13.- (+18🔥) La Silueta.

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La condujo hasta su habitación, Betty no pudo detallarla mucho porque continuaron sin detenerse, pasando por el vestier de Armando hasta el baño principal. Era un baño amplio, de mármol negro con piezas grises muy claras, un gran espejo que cubría toda la pared del lavamanos sobre un mesón igual de mármol negro, todo muy organizado, al voltear hacia la ducha se sorprendió de lo grande que era, con puertas de vidrio transparente, ahí dentro cabían 4 personas cómodamente, en una de las paredes internas había una especie de banco dentro de la propia ducha, y una regadera hermosa y de forma cuadrada estaba en el centro de ese espacio. Armando le explicó entonces.

-Vea Betty, aquí detrás de la puerta esta la bata de baño. Quítese por favor la ropa, se cambia, y me avisa en lo que este lista para llevar la ropa al lavadero. - le dijo un poco serio. Betty nuevamente lo notó.

Armando la dejó sola indicándole que estaría en el cuarto cruzando el vestier para tomar su ropa en lo que estuviera lista, mientras, él también se estaría cambiando.

Ella misma sentía frustración, por su torpeza y por el poco tacto de detener a Armando en plena pasión, ella también se había encendido con sus besos y quedó ansiosa de más, "¡tan tonta siempre pensando responsablemente!" se reprochaba. Se quitó entonces primero la falda, luego se quitó las gafas y la blusa dejándolas sobre el mesón, se volteó a ver la bata de baño para tomarla, pero luego volteó hacia la ducha y lo decidió. Quitó su brasier de encajes y su pantie a juego y también las dejó sobre el mesón. Se hizo un moño en el cabello con el mismo gancho que tenía y entró en la ducha, abrió el agua y dejó que corriera tibia por su cuerpo.

Armando en el cuarto, aún no se había quitado el pantalón cuando escuchó el agua correr, se extrañó y cruzó nuevamente el vestier, tocó la puerta sin escuchar respuesta, así que entreabrió un poco la puerta pidiendo permiso para asomarse a lo que tampoco obtuvo respuesta. Sólo de asomarse un poco sintió un ladrillo sobre su estómago, la silueta perfecta de Betty de espaldas dentro de su ducha con el agua cayendo desde su nuca hasta sus tobillos, una silueta perfecta de reloj de arena de ese lindo color dorado de su piel, con su cabello recogido y la nuca desnuda, y ella tan divina acariciando su propia piel. En ese momento Betty volteó su rostro para verlo, contuvo la sonrisa y le hizo señas con un dedo para que se acercara.

¡La gloria para Armando! Eso era la gloria. ¿Donde estaba esa mujer que veía tan sexy que no la vio antes? ¿Se lo habría propuesto? ¿Era natural? Sólo tardó medio segundo en reaccionar, terminó de entrar, quitándose lentamente el resto de su ropa sin dejar de ver a Betty que no dejaba de observarlo. En silencio recorrió con sus ojos sus curvas, detalló las líneas de agua que caían por su cuerpo, los mechones de cabello mojado que se desprendían de su moño, la línea de sus glúteos que daban paso a sus piernas. Apenas terminó, abrió la puerta de la ducha y se abalanzó como un león sobre ella, la abrazó por la cintura desde su espalda y fue directo a besar sus hombros mojados.

Betty se río, pues jamás había hecho un juego de seducción así y sinceramente se lo estaba disfrutando, Armando la hacía sentir sensual, amada, deseada y eso le dio la confianza para atreverse, esperaba funcionara y ver la mirada de Armando le hizo sentir satisfacción, ella sabía que le había interrumpido la inspiración hace un momento, quería compensarle de su torpeza, además de que era algo que ella misma deseaba.

Ella sonreía satisfecha de espaldas, mientras Armando besaba y mordisqueaba sus hombros, acariciando su cintura, subió entonces a su nuca metiendo sus dedos entre el cabello recogido, sintiendo con su pecho su espalda húmeda. Betty sintió un escalofríos que la hizo tensar su cuerpo y erguirse más, y ahí estaba, en sus glúteos sintió el miembro de Armando poderosamente erecto contra ellos que la hizo gemir, alimentando el morbo de él que lo impulsó a tomar sus senos desde atrás sin dejar de besar su cuello. Betty buscó con sus manos el cuerpo de él, sentirlo con sus manos, acariciarlo, y las llevó a las caderas de Armando, empujándolo más contra ella. Ahí ambos sintieron más esa sensación de calor del roce de su miembro y sus glúteos. Armando con ansias, rodeó el contorno de la silueta de Betty hasta llegar a sus caderas apretandola más contra el y su erección, y ella reprimió un gemido que igual fue audible para él y lo desesperó mas.

Finalmente JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora