Llegada la hora del almuerzo, salió finalmente Armando de su oficina, se había mantenido ocupado evitando toparse con Marcela fastidiado de la situación, pero a la vez pensando en su Betty, planeando y planeando… al salir le preguntó a Patricia por Marcela.
- Acaba de salir, Armando…
- ¿Y dijo si regresaba?
- No Armando, dijo que iba a almorzar y luego a unas reuniones pendientes, así que se despidió hasta mañana…
Al oír eso, Armando se volteó dejando a Patricia viéndolo sin contestación alguna, y camino rápidamente directo a Presidencia sin ver a ninguna de las del cuartel cerca. Tocó la puerta al tiempo que la abría. Betty estaba en una llamada, pero al verlo sonrió y le pidió un momento para terminarla. Armando se acomodó en una silla frente al escritorio, sonriente mientras ella hablaba sobre insumos. Apenas colgó le preguntó.
- ¿Qué tal su mañana, mi presidenta?
- No muy difícil, mi Doctor. – le contestó emulando el título. - Llamadas pendientes con proveedores y calcular costos. Más bien hubiese querido estar más ocupada para pensar menos en Doña Marcela…
- Betty, tranquila. Por un lado ya yo hablé con ella…
- ¿Qué le dijo, Doctor?
Se detuvo con cara de sorpresa y apenada porque se dio cuenta de que lo había llamado “Doctor", pero Armando sólo le sonrió inclinando el cuerpo hacia el escritorio y poniendo los brazos cruzados sobre este. Y ahí estaba, otra vez esas expresiones que le daban a entender que era un hombre diferente, comprensivo y paciente como no se imaginó, no debía olvidar tratar en lo posible de complacerlo también. Armando suspiró y se puso un poco más serio.
- Pues, nada… Marcela y yo siempre tenemos conversaciones que se vuelven difíciles de pronto. No se sienta mal por eso. Lo que si, es que ya esta al tanto de nosotros y le he dejado en claro que debe tomarlo lo mejor posible. En todo caso, ella y yo rompimos hace semanas, y no tenemos una relación como tal hace mucho más tiempo atrás…
- Armando pero ella aún lo ama, usted lo sabe, y nada de esto es fácil para ella…
- Si Beatriz, pero no por eso vamos a comportarnos como piedras frente a ella o tenemos que soportar o sentir culpa con sus malas caras. Mire, sepa que por muy difícil que sea para ella, ya yo hablé y ella tendrá que aceptarlo, incluso por su propio bien… Yo además no vine a hablar de Marcela. – Cambió su expresión por una un tanto pícara. – Yo vine a saber qué tal estaría su tarde de ocupada…
- Eehh… - la pregunta la tomó por sorpresa. – creo que más desocupada que la mañana…
- ¡Perfecto! – sonrió ampliamente Armando. - ¿Qué le parece si nos escapamos?
- ¿Escaparnos? – Dijo con los ojos enormes. - ¿A dónde?
En ese momento todas las del cuartel abrieron de golpe la puerta de la oficina haciendo alboroto, pero al ver a Armando dentro, se quedaron calladas y paralizadas en la puerta.
- Ay Betty, disculpe, no sabíamos que estaba acompañada… - dijo Sofía.
- ¡Y bien acompañada, mija! – completó Aura María riéndose dándole un empujón a Sofía en el hombro. Armando se giró en la silla a verlas curioso.
- Ay Betty… Betty, disculpe, pero es que como nos dijo a todas que almorzaríamos juntas, pues ya todas estamos listas para bajar a almorzar. – Le aclaró Mariana.
Armando se giró nuevamente hacia Betty, se miraron a los ojos, y sólo con la mirada de Armando, Betty les contestó:
- Ay muchachas, déjenme resolver un asunto aquí y ahora les digo…
Armando se giró nuevamente a ver a las del cuartel con una mirada seria, apreciando que las intimidó, por lo que aceptaron disculpándose y cerraron nuevamente la puerta.
- ¡Se me había olvidado! ¿Y ahora qué les digo?
A Armando le pareció divina la situación, tanto por las del cuartel, como por Betty que con esa expresión ya le había dicho que había aceptado escaparse con él esta tarde, y sonriendo le dijo.
- Imagino están ávidas de chisme… - Se río. – creo que va tener que dejar plantada a sus amigas, Beatriz… - le dijo dramáticamente. – Les puede decir que vamos a ir juntos a un almuerzo de negocios… no les explique con quién, eso si, no vayan a ponerse a averiguar, sea esquiva, y nos vamos de inmediato. – Culminó levantándose del asiento esperando por Betty.
Ella dudó apenas un segundo y se levantó también tomando su cartera. Ambos salieron y se encontraron con las del cuartel en el escritorio de Sofía.
- Muchachas, lamento decirles que tenemos un compromiso ineludible, me surgió en la mañana un almuerzo de negocios y tenemos que retirarnos ahora…
- Betty, ¿y con quien? – le preguntó curiosa Aura María, siempre imprudente, pues ella manejaba las llamadas y su agenda y le extraño no saber quien la hubiese llamado para ese almuerzo.
- No sé por cuanto tiempo se extienda, así que no sé si volvemos en la tarde… - continuó Betty haciendo como que no oyó la pregunta de Sandra.
- En todo caso si se presenta alguna emergencia, pueden llamarme a mi celular que yo estaré con la Doctora en la reunión. Si no, tomen notas de lo que acontezca y mañana resolvemos. – Dijo Armando dando por terminada la explicación y dio un empujoncito a Betty al final de la espalda para que caminara delante de él.
Betty se despidió con una mano de las muchachas y les dejó una sonrisa. Las del cuartel lo encontraron sospechoso, pero no pudieron preguntar ni averiguar más, así que se les acumulaba el chisme para otro día más.
Entraron como siempre al auto y salieron del estacionamiento de Ecomoda.
- Ahora si, Armando, ¿me puede contar a donde vamos? - Le preguntó con una sonrisa Betty.
- Bueno, pues no es algo del otro mundo, la verdad. Sólo quiero pasar tiempo a solas con usted, me vuelve loco estar en otra oficina y no verla por estar atendiendo llamadas. – puso cara de fastidio, pero sonrió. – Como se dio cuenta anoche, en mi apartamento ya sólo me queda agua en la nevera para mi consumo personal – bromeó, sacando de Betty su risa particular mientras él mismo también sonreía. – y pues se me ocurrió que podía acompañarme a comprar algunas cosas para no morir de hambre en mi propio apartamento y luego ir y cocinar algo juntos allá… como su papá me dijo que no podía invitarla a cenar, pues podríamos cocinar algo juntos en casa y comer temprano antes de ir a llevarla a su casa. ¿Le parece?
- ¡Me parece perfecto! – le contestó con una amplia sonrisa mientras pensaba “tan divino!”, sin dejar de sentir ese cosquilleo ansioso cuando Armando mencionó ir a su apartamento.
Armando volvió a halarla hacia su cuerpo para acurrucarla y con el mismo brazo que la rodeó le giró la cabeza para besarla. Siguió manejando, pero ese beso lo dejó con ganas de más. Pasó toda la mañana trabajando, pensando en Betty, recordando la noche anterior… era injusto tenerla ahora tan cerca y no comérsela a besos. Agradeció tener los vidrios polarizados, y se detuvo orillándose en la vereda bajo la sombra de un árbol frondoso.
ESTÁS LEYENDO
Finalmente Juntos
FanfictionArmando finalmente puede demostrarle a Betty su amor, esta dispuesto a arrancar de su mente todo el dolor que la hizo vivir. Ya sabía que la amaba, pero no sabía todo lo que podía hacer y sentir por amor. Betty se deja guiar y se da cuenta de cómo s...