Llegaron unos minutos antes de las 9, como convinieron con sus padres. Armando apagó el carro y se giró sin decir palabra hacia Betty, le tomó el rostro con ambas manos y la besó, un beso suave, sin urgencia, pero profundo y largo, sintiendo sólo sus labios, empapándose de su aliento, sintiendo cómo las manos de ella se deslizaban por debajo de sus brazos y le acariciaban la espalda atándose a él.
- Que lástima que el tiempo es implacable y tiende a correr más rápido cuando lo queremos más lento… - le dijo Armando al separar sus labios, muy cerca de su rostro viendo como sus ojos brillaban. Betty sonrió sin alegría.
- Todo sea por cumplir y portarse bien. – quiso bromear ella sin éxito.
- ¿Qué va a hacer mañana? – quiso saber Armando.
- No lo sé, ayudar a mi mamá… pensarlo a usted… - Armando sonrió de lado.
- Tenga por seguro que eso es lo que yo haré todo el día… pensarla. – le dio un suave beso en los labios. – La llamo mañana a ver cómo está, si? – y Betty asintió. Armando se quedó viéndola a los ojos y le dijo. – Beatriz… yo la amo… pero tenga por seguro que ni esas palabras pueden explicarle lo que me hace sentir.
- Yo también lo amo, Armando… - y esta vez fue ella quien se acercó a él tocando su mejilla y lo besó.
Armando sonrió, no podía dejar de sentir ese peso delicioso en su estómago. Se bajaron del auto y Armando la acompañó hasta la puerta, la besó nuevamente antes de que abriera la puerta y se despidió, ella sólo quedó bajo su puerta viendo como él se volvía a montar en el auto y le hacía señas para que entrara, se despidió con la mano y entró cerrando la puerta a su paso y escuchando el carro arrancar. Saludó a sus padres sin mucha alegría y quiso subir de inmediato a su habitación, Don Hermes no hizo mucho alarde de su buen comportamiento al llegar a casa a la hora convenida, no quería que supiera que estaba satisfecho y se le fuera de las manos... pero su mamá la alcanzó en su habitación.
- ¿Qué fue, mija? ¿Por qué llega así de triste? ¿Pasó algo con el Doctor Mendoza?
- No mamá, sino que la pasamos tan bien hoy… fue tan agradable, hablamos tanto, que bueno… creo que ambos nos quedamos con ganas de pasar más tiempo…
- Pero mija, ¿no le parece que se esta enamorando como que mucho…? Tampoco se enamore así sola…
- No mamá, creo que peor estaba Don Armando… creo que incluso estaba más afectado él… es que tendría que verlo mamá, las cosas que me dice, todo lo que hace. Hoy fue tan perfecto, ¡tan divino!
- ¿Y a donde fueron, mija?
- Primero caminamos por el Parque Botánico, luego fuimos por helado y ahí conversamos un montón, y después me llevo a cenar a un restaurante lujosísimo que estaba en el tope de un edificio por allá por la 100, el alto aquel… vimos el crepúsculo desde ahí… ¡mamá, fue bellísimo! Y además todo el lujo del sitio, y hablamos y hablamos… y las cosas que me decía…
- Ahí mija, eso sí está fuerte… - ambas quedaron en silencio.
Doña Julia se retiró pensando que Betty pronto se les iría de casa…
Armando nuevamente en su apartamento, se sirvió un whisky al llegar y se lo bebió rápido como tenía tiempo no lo hacía. Volvió a servir otro y se fue a su cuarto, no dejaba de pensar en Betty. Pensaba en las cosas que quería cambiar de su vida, por cómo fue tratada, burlada, ignorada. Queriendo tenerla a su lado para hacerla feliz. Entró al baño para darse una ducha caliente y tratar de relajarse, se sentía excitado, pero no de deseo, “tal vez en parte" pensó analizando su estado, pero era su mente la que no dejaba de dar vueltas alrededor de Betty y lo que ella le representaba. Aún era temprano, ¿Cómo iba a hacer parar tratar de dormir y no pensar? Tomó el celular y le envió un mensaje a Betty.
“La extraño…” Send…
Enseguida sonó la notificación de vuelta.
“Yo también lo extraño. Lo amo.”
Se obligó a ir a la cama, sólo para pasar horas dando vueltas y viendo el techo. Pasada la medianoche se sentó en su cama nuevamente, ya le había dado demasiadas vueltas al asunto, no le importaba que fuese pronto, verse como un loco… pero debía esperar hasta el día siguiente para empezar, y aún así, no podía dormir. Si ya estaba en plan de loco, ¿qué más daba seguir a su locura? Se levantó entonces, volvió a vestirse sólo con un jean y una franela blanca y salió de su apartamento.
Betty veía en su sueño a Armando, le sonreía abrazándola, estaban en un lugar donde se escuchaba el ruido del mar, pero no lo veía por la oscuridad de la noche, solo se veían las luces de un sitio techado cerca de ellos, pero no pudo ver más, una vibración a su lado la despertó. Abrió los ojos aturdida, había dejado la luz de su mesita de noche encendida, entonces escuchó un golpe en el vidrio de su ventana, se levantó y se colocó las gafas, corrió las cortinas, ¿estaba aún dormida? Volvió a sentir un sonido de vibración sobre su cama, se dio cuenta de que era su celular, lo abrió y vio dos mensajes.
“Betty, está despierta?”
Armando… Miró el reloj, eran la 12:48am. Leyó el segundo mensaje.
“Aquí estoy.”
¿Aquí estaba? ¿En dónde? Volvió a abrir las cortinas y fijándose en la vereda, vio el auto de Armando estacionado un poco más atrás de su casa, vio hacia los lados pero no lo veía, hasta que vio un movimiento en el jardín. Era Armando que movía su mano para que lo viera, no estaba dormida, se sorprendió de verlo a esa hora ahí, tomó el celular y le escribió.
“Esta loco. Deme un momento.”
Betty corrió a colocarse ropa más presentable, se pasó la mano por el cabello y bajo haciendo el menor ruido posible para abrir la puerta y verlo ahí, con una sonrisa desfachatadamente hermosa y sus manos por detrás de su cuerpo como un niño bueno. Sorprendida pero a la vez con mariposas en el estómago lo abrazó sintiendo como él también la apretaba a su cuerpo y le dijo.
- Esta loco! Qué hace aquí a esta hora? ¡Si me ven aquí afuera a esta hora me matan!
- Entonces entremos rápido… - le contestó empujándola con su cuerpo dentro de la casa. – Discúlpeme por despertarla… pero es que tenía que traerle algo. – sin dejar de abrazarla, subió su mano izquierda y puso frente al rostro de Betty una rosa roja.
- Armando… - Betty tomó la rosa en su mano y aprecio su aroma.
- Disculpe, fue lo único que pude conseguir a esta hora, espero sirva como una referencia romántica… - le dijo con una sonrisa que derritió a Betty.
- Si… ya usted enloqueció…
- No, aún me falta un poco más… ¡lo que si le digo es que mi apartamento no me soporta! – Betty lo miró extrañada. – Si, está noche el sonido del silencio me aturdió, y el apartamento me echó… ¡si, me echó! He quedado en situación de calle Betty… - ella se río bajito tapándose la boca. – ¿Será que usted puede darme refugio sólo por esta noche mientras yo logro reconciliarme luego con mi apartamento?
Betty abrió los ojos enormes, no se esperaba esa petición de Armando jamás, se puso nerviosa de inmediato. ¿Cómo haría con sus padres? ¿Cómo lo llevaría a su habitación pequeña y fea? ¿Se quedaría la noche entera? ¿Cómo haría para sacarlo en la mañana? Armando leyó el nerviosismo de Betty en sus ojos y le sonrió un poco decepcionado.
- Perdone Betty… nuevamente me he excedido, ¿cierto? Entiendo si esto no le parece… - pero Betty lo interrumpió.
- Shhhh… déjeme resolver unas cosas. Quédese aquí… - Y subió corriendo las escaleras ante la mirada de Armando que iba dibujando lentamente una sonrisa en sus labios mientras veía a Betty subir a prisa con sus cabellos saltando.
Lo primero que hizo fue entreabir la puerta de la habitación de sus padres para asegurarse de que estuvieran bien dormidos, así era. Luego fue a su habitación, dejó la rosa sobre la mesita de noche y recogió la mitad de las muñecas y peluches a prisa y las lanzó bajo la cama, ordenó un poco, se vio al espejo y tenía cara de asustada, pero sonreía. Entonces volvió a bajar. Cuando Armando la vio abrió los brazos para volver a recibirla y ella se acomodó en su pecho.
- Esto es una locura… - pensó en voz alta y sintió que el pecho de Armando se movía por su risa.
Se separó de Armando y le pasó llave a la puerta, dejándolas en la mesa del comedor, Armando no le quitaba la vista de encima, esos movimientos le podrían servir mañana… Betty lo tomó de la mano y subieron a su habitación, cerró la puerta con llave a su paso y se quedó recargada a la puerta viendo a Armando, en mitad de su habitación devolviéndole la mirada con brillo en los ojos y una sonrisa torcida. Él no desencajaba en su habitación, era la habitación completa la que desencajaba con él, siempre tan guapo e impecable. Volvió a caminar hacia él para acomodarse en su pecho.
- Betty, perdone en verdad, no podía dormir, sólo daba vueltas y no logré conciliar el sueño. Sentía que me faltaba el aire, hasta que descubrí que lo que me faltaba era usted, y decidí hacer esta locura…
- Esta bien. Yo también lo empecé a extrañar apenas escuché el auto irse. No le niego que sí concilie el sueño, pero en el sueño estaba usted también.
- ¿Y será que podemos intentar de que yo también duerma un poco a su lado? – le dijo sin dejar de abrazarla.
Betty sintió vergüenza de su pequeña cama, de su cuarto de niña, su computadora vieja, pero Armando se separó, caminó hasta su cama tomándole la mano y se sentó.
- Ay Armando… perdona mi cama pequeña, mi habitación anticuada, mi computadora vieja, las paredes… - Pero Armando sólo la veía a ella.
- Betty, deje de preocuparse por tonterías. – le dijo sinceramente, apreciando el aroma impregnado en toda la habitación, olía a ella… la haló hacia él y la sentó a su lado, entonces la besó, con esos labios necesitados que desarmaban a Betty y la sacaban de este mundo, acarició su espalda y la recostó en su cama, abrió la manta y se recostó a su lado.
- Es muy pequeña. - dijo Betty.
- Es perfecta para sentirla muy cerca de mi. – y la besó en la frente.
Armando no tenía las mínimas intenciones sexuales. Solo estaba buscando la paz que ella le daba. Se quitó sus gafas y las de Betty para dejarlas en la mesita de noche, apagó la luz y entonces la abrazó enterrando su rostro en su cuello y sus cabellos, respirando profundo ese aroma que significaba deseo y hogar. Betty apoyando su rostro sobre su cabeza, también disfrutaba de su olor, su cabello olía a recién bañado y también sentía el olor de su perfume en su cercanía, cerró los ojos y sintió su cuerpo relajarse. Armando acariciaba su cuerpo apretándola contra él, acariciaba su cuello, sus hombros, pero también sus senos, sus piernas, sus glúteos, y aun así, solo sentía que la relajación finalmente llegaba a su cuerpo en la forma sencilla y completamente de amor. Así ambos cayeron dormidos juntos.________________________________________
Hola mis picaronas.
De nuevo por aquí para actualizarlas.¿No es divino?
A mi escribir este capítulo me dejo sin palabras, todo fluía y cuando culminé, hasta yo me sentí relajada.
Si, es corto... pero disfrútenlo!!
Besitos en la nariz!!
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Finalmente Juntos
FanfictionArmando finalmente puede demostrarle a Betty su amor, esta dispuesto a arrancar de su mente todo el dolor que la hizo vivir. Ya sabía que la amaba, pero no sabía todo lo que podía hacer y sentir por amor. Betty se deja guiar y se da cuenta de cómo s...