire se hizo presente y comenzaste a hiperventilar. Eso solo centro más la atención en ti, tu visón se torno borrosa y justo cuando creías que no podrías más alguien te tomo en brazos y te alejo de la conmoción.

—Respira conmigo— dijo el rubio, lo imitaste hasta que recuperaste el aliento, las lágrimas se acumularon en tus ojos —Tranquila, aquí no hay nadie. Sientete libre de expresar tu frustración— nuevamente él se mantuvo a tu lado hasta que te tranquilizaste.

Se sentó a tu lado y estuvieron unos minutos en silencio. Lo observaste de reojo pues portaba un traje de héroe, él lo noto y se puso de pie.

—Grandioso ¿no?— sonrió mientras posaba mostrando su vestimenta —le acaban de realizar unas modificaciones y lo estaba probando cuando te vi— su seguridad deslumbraba, sin duda era muy diferente a ti —Por cierto no nos hemos presentado, soy Togata Mirio— te extendió la mano. Dudaste.

—A... Aizawa... H... Hikari...— susuraste mientras le tomabas la mano.

...

Un día, durante el receso, caiste al tratar de que evitar a una multitud que se acercaba, lo que provocó que una de tus mangas se rasgara. Presa del temor corriste usando tu don hasta llegar a la enfermeria.

Buscabas material para unir la manga o cubrir las cicatrices pero no encontraste nada que no fueran vendas, y si las usabas eso solo generaría más preguntas.

Estabas revisando una gaveta superior cuando la puerta se abrió. Giraste aterrada, pues tenías expuesto tu brazo y las enormes y rosadas marcas que lo cubrían eran imposibles de ignorar.

—¿Necesitas ayuda?— Mirio hablo y en tu interior agradeciste que fuera él y no alguien más.

Le diste la espalda al rubio buscando ocultar tu brazo, él no dijo nada pero escuchaste sus pasos acercarse. Después algo cayó sobre tus hombros, te giraste al ver que te había dejado su chaqueta del uniforme deportivo.

—Esta haciendo demasiado calor ¿Podrías cuidarla por mí?— asentiste sin dejar de darle la espalda —¡Gracias! No tengo prisa en recuperarla así que me la puedes devolver mañana— escuchaste como de nuevo abría la puerta y se marchaba.

Suspiraste aliviada y sentiste una calidez extraña que te envolvía al igual que la chaqueta.

...

Habían pasado un par de días desde tu último encuentro con Mirio. Hoy tenías tu primer entrenamiento de combate cuerpo a cuerpo. Cuando tú grupo iba entrando a la sala de entrenamiento otro grupo iba saliendo, inmediatamente reconociste la cabellera rubia que se acercaba.

—Muestralo todo— te susurro Mirio al pasar a tu lado.

Después de ese día, nadie más volvió a subestimarte pues ni siquiera podían tocarte. Tu ascenso como una de las mejores de primero comenzó. Y Mirio siempre estaba ahí, sonriendote y animandote.

Tu luz más brillante [Bakugou y Tu] [Dabi y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora