41.- Decidido.

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Eran aún unos cuantos minutos antes de salir, pero Betty pensó que no haría daño salir un poquito antes con sus amigas, total ese día ellas habían sido de gran ayuda para su ánimo, ya se sentía ansiosa de tener esa noche de chicas… Aunque sabía que extrañaría a Armando.

Salió arreglada de su oficina, en el vestíbulo les pidió a las muchachas un momento para despedirse de Armando y entró a su oficina. Armando estaba revisando el informe que le había entregado Sandra sobre los puntos de venta, trabajo que antes correspondía analizar a Marcela, como él no estaba familiarizado con las especificaciones de ese trabajo, se había concentrado y había perdido la noción del tiempo sin darse cuenta que ya era casi la hora de salida. Al ver a Betty entrar a la oficina le cayó de sorpresa ese peso en el estómago que parecía nunca amilanar, se apuró a levantarse con una sonrisa y acercarse de inmediato a ella que permanecía junto a la puerta con esa sonrisa que le mataba. La tomó por la cintura apretándola a él y la besó saboreando sus labios mientras ella rodeaba sus hombros.

- Doctor me tuvo abandonada toda la tarde! – le dijo Betty al separar sus labios fingiendo molestia.

- Lo sé mi vida… tenía este trabajo pendiente de los puntos de venta y me distraje… - le contestó sin soltar su cintura cerquita de su boca. – Pero si me lo dice así, me arrepiento. Me hace tanta falta!

- Armando pero estoy aquí, cómo es eso de que le hago falta si estoy a dos puertas? – Rió ella.

- Pero no estaba entre mis brazos, mi amor. – y volvió a besarla.

- No me diga eso, mi doctor mostro, porque justamente vengo a despedirme, ya voy a salir con las muchachas…

- No puede ser!… nuestra primera noche de novios oficiales y tengo que compartirla con el cuartel! – dijo fingiendo indignación mientras seguía abrazándola, ese era su plan al fin y al cabo.

- Novio mío, así habíamos quedado desde el mediodía…  - Trató de disculparse.

- Lo sé, novia mía. Tranquila, se lo merece. Merece una noche con sus amigas y que finalmente se pongan al día… deben estar muertas de curiosidad. – le dijo riendo.

- Si… tal vez tenga razón. De todas formas me da cosita dejarlo solo esta noche…

- Si mi amor, ya me acostumbre a darle las buenas noches en su casa al terminar cada día… - su voz era mimada. – Me va a hacer falta…

- A mi también me hará falta…

Y recordando las palabras de Aura María, fue Betty quien encendió los labios de Armando con un beso que empezó tierno pero rápidamente ella misma profundizó en un vaivén de su lengua que recorría y acariciaba la de él. Armando reaccionó al instante, apretándose más a su figura, empujándola contra la puerta de la oficina para presionarla contra su cuerpo. Betty sonrió mentalmente al constatar que Aura María tenía razón en lo de la iniciativa, ella no le contó de su noche anterior, pero esa iniciativa le había permitido pasar una de las mejores noches de su vida, ahora lo hacía consiente… “Nota Mental".

Armando ajeno a los pensamientos de ella, en automático deslizó su pierna derecha dentro de los muslos de Betty mientras recorría su espalda por dentro del blazer de su taller sintiendo a través de la sedosa blusa la menudez de su espalda. Betty sintió calor en su entrepierna, desconectándose en un segundo del entorno, deslizó sus manos de sus hombros a ambos lados de su rostro para sentir la suavidad de sus mejillas tibias y le excitó sentir en sus manos el movimiento de su mandíbula al besarla. Al empezar a sentir el hormigueo en su pecho, se dio cuenta de que debía detenerse o las muchachas esperarían demasiado a que saliera de la oficina. Con algo de dificultad, ralentizó el beso profundo y empezó a separarse lentamente de él.

Finalmente JuntosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora