Armando sabía exactamente a lo que se refería Betty, él mismo se sentía así, embriagado por la presencia de Betty, conteniéndose de besarla, tocarla, desvestirla… todo por estar hablando y aclarando, cuando debía dejar que fuesen sus cuerpos los que se entendieran. Quería que ella supiera cuánto la amaba, cuánto la admiraba, cuánto la respetaba… pero también la deseaba tanto… Betty sintió esa mirada intensa de Armando recorriendo su cuerpo, tomó la mano de Armando y la posó sobre sus senos.
- ¿Esto era lo que iba a hacer hace un momento? – Le dijo Betty con un susurro inusualmente ronco mientras lo miraba intensamente a los ojos.
Armando sintió en segundos estallar su ansiedad detrás del cierre de su pantalón. Empezó a acariciar sus senos, le quitó las gafas a Betty y se abalanzó sobre sus labios, se comía sus labios con desenfreno, ya no podía esperar más, ya no esperaría más.
Betty subió como pudo la camisa de Armando para acariciar su espalda. Sentir su piel la erizaba, sentir la calidez de su aliento dentro de su boca y la humedad de su lengua le causaba temblor en todo el cuerpo, sentir su mano acariciándola le causaba una calidez húmeda entre sus piernas. Armando separó un poco su cuerpo para quitar su camisa por encima de su cabeza con torpeza, desprendió un par de botones y sus gafas se vinieron con la ropa, desabrochó su pantalón para sentir un poco más de libertad dentro de la presión que ya sentía, pero no quería separarse ni un segundo de los besos de Betty y volvió a arremeter con hambre su boca mientras desabrochaba los botones de la blusa de Betty con temblor en las manos, su pecho también temblaba y hormigueaba por sentir su piel suave contra la de él. Cuando logró liberar su blusa y desabrochar su brasier blanco se separó un poco para quitarlos de su camino, pero pudo ver por primera vez los senos entumecidos de su Betty, ella había sido tan tímida antes que no le había permitido verla por completo en su inseguridad, siempre con la luz apagada o muy tenue y aun así cubriéndose con sus manos; hoy una nueva Betty no se cubrió ante su mirada aunque ella apartó la vista de él con algo de vergüenza y sonrojo. Armando tomó su mentón para que lo viera a los ojos.
- Betty, usted es hermosa, es perfecta. Y aunque no lo fuese para el resto del mundo, para mi es mi vida y es perfecta para mi. Yo la amo, Betty.
Y volvió a besar su boca, esta vez con más dulzura, mordiendo suavemente sus labios y recorriéndolos con la punta de su lengua de una comisura a la otra, para luego volver a buscar su lengua. Pero esta vez no dejaría de saborearla, saborear sus pechos rosados y duros. Bajo besando y humedeciendo con su lengua el cuello de ella, mordió sus hombros con delicadeza y finalmente recorrió el camino que faltaba hasta la punta de sus senos, mientras acariciaba circularmente con su mano uno de ellos, el otro lo besaba y lamia, tocaba con la punta de su nariz y lo succionaba suavemente. El corazón de Betty golpeaba fuertemente en su pecho, la desesperaba, sentía el calor recorrer su cuerpo desde el centro de su pecho y extendiéndose por todas sus esquinas, sentía que le faltaba el aire y a la vez como si todo su cuerpo estuviese respirando a la vez. Quiso retirar a Armando un poco de su cuerpo para desabrochar su propio pantalón y sentirse más cómoda.
- ¿Qué está haciendo? – Armando le detuvo las manos. – No señor, no señor… Permítame tener el placer de ayudarle con esto. – le susurró.
Armando le subió los brazos por sobre la cabeza, y bajo sus manos recorriendo el cuerpo de Betty, desde sus brazos, pasando por su cuello, bajando por sus senos donde se detuvo formando círculos con las palmas de sus manos, haciendo que Betty cerrara sus ojos y entreabierta sus labios bajo la mirada de Armando que se mordió el labio; prosiguió entonces por su abdomen y llegó hasta la pretina del pantalón de Betty, lo desabrochó con mejor pulso y al bajarlo hasta sus tobillos, se trajo consigo la ropa interior de Betty, una delicada panty pequeña de encaje blanco que se enrollo junto al pantalón de su taller. Por instinto Betty cruzó un poco las piernas tensándolas, lo que le causó a Armando un revoltillo entre ternura y pasión.
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Finalmente Juntos
Fiksi PenggemarArmando finalmente puede demostrarle a Betty su amor, esta dispuesto a arrancar de su mente todo el dolor que la hizo vivir. Ya sabía que la amaba, pero no sabía todo lo que podía hacer y sentir por amor. Betty se deja guiar y se da cuenta de cómo s...