48.- Reflexiones.

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Nuevamente en la soledad de esa oficina, Betty tenía demasiadas cosas en qué pensar.

¿Cómo es que ahora que la vida era tan feliz, se le estaba complicando con tantas preocupaciones que no sabía exactamente cómo manejar?

Se dispuso a organizar el almuerzo en la oficina antes de que lo olvidara, llamando a Aura Maria y solicitándole que se encargará de ese asunto antes de que las del cuartel se fueran a almorzar.

 
Tenía muchas cosas en su mente. Tendría que organizar sus ideas si quería darles solución a las cosas una por una, y tendría que empezar priorizando las cosas a resolver.

Definitivamente el asunto de las franquicias y el viaje podía esperar, necesitaba concentrarse en su compromiso en casa de los Mendoza porque eso sí lo tenía encima, al menos Inesita le había quitado la preocupación de cómo vestirse. Volvió a ver sus piernas y se dio cuenta que aquellas medias no combinaban con el atuendo que le habían preparado para esa noche… “No Por Dios, es que ni eso lo tengo en números azules!”, con algo de nerviosismo se levantó de su asiento para caminar, afortunadamente era un problema mínimo que podía solucionar pidiéndole a alguien el favor de comparar unas antes finalizar la tarde. Lo siguiente era el protocolo, ¿debería llevarles algún presente? Tomando como referencia a Armando, por más que lo pensaba, no se le ocurría qué llevarle a los Mendoza… pasó al lado del ramo y se quedó tocando los pétalos de una orquídea blanca de forma distraída, su aroma seguía inundando la oficina… hasta que le llegó la idea. Podría llevarles flores, no un ramo de este tamaño, la verdad es que Armando era un exagerado, tal vez para esa ocasión serviría un bouquet… pero no sabía que flores le gustaban a Doña Margarita… ¿y si le preguntaba a Armando? Seguro la haría desistir, y ella en verdad quería ser atenta a su llegada a esa casa. Tal vez si pasara por la floristería, viendo las flores en persona pudiera decidirse… si, eso haría. No quería seguir dandole vueltas a aquel asunto, sobre el protocolo o lo que pensaran los Mendoza, definitivamente no sabía que esperar de esa noche y tal vez lo mejor era dejar fluir las cosas y hacerle caso a su mamá, a Inesita y hasta a Armando. Lo que justamente la llevaba al tema preferido de su mente, y por supuesto de su corazón.

Armando.

Con Armando las cosas siempre habían sido complicadas, y aunque los problemas de su relación eran cosas que iban quedando en un pasado que ambos estaban enterrando, no quería decir que está nueva etapa más luminosa de su relación no tuviera preocupaciones también. No podía pasar por alto que mucho de esta nueva complicación tuviese cierta conexión con la conversación pendiente con su padre, porque se refería a su hogar y su crianza. Armando parecía estar viviendo sus propias complicaciones pero de manera algo más fluida, él sabía manejarse en una relación, haciendo cambios necesarios a medida que avanzaba. Sin embargo tenía que aceptar que las cosas que le preocupaban tenían su freno precisamente en su falta de experiencia, en sus pocas y malas vivencias amorosas, en la manera como siempre se vio a sí misma, en el escudo que construyó para protegerse, y por supuesto, en las restricciones impuestas y autoimpuestas de un hogar, si se quisiera, anticuado.

Era contradictorio pensar por ejemplo en esa conversación sobre sexualidad que tenía pendiente con Armando, ya que si bien por un lado estaba ansiosa de tenerla con él, le parecía emocionante y sabía que la podría ayudar mucho a aprender de él y de las cosas que ella podía hacer en la intimidad para retribuirle todo lo que él hacía por ella; también era una conversación que no tenía ni idea de cómo empezarla siquiera, se imaginaba que pasaría todo ese rato hablando con la cara roja, queriendo taparse la cara de vergüenza… aunque debía aceptar que hubo situaciones en los que ni ella misma se había reconocido… “Tal vez en ese momento sea otra cosa… Armando siempre tiene la habilidad de hacerme sentir más relajada y sacar de mi a una Betty que ni yo conocía”, esa era la Betty que ella quería poder sacar a voluntad, pero la voluntad no era nada sin iniciativa seguida de acción, así que decidió que las palabras claves para sacar a esa Betty eran esas: Iniciativa y Acción.

Finalmente JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora