51.- Presidente.

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Justo en ese momento, escucharon el teléfono sonar en la oficina afuera y sus mentes regresaron de golpe al lugar donde estaban, seguro era la llamada que estaban esperando. Entre risas, Armando la bajo para que quedara de pie y arreglo su falda antes de salir a prisa a la oficina, mientras Betty rodeaba el escritorio para tomar los sacos y salir de ahí. Mientras caminaba hacia la puerta escucho afuera a Armando.

- Presidencia, buenas tardes... ehh, si, Armando... Si... ¿cómo estás? ¿Y eso que estás llamando a Presidencia?

En ese momento Betty salió por la puerta y vio a Armando que se giró a verla con una sonrisa un poco extraña mientras escuchaba por el auricular.

-¿Ah, si? Qué buena noticia, no pensé que fuese tan rápido... - Otro silencio y Betty seguía viéndolo extrañada por su expresión mientras se acercaba a él. - ¿Te refieres a los dos?... Bueno, yo encantando, pero si quieres te la comunico para que le extiendas la invitación personalmente... ¡claro! Está aquí conmigo, te la comunico. - Armando tapó el auricular para dirigirse a Betty. - Alejandra Zingg. - le dijo con la misma sonrisa extraña extendiéndole el auricular.

Betty lo tomó con cierta duda. Pensó que era Muñoz que llamaba desde Puerto Rico, que fuese Alejandra la descolocaba un poco, no esperaba que ella la llamara en ese momento y mucho menos se le ocurría el porqué, la había ayudado a resolver problemas en aduana y esperaba que las cosas marcharan en orden. En verdad aquella mujer le había caído muy bien, era cordial, agradable y simpática, pero pensar tan sólo en su nombre hacía que una nostalgia triste moviera su corazón. Tomó el auricular y se sentó en el escritorio huyendo un poco de la mirada de Armando que rodeo el escritorio para sentarse frente a ella.

- Si, buenas tardes, Alejandra, ¿cómo ha estado?

- ¡Betty, qué bueno escucharla! Muy bien por aqui, ¿cómo has estado?

- ¡Muy bien también! - Le dijo con entuciasmo mientras Armando que sabía leer esa sonrisa, la supo sincera y se regocijó.

- Me contenta mucho... Betty, fíjate que te estaba llamando porque ya tenemos todo a punto para inaugurar este próximo sábado la tienda de la franquicia de Ecomoda aquí en Caracas, y nos encantaría contar con la presencia de ustedes en la inauguración, tanto tu cómo Presidente de Ecomoda, como Armando que es el Ejecutivo de Franquicias.

- Alejandra... -Dudó. - Muchas felicitaciones, nos contenta muchísimo que Caracas sea la primera tienda de Ecomoda en abrir en Latinoamérica... pero me toma por sorpresa, pensé que Armando era quien viajaría en ese caso... - En verdad, si le tocara separarse de Armando en este momento le arrugaría el corazón, pero era otro problema más que sumarle a la conversación con su padre sobre el viaje de la próxima semana, la cual tendría que adelantar más de lo que había pensado.

- Pues para nosotros aquí es muy importante que nos honres con tu visita, fuiste tú la que ideó toda esta línea de ropa para la mujer común tan espectacular, además de toda la línea de atención en las tiendas, me gustaría que fueses tú quien evaluara esos puntos en nuestra tienda. De verdad quisiera que vinieras, que ambos sean mis invitados especiales... ¿qué dices, Betty?

- Bueno... este... Alejandra...

Armando veía a Betty expectante, emocionado, sabía perfectamente lo que estaba proponiéndole Alejandra a Betty y él definitivamente quería ir a Caracas con ella. Gracias a Alejandra, conocía cosas de Caracas que definitivamente quería volver a visitar, pero con Betty, estando en esa tiera trató de olvidarse de ella, pero lo que había hecho era añorar más su presencia y ver todo lo que veía pero a su lado, por lo que ahora esa visita le hacía ilusión... sumar otra "primera vez" de Betty junto a él, y que fuese en la hermosa y convulsionada capital que Alejandra le había mostrado, sería una oportunidad de demostrarle muchas cosas a Betty. Betty por su parte le dio una mirada furtiva a Armando, viendo los hoyuelos marcados de una sonrisa contenida, sabía que ese segundo viaje que se estaba acumulando le traería una discusión cansona con Don Hermes, siempre pensando en que debía proteger a su niña, pero de pronto fue ese preciasmente el motivo. En ese momento sonó el celular de Armando y éste se levantó del asiento para retirarse un poco y no interrumpir la llamada de Betty.

Finalmente JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora