Capitulo 121

276 62 7
                                    

Shigaraki te había logrado sujetar antes de que te golpearas con el suelo, tu piel estaba pálida y tenías una mueca de dolor en el rostro.

—Por lo que veo no eres él único que no quería esperar— te llevo en brazos hasta la cama y te recostó al lado de Dabi —bueno, al menos no descansaras solo— nuevamente se dirigió a la salida —espero no me den más problemas, vendré por ustedes para la cena—

El pelinegro se recostó a tu lado sin despegar la mirada de tus rostro, con delicadeza y ternura acaricio tus mejillas y limpio una lágrima que había quedado atrapada en tus pestañas.

—¿Si me miras de esa forma como podré seguir adelante?— murmuró recordando la desesperación en tu mirada al irrumpir en su habitación —Debo necesitarte más de lo que tú me necesitas a mí o arruinarte todo— y en ese momento, con la mente en el futuro tu encuentro con Bakugou ya no le pareció tan malo.

Comenzaste a removerte en la cama, seña de que ya estabas recuperándote. En cuanto despertaste te levantaste de golpe dispuesta a correr lejos por suerte el ser recibida por esos ojos azules te detuvo.

—¿Cómo te sientes?— te pregunto Dabi mientras sonreía como si nada hubiera pasado a pesar de aún tener un vendaje sobre la cabeza.

Pero no hubo respuesta, al menos no la que el esperaba pues sin dudar te arrojaste a sus brazos derramando tu corazón, las lágrimas pronto fueron suficientes para comenzar a empapar el pecho del pelinegro quien se limito a abrazarte y tratar de reconfortarte.

—Todo está bien, estoy bien— susurraba mientras te dejaba pequeñas caricias por la espalda.

Tú llanto seguía fluyendo sin intenciones de detenerse pero es que en ese momento te habías dado cuenta de lo que el pelinegro representaba para ti, la importancia de su existencia pues era lo único que te alejaba de la soledad y de caer en la absoluta desesperación pues te había hecho volver en ti después de caer en lo más bajo. No querías imaginar un mundo sin él, la sola idea de pensarlo te aterraba.

—Pro… Promete que… que nunca… nunca me dejaras sola— suplicaste en medio de sollozos. En ese momento Dabi sintió una punzada de dolor en el corazón y nuevamente dudo, pero después de todo no era una promesa imposible solo que no sería ni en tus términos ni en los suyos.

—Te prometo que nunca estarás sola, yo me aseguraré de eso— respondió mientras te abrazaba con fuerza —cada día de mi vida haré lo imposible por estar a tu lado— entonces, dándose la libertad de ceder a sus impulsos te tomo de la barbilla y levantó tu rostro, observo con cuidado el camino que dejaba el recorrido de tus lágrimas, lo mirabas atentamente y el sonrió al encontrarse con tus ojos.

Las cosas habían cambiado demasiado en los últimos días, eso era un hecho que Dabi ya había aceptado. Conociendo tu dolor y tus anhelos reafirmo más fuertemente su propósito, te daría a ti todo lo que él no tuvo. Se acerco hasta que sintió tu aliento sobre su rostro y de un rápido movimiento atrapo una lágrima con sus labios dejándote un pequeño beso en la mejilla, después recostó su frente contra la tuya y cerro los ojos.

—¿Tienes una idea de lo que me haces?— susurro con la voz ronca haciendo un último esfuerzo de controlarse, cosa que fue en vano al recordar la mirada que tenías al entrar a la habitación —nadie me había regalado una mirada así— soltó antes de cruzar su mirada de nuevo con la tuya. No comprendías sus palabras por lo que solo escuchabas atentamente, nuevamente un gesto que era otro regalo para él.

—Quiero que sepas algo— acortó la distancia que los separaba hasta que sus narices se rozaron —no importa que pase hoy o mañana, quiero que tengas una cosa clara— se acerco lo suficiente para que lograrás sentir sus labios moverse sobre los tuyos —mi vida es tuya, todo lo que haga con ella es para ti y por ti— un ligero y suave contacto, un pequeño beso con una promesa en él.

—¿Siempre estarás a mi lado?— repetiste tu gran temor.

—Siempre habrá una parte de mi que te acompañará en cualquier destino que decidas seguir— respondió y entendiste que se refería a que si decidías ser un héroe él no podría seguir de pie a tu lado —me aseguraré de que no vuelvas a estar sola nunca, lo prometo— asentiste volviendo a ceder al llanto.

Se quedaron recostados en silencio, simplemente confortándose con la presencia del otro, era todo lo que ambos necesitaban en ese momento. Las horas pasaron y pronto Shigaraki volvió a la habitación a revisar su estado.

El tratamiento del doctor Garaki había dado sus frutos y ahora no quedaba rastro de sus heridas anteriores. Por lo que ambos fueron invitados a cenar en compañía de los demás, la idea te tomo por sorpresa de nuevo pues creías que esa petición había quedado olvidada. Dabi te tomo de la mano para darte las fuerzas y el ánimo que necesitabas. Caminaron de nuevo por aquel pasillo donde hace solo unas horas se había desatado el caos, Shigaraki los escoltaba a un par de pasos, ignorabas que su motivo de hacerlo era por qué quería ver si volvía a suceder lo mismo.

Sin embargo, todo transcurrió con completa calma. El tiempo a solas con Dabi había hecho maravillas con tu estado de ánimo, te sentías confiada, te sentías capaz, te sentías amada.

Pronto se reunieron con los demás, quien los esperaban ansioso comiendo sushi. Shigaraki les había advertido que no te molestaran y que él que se atreviera a hacerlo caería en las manos de Dabi, por lo que él ambiente fue más tranquilo de lo esperado. Te sentaste en una esquina del sofá, en la parte más alejada de los demás. Dabi se colocó a tu lado y te paso un plato de comida. Te sorprendió que parecía que nadie en la habitación le había prestado atención a tu presencia, todos seguían en lo suyo, jugando y conversando. Por un momento esa normalidad te regreso a tu tiempo en los dormitorios y una punzada de dolor te atravesó el pecho al recordar a Kirishima y a tu tío.

Y como si el universo quisiera hacerte recordar más, en la televisión apareció una noticia hablando de como algunos estudiantes de la UA habían ayudado a capturar a un villano. De pronto la cámara se enfoco en un rostro demasiado familiar que provocó que tú corazón se acelerará. Bakugou sonreía en aquella toma mientras derriba al enemigo.

En ese instante te golpearon los recuerdos de su último encuentro, había tantas cosas que aclarar.

—Quiero verlo— murmuraste sin pensarlo. Shigaraki se sorprendió ante la reacción que mostró Dabi, no era la misma que había visto en su estudio antes, el pelinegro tenía una expresión tranquila y relajada cuando te respondió.

—Hagamos que lo veas—


Estaba leyendo comentarios suyos de los capítulos anteriores y me divertí mucho jajaja, gracias a quienes se toman el tiempo de dejarme unas palabras.

Recordando que tenemos Instagram y pronto estaré regalando un fanfic por allá.

Gracias por leerme ❤️

Nos vemos pronto ✌️


Tu luz más brillante [Bakugou y Tu] [Dabi y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora