Al llegar a la empresa, Armando paró en el escritorio de Aura María para que anotara el número nuevo de Betty, quien asintió apenada cuando las muchachas hicieron alarde de que ya tenía celular. Como de costumbre, Armando la acompañó a su oficina, bromeó un rato con ella sobre el hecho de que ahora las muchachas no esperarían para conocer un chisme sino que la llamarían en directo para que se los contara y luego salió a su oficina.
Al entrar, Sandra le informo que los problemas de las franquicias de Argentina y Puerto Rico continuaban y que necesitaba devolver las llamadas entregándole las carpetas que le había pedido antes de almuerzo. Habló con los encargados en Argentina y les informo que los retrasos se debían a simple logística y aduana pero que todo iba en marcha. Con la franquicia de Puerto Rico era un poco más complicado porque se debía a los retrasos con el depósito en Miami, necesitaba el reporte de Marcela en cuanto estuviera instalada y a cargo de los procesos allá, por lo que solo pudo pedirles un poco de paciencia para poder darles una respuesta del tiempo en que las prendas comenzarían a despacharse hacia la isla. En esas conversaciones se le fue bastante rato, se sentía preocupado. Decidió también llamar a Alejandra Zingg para ver cómo iban los procesos en Caracas.
- Alejandra! Como estas, querida? Armando Mendoza que te está llamado…
- Armando!! Que bueno saber de ti! Te llamé con el pensamiento! – Le contestó Alejandra desde el otro lado de la línea.
- ¿Ah, sí? Pues que bien le funcionan esas llamadas telepáticas a usted! Cuénteme cómo le ha ido. ¿por qué me estaba llamando con el pensamiento?
- Bueno… nada en particular… - le contestó dudosa, no quería confesarle que no se lo sacaba de sus pensamientos. – o bueno, si, fíjate que ya estamos a punto de abrir la tienda. Las piezas llegaron perfectas y sin problemas, sólo un poco de retraso con la aduana aquí, pero ya más o menos sabes como es el asunto de este lado de la frontera.
- Que bueno, de verdad, Alejandra, te estaba llamando precisamente para saber cómo iba todo.
- Si bueno, Betty siempre ha estado en contacto también… - A Armando le llamó la atención el nivel de responsabilidad y detalle en el trabajo de Betty, lo hacía sentir orgulloso. – Me enteré de que ella misma llamó a la aduana para solucionar unos papeleos que aquí no quería dejar pasar y finalmente con su ayuda pues los liberaron…
- Que bueno! Que bueno! Me alegra muchísimo. Pero me hubieses llamado, tu sabes que yo estoy muy atento…
- Ay no quería molestarte, Armando. – lo interrumpió Alejandra. – Yo sé que tu siempre estás muy ocupado…
Betty en su oficina se había enterado de los problemas con la franquicia de Puerto Rico, sabia que todo se debía al depósito de Miami y decidió ir a conversarlo con Armando, pero cuando llegó a la puerta de su oficina, lo escuchó hablando, como antes lo había hecho en otras ocasiones, y se quedó parada escuchando.
- Noooo, ni más faltaba! Recuerda que cuando estuviste aquí yo traté de darte el trato más especial posible, el que merece una mujer como tú, que además fue espléndida conmigo en Caracas! Ocupado para ti, jamás!
- De verdad, gracias, ciertamente la pasé genial. Me alegra mucho haber hecho esta amistad contigo…
- Si, si… divino! – le contestó Armando con cariño y sin malicia.
Pero Betty tras la puerta malinterpretó esas pocas palabras y se devolvió a su oficina con celos crecientes en su pecho. Supo de inmediato que estaba en conversación con Caracas. Pensó que Armando si tuvo algo con Alejandra aunque antes las muchachas del cuartel habían dicho entre chismes que no… “pero los chismes pueden ser cierto o no…” pensó. Alejandra era tan hermosa, el tipo de mujer con la que salía Armando, y recordarlos tan cercanos la hacía revolverle el estómago, si seguían en contacto tal vez podían volver a verse y recordar esos “tratos especiales", se atormentaba con enojo. Daba vueltas en la oficina tratando de calmarse pero cuando trataba de decirse a sí misma que no había escuchado suficiente y que tal vez había malinterpretado, que Armando le había demostrado su amor y su cambio, venía a su mente los recuerdos de cómo él posaba su mano en la cintura de ella o cómo la miraba y volvía a ponerse ansiosa. Decidió entonces tomar respiro, salir de la oficina y bajar a Producción. Mientras Armando continuaba en llamada con Alejandra.
- Mira! Pero mejor cuéntame como te ha ido con Betty… - Le pregunto Alejandra.
- Bueno, pues fíjate que mejor de lo que yo esperaba…
- Eeesssoooo! Qué chevere!...
- Si, si – le contesto Armando sonriendo. – Fíjate que justo cuando me iba a dar por vencido, pues ocurrió un milagrito en mi vida, y las cosas cambiaron. Pero, óyeme! Ha sido un cambio radical. – le dijo con una alegría en la voz que sintió Alejandra.
- Pero que bueno, Armando! No sabes cuánto me alegro de que seas tan feliz. De verdad que cuando te conocí te sentía tan triste, a pesar de todo ese trato tan caballero tuyo uno podía darse cuenta de que algo te faltaba, hasta que bueno, me contestaste que era Betty… que ya yo me lo suponía por la forma como hablabas de ella… de verdad me alegro de ese cambio. Y dime, ¿ya formalizaron relación?
- Pues lo más importante, que es con ella, si… pero me tocó hasta hablar con sus padres, son chapaditos a la antigua, pero muy buenas personas… - dijo con cariño en la voz.
- Ayyyy Armando que alegría! Me encantaría poder volver a ir y verlos juntos para celebrar esa gran noticia, de verdad!
- Gracias Alejandrita, muchas gracias por tu cariño. Por mi encantado que nos visites. O tal vez a mi me toque viajar a darle una vuelta a las franquicias ya cuando estén todas niveladas, a ver si me llevo a Betty conmigo para que las visite, y nos tendrás por allá, fastidiándote! – Alejandra se río desde el otro lado del teléfono.
- Para nada! Para nada. Yo contentísima de tenerlos por aquí. Pero bueno, no te quito más tiempo, pronto te llamo yo a ti y continuamos hablado, te parece?
- Claro que sí, Alejandra, un gusto de verdad escucharte. Que bueno que todo este yendo bien por allá. Que estés bien!
- Bye Armando!
Armando colgó. “Que bonita amistad…” pensó. En otro momento de su vida, eso no hubiese sido así, sino un affaire. Pero que bueno poder disfrutar de la compañía amena y amistosa de una mujer como Alejandra, pensó. Eso también se lo debía indirectamente a Betty, tomarse la vida con más calma, con mayor seriedad y sinceridad, desde que Betty entró a su vida, no tuvo ojos ni ganas para ninguna otra, “y que recompensa tan grande”, después de la espera y la sequía sexual impuesta por él mismo y los caprichos de su amor, ahora tenía a Betty para él, disfrutaba de tenerla en sus brazos, de su piel, de ese aroma que ansiaba… se dio cuenta de que había pasado mucho rato sin besarla y sus ansias pedían ese contacto… no sólo eso, pensarla solo un poco, en su piel, en las travesuras de su apartamento, lo encendían rápidamente. Quiso entonces sorprenderla, salió por la sala de juntas para entrar a Presidencia, pero cuando abrió la puerta, otra vez no la encontró. Decidió entonces esperarla, se recostó del escritorio y se puso a pensar cómo hubiesen sido las cosas en esa oficina de Betty con la confianza y la complicidad que hoy se tienen, él aceptando que la amaba, y ella sin haber leído esa carta… “la hubiese encerrado en esa oficina para tenerla para mi, y nos hubiésemos hecho los locos si alguien entraba acá, como si nadie estuviese… nos hubiésemos reído como locos… sí que perdí el tiempo!...”. Betty entró sacándolo de su ensoñación. Lo encontró parado recostado del escritorio, con las piernas cruzadas una sobre la otra y los brazos cruzados sobre el pecho, con una sonrisa de medio lado. Le dijo “Armando…” a modo de saludo pero no se inmutó y entró pasando a su lado para sentarse en la oficina. Armando pensó que se detendría para poder besarla pero se quedó extrañado al verla sólo sentarse.
- Cómo esta mi presidente esta tarde?- le pregunto con tono cariñoso mientras la veía sentarse.
- Trabajando… sabía ya del problema con la franquicia de Puerto Rico?
- “No es posible de que este tan seca conmigo por esto…” – pensó Armando y le respondió. – Si, ya estoy al tanto, precisamente hoy en la tarde me dediqué a hacer las llamadas correspondientes. – Tomo asiento frente a Betty y continuó. - En Argentina también tienen retrasos, pero son por cuestiones burocráticas que ya estuve resolviendo. Puerto Rico es más complicado porque depende de los despachos desde el depósito en Miami y no puedo dar una respuesta inmediata hasta que Marcela nos envíe reporte…
- Ahhh, muy bien. – dijo Betty sin verlo a los ojos revisando unas carpetas.
- Betty, está molesta? Le preocupa lo de los retrasos con las franquicias? Porque si es por eso, yo estoy sobre ese asunto ya…
- No, no, para nada, no estoy molesta… y como van las demás franquicias? – Armando espero unos segundos, tratando de analizarla.
- Bien… bien, las demás no tienen problemas… - seguía extrañado.
- Que bien. Caracas? Ya se resolvió todo?
“Bingo!”, Armando comprendió, ya tenía experiencia con los celos, los de Marcela, los de él mismo con Betty, y verla a ella disimulando los suyos fue primero como una ofensa, que pasó rápidamente a la ternura. La confrontó de inmediato con cariño.
- Betty… de casualidad usted escuchó que yo estaba hablando con Alejandra Zingg en Caracas?
- No, no! No escuche nada… - le negó sorprendida de que se notara…
- “Eres un libro abierto, Betty" pensó Armando antes de contestarle. – Bueno, yo creo que sí, es mucha casualidad que usted me pregunte justamente por Caracas, cierto?
- No, Caracas también tuvo problemas, tuve que hablar yo misma con aduana…
- Si… me entere por Alejandra… Betty, no me lo niegue, ya en otras ocasiones ha escuchado cosas que no son precisamente como usted las piensa… dígame que escucho que la puso así?
Betty se quedó callada, viendo del escritorio a él, sin saber si confesarlo. Él tenia razón, ella había escuchado conversaciones antes con Mario Calderón, y sólo escuchar una parte habían hecho que ella sacara sus propias conclusiones. Apenada, se arregló las gafas y le dijo sin verlo a la cara.
- Si, si escuche. Iba a contarle lo de la franquicia de Puerto Rico y me detuve en la puerta al escucharlo ocupado hablando. Me di cuenta que hablaba con Alejandra Zingg y le decía de lo bien que la habían pasado aquí y en Caracas.
- Betty… y eso la puso en ese estado?
- Es que Alejandra es una mujer tan hermosa… y ustedes se veían tan cercanos… - Armando sonrío.
- Si, Alejandra es una mujer muy hermosa, y nos hicimos muy cercanos, pero amigos cercanos, Betty. Ella logró darme consuelo en un momento de mi vida en el que yo me encontraba huyendo de mi mismo. Pero consuelo de compañía, de amistad, de consejo. Ella escuchó mis quejas y mi preocupación tratando de tomar la decisión de terminar definitivamente mi relación con Marcela, y fue ella quien me escuchó hablar de usted con orgullo y admiración y se dio cuenta sola de lo que yo sentía por usted. Alejandra tiene mi cariño porque ha sido una gran amiga… - Betty lo veía con cara triste, aún con celos de la forma tan bonita que él hablaba de ella. Armando continuó. – y si, no le niego que el Armando Mendoza de otro momento hubiese hecho lo imposible por ir más allá con una mujer como ella, con o sin Marcela de por medio. ¿Pero sabe que me sorprendió? Que no lo hice… ¿y sabe por qué no lo hice? – Se quedó viéndola sin obtener respuesta. – por usted Betty – Betty torció la boca sin verlo a los ojos. – Si Betty, porque aunque usted no quisiera ni tenerme cerca, había algo dentro de mi que la respetaba profundamente, que respetaba lo que yo sentía por usted y no me permitía tener ojos ni deseos de estar con nadie más que con usted. Y así fue desde el primer día que estuvimos juntos, Betty.
A Betty empezaron a asomársele las lágrimas en los ojos, Armando le decía esas palabras tan bonitas, tan dulces, era tan sincero, lo veía en sus ojos, pero aún se sentía un poco insegura, aunque reconoció que era insegura de si misma, aún con el cambio que había dado, no sentía que pudiese compararse jamás con la belleza de Alejandra Zingg. Armando la vio y se le arrugó el corazón, se levantó de inmediato para rodear el escritorio y se arrodilló frente a ella, le quitó las gafas y secó sus lágrimas diciéndole.
- Betty, por favor no se ponga así. Todo lo que le estoy diciendo es verdad, créame. – Besos sus mejillas. – Que la atormenta? – le dijo tomando el rostro de ella con ambas manos.
- Si le creo… pero creo que soy yo. Tengo como un cúmulo de emociones, yo sentía que esa era la mujer que usted había elegido y ella se veía acorde a lo que usted busca en una mujer, a lo que su familia estaría feliz de que usted se consiguiera.
- Betty, Betty… no… lo que yo busco en una mujer es usted…
- En el fondo me dolía perderlo. Alejandra es muy hermosa y agradable. – y las lágrimas brotaron. – Escucharlo hablarle me recordó eso y me dio celos y miedo. – Armando volvió a besar sus mejillas por donde corrían sus lagrimas aún con sus manos a los lados del rostro de Betty.
- Mi amor… usted jamás me ha perdido ni me va a perder. Alejandra puede ser una mujer muy bella, pero para mí la más hermosa es usted… y quizá hayan mujeres hermosas por doquier, pero con quien yo quiero estar, con quien yo quiero pasar mi vida es con usted. –
Betty se sorprendió de la última frase. Armando volvió a secar sus lágrimas, se levantó y la levantó a ella enseguida para darle un abrazo, acariciando su cabello y su espalda. La besó en la mandíbula, en el cuello y ahí se quedó, recostando su rostro sobre su hombro, la sintió pequeña y esbelta, cómo es que ella no podía ver lo hermosa que era?, se preguntaba. Betty en ese abrazo sintió calma, suspiro, se sintió tonta por dejarse llevar por los celos, pero se relajó finalmente.______________________________________
Picaronas!! Hoy me siento inspirada! Y no porque haya escrito este capitulo en este momento, ya saben que tengo esta historia bastante adelantada, pero hoy recibí una ayuda en un bloqueo que tenía y el capitulo que estaba escribiendo quedo fue de UTUTUUUYYYY!! BOMBI REBOMBI!!
Y quisiera celebrar con ustedes publicando uno mas.
Este en particular me gustó mucho escribirlo, Armani es tan dulce aquí con ella...
Que lo disfruten picaronas!!
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Finalmente Juntos
FanfictionArmando finalmente puede demostrarle a Betty su amor, esta dispuesto a arrancar de su mente todo el dolor que la hizo vivir. Ya sabía que la amaba, pero no sabía todo lo que podía hacer y sentir por amor. Betty se deja guiar y se da cuenta de cómo s...