- Se siente mejor, mi amor? - le preguntó Armando separando un poco su cuerpo de el de ella. Ella sólo asintió con la cabeza con una sonrisa un poco triste. - No me convence, Betty... Que puedo hacer? Que quiere que haga para sentirse mejor?
- Nada Armando, son tonterías mías. Ya me siento mejor.
- Hummm, no, no. No me diga que no puedo hacer nada. Se le pasará con un besito? - y le dio un pequeño beso en los labios haciendo sonreír un poco a Betty. - Aja!.. tal vez si le doy un beso un poco más grande... - y le dio un beso un poco más largo, un poco más sensual sólo moviendo sus labios y succionando los de ella, que a ambos se les erizó la piel.
Se quedó viéndola a los ojos, Betty está vez no sonrió, se quedó seria, como conteniendo la respiración, abrazándolo, él tampoco sonrió, su corazón había dado un vuelco y empezó a palpitar más rápido.
- Betty, usted que me hace? - le pregunto en un susurro.
- Yo debería preguntarle lo mismo, porque yo no he hecho nada más que haber llorado como tonta.
- Pero una tonta divina, no? - Y empezó nuevamente a besarla.
Era un beso necesitado, ese que había ido a buscar desde un principio cuando salió de su oficina. Sus labios eran perfectos, suaves carnosos, pero su lengua necesitaba del calor de la de ella, abrió su boca y exploró con su lengua la humedad dentro de la boca de ella. Su aliento era delicioso, su calidez le abrumaba los sentidos. La abrazaba apretándola contra él, acariciando su espalda y su nuca. Empezó a caminar con ella para sacarla de detrás de su escritorio, ella no sabía que pretendía y buscando aliento le preguntó.
- A donde me lleva...? - él sin dejar de besar su cuello le dijo susurrándole.
- Voy a cumplir una fantasía que tengo... - mientras abría la puerta de la antigua oficina de Betty.
- Armando, no! Usted me prometió que se iba a portar bien - le contestó Betty entre risas y preocupación.
- Ya se fue Marcela, esa promesa ya no tiene sentido. - Le contestó abrazándola y empujándola con su cuerpo a entrar en la oficina mientras seguía besando su cuello.
- Si, pero igual alguien puede vernos!!
- Aquí cerramos la puerta y listo... venga! - le dijo con una sonrisa pícara y cerró la puerta a su paso.
- Armando, no, que vergüenza que nos vayan a descubrir...
- Betty... - le puso un dedo en los labios viéndola fijamente con esa mirada de "no hay retorno". - Confié en mi. - le susurró.
Betty sabía que si se dejaba llevar, se olvidaría del mundo entero, Armando era una adicción. Sus manos, su mirada, sus besos, su cuerpo, se rendía ante todo él. Entonces cerró sus ojos, entre abrió sus labios y besó el dedo que Armando tenía sobre ellos. Armando vio el movimiento de los labios de Betty besando su dedo como si fuese en cámara lenta, otra vez una sensualidad de Betty de forma inesperada que encendía fuego en el desde la planta de sus pies hasta sus propios cabellos. Deslizó el dedo por su labio sintiendo su suavidad y entreabrió la boca de Betty viendo la humedad de su lengua. La tomó entonces por el cuello y la cintura y volvió a empujarla para llevarla contra la pared besándola locamente. Quería tocarla toda, sus manos se deslizaban por sobre su ropa por todas direcciones mientras ella se abrazaba de su cuello y metía sus dedos entre sus cabellos. El calor y la incomodidad de tanta ropa lo ahogaban, se quitó sin cuidado su saco tirándolo al suelo, aflojó su corbata y apenas si alcanzó a desabrochar un par de botones su camisa antes de continuar frenético sus caricias. Tuvo que calmar el pulso de sus manos para desabrochar la chaqueta de Betty, el rojo de su pieza ponía en rojo su deseo, y al abrir, acarició con sus manos sus senos por sobre el brasier negro y las colocó a los lados de ellos empujándolos hacia arriba, haciéndolos ver aún más voluminosos, los besó con ansias, quería ahogarse en su piel. Ella ya sentía el calor recorrer su cuerpo en oleadas, su respiración agitada se escuchaba fuerte y tapó su boca tratando de hacer más silencio. El subió besando y mordisqueando su cuello y le quitó la mano de la boca.
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Finalmente Juntos
FanficArmando finalmente puede demostrarle a Betty su amor, esta dispuesto a arrancar de su mente todo el dolor que la hizo vivir. Ya sabía que la amaba, pero no sabía todo lo que podía hacer y sentir por amor. Betty se deja guiar y se da cuenta de cómo s...