34.- Conversaciones.

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Finalmente, Armando regresó con ella y bajaron al auto, Tony estaba cerca y les dio los buenos días, Betty respondió cordial, pero Armando lo miró con los ojos entre cerrados y le dio los buenos días de forma seca, marcando la distancia. Abrió la puerta para Betty y luego entró arrancando el auto.


- Gracias…
- Perdón… - Ambos hablaron al mismo tiempo, él tomó su mano y le sonrió para que ella hablara.

- Perdón, Armando, no me di cuenta que… bueno… que te estaba presionando.

- No sea tontita, mi picarona. Aunque lo haya hecho a propósito, y sé que ni siquiera se dio cuenta… para mi es delicioso… sólo que tiene sus problemas, y es que no puedo darle rienda suelta a lo que quiero hacer – se rió.- Pero es divino. Más bien, le quería dar las gracias por esta noche, no sólo por todo lo que hizo o dijo, sino por el sólo hecho de salirse de su casa y pasar la noche conmigo. Se que se arriesgó y que no fue tan fácil como parece. Pero cada minuto valió la pena porque fue maravilloso. Dormir abrazándola fue… Ufff… no puedo describirlo… y pues todo lo demás lo dejamos para otra conversacion...  tal como le prometí,  si?... gracias mi amor.

Betty se sonrió, clavando la mirada en sus manos entrelazadas. Para ella toda la noche fue un triunfo, una experiencia con la que solo podía haber soñado, pero más aún porque era él el protagonista de sus sueños. Él la atrajo abrazándola y le dio un beso en la sien.

Finalmente llegaron al sitio convenido, afortunadamente llegaron antes que el gerente y esperaron conversando sobre el viaje que había hecho Armando a Argentina para conseguir aquella franquicia. No tardó mucho el gerente en llegar. Efectivamente éste quiso conversar con Betty sobre el crédito otorgado a Terramoda que ya estaba por ser cancelado en su totalidad, y siendo que Ecomoda estaba siendo presidida por ella, quería extender las posibilidades de crédito directamente a Ecomoda una vez la misma solucionara los problemas legales de embargo con Terramoda, eso sí... siempre que Betty se mantuviera en el cargo.

Betty se sonrojó por los halagos de su antiguo jefe, que no sólo alababa su gestión sino que le comentaba todo lo mucho que había cambiado, con piropos muy caballerosos sobre su aspecto y lo mucho que había crecido desde que trabajó con él cuando parecía aún una niña, ¡pero muy inteligente y capaz!, decía que desde ese entonces la veía con la capacidad de gerencia y se sentía orgulloso de que hubiese puesto a prueba con éxito sus capacidades.

En verdad este señor la apreciaba mucho, pensó Armando, él no la pudo ver en un principio tal cual era, sus prejuicios tontos y los prejuicios sociales hicieron que no la viera en todo su esplendor, ella lo fue conquistando sin el saberlo con esa gran capacidad profesional, con su entrega y complicidad, con su eficiencia e inteligencia, pero qué sorpresa poder haberla descubierto más allá de todo eso y ver su cambio. Fue un desayuno agradable, pero al final se despidieron para ir cada quien a sus labores. El gerente le hizo la advertencia a Armando de que no la dejara ir, pero él no supo si se refería al trabajo o si se dio cuenta de la cercanía que había entre Betty y él… y muy probablemente así fuera, porque habían pasado todo el desayuno viéndose furtivamente e inclinados el uno hacia el otro, ansiosos por tocarse.

Al llegar a Ecomoda, Armando pensó que tenía mucho por hacer esta semana, y no tanto por Ecomoda, debía ponerse en marcha con lo que ya había decidido. Saludaron a Mariana y Freddy, que siempre los miraba con cara pícara como si viniesen directo del hotel, aunque este día no estaba tan lejos de sus sospechas y Armando reprimió una sonrisa. Al subir al ascensor, Armando empujó a Betty hacia el costado y la besó juguetonamente, esta vez no habrían malas caras esperándolos al abrirse las puertas, de hecho se abrieron y el continuó besándola al salir del ascensor, saludaron a las del cuartel entre risas y estas se derritieron de amor al verlos tan acaramelados. La acompañó hasta Presidencia y la dejó sentada en su asiento con un beso dulce y un “nos vemos en un rato". Betty lo primero que hizo fue llamar a su casa.

- Hola mamá! Bendición! Que tal durmió?

- ¡Ay mija! ¡Dios me la bendiga! ¡Usted si que salió temprano! Yo me levanté tempranito para tratar de despedirla y ya no estaba.

- Ay si mamá, es que recordé que debía llevar unos documentos a la cita de negocios y tuve que pasar primero por la oficina antes de ir al desayuno… ¿y a que hora se levanto?

- Mija. Ya estaba levantada a las 6:30…

- Ay mamá, yo había salido como 5 minutos antes, capaz fui yo quien la despertó. – le dijo tratando de disimular algo de nervios. – ¿y mi papá como amaneció? – continuo para cambiar la conversación.

- Jummm…  con guayabo, ¿cómo más? ¡No se ha querido ni levantar de la cama!
- Bueno mama, dele mucha agua para hidratarlo… yo la llamaba para que supiera que llegue bien al trabajo…

- ¿Don Armando la buscó mija? - no se le escapaba nada a su mamá...

- Si, agarré un taxi para venir acá, busqué los papeles y me fui al café en el mismo taxi que me espero, luego Armando me busco en el café y nos vinimos a la oficina… ehhh…  bueno, mamá, la dejo, tengo una llamada esperando.

- Esta bien mija, nos vemos en la noche.

Finalmente JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora