HABANA (Juliantina)

BIENVENIDA 2.0

  Valentina iba a responderle con sinceridad pero Doña Nena apareció
Nena-si, pasa que como todos los viejos tengo mis achaques, Julio lo sabe y Valentina también, solo que le pedí ser yo quien te lo dijera—habló con naturalidad y Juliana tembló, sintió mareo, ganas de llorar, de morir, de desaparecer, de muchas cosas juntas. Doña Nena era su debilidad e imaginarse la vida sin esa señora no estaba en sus planes, si por Juliana fuera esa señora sería eterna, para Juliana y para muchas personas Doña Nena era merecedora de la inmortalidad, estaba segura que si esa virtud fuera posible, su abuelita tenía ese premio otorgado sin discusión.

  Valentina advirtió su malestar y corrió a auxiliarla, perdió el conocimiento por unos segundos. Doña Nena le colocó en su nariz un paño con alcohol y está por fin recobró la conciencia. Su instinto fue agarrarse al cuello de su abuela y apretarlo con fuerza. Doña Nena sintió deseos de llorar pero debía mostrarse fuerte delante de su nieta. Valentina no sabía dónde meterse, en circunstancias como esas era donde se veía a la asustada y tierna mulata, esa que era capaz de entregar su vida al mismísimo diablo si de su abuela se trataba, la muerte de su abuela era lo único para lo que Juliana nunca estaría preparada.

Juliana-abuelita... dime que estas bien, que es solo cosas de la vejez así como dices, que vas a estar bien pronto, que no te morirás nunca, que duraras para siempre que...—interrumpida por su abuela que fingió una sonrisa. La mulata sonaba realmente desesperada, Valentina nunca la había visto así de inocente y desesperada, así de asustada, ni siquiera cuando estuvieron a punto de romper su relación
Nena- negrita tranquila... no me voy a morir, al menos no por ahora—mintió y Valentina lo sabía. Juliana volvió a respirar—cuando digo siempre que yo voy a morir?—preguntó y Juliana sonrió
Juliana-cuando muera Fidel—fue su abuela la que sonrió en ese momento y, aunque no era la ocasión para estar felices, Valentina sonrió pues Doña Nena sabía cómo calmar a su nieta aunque fuera a punta de mentiras—entonces que tienes?, porque está claro que tienes algo—Doña Nena acaricio su mejilla, la fortaleza de Juliana había sido heredada de ella pues, esa fuerza de voluntad para no quebrarse frente a ella no se encuentra en cualquiera
Nena-una simple infección renal—Juliana se volvió a desesperar, un tío lejano de ella murió de eso—no te preocupes, tiene solución, solo que tengo que estar en tratamiento por un tiempo—Valentina se dio la vuelta, estaba a punto de venirse abajo, entonces se dio cuenta que mentir por las personas que uno ama aveces no es tan malo como parece.

Juliana-me estás queriendo decir... me estás...—carraspeó— estás diciendo que vas a tener que hacerte diálisis? y que si no encuentran un donante puede que mueras? como eso me tranquilizaría abuelita?—otra vez la señora la calmó
Nena-solo serán unas pocas sesiones, a mi edad no es recomendable un trasplante ni nada de eso, es solo una infección, no lo necesito de todas maneras—le dijo un poco de verdad dentro de la mentira. La señora Nena no era mentirosa ni acostumbraba a mentir, era una mujer transparente y real, pero este tipo de situación la rebasaba, era por el bien de su nieta, no quería que se preocupara de más ahora que Julio estaba internado, la otra era que quizá ella nunca sabría si su nieta era puta o no, pero estaba consiente que pertenecía a algún movimiento contrarrevolucionario y no la quería distraer. Lo traía en la sangre, era inevitable, lejos de sentir miedo por eso, se sentía orgullosa de la valentía de su nieta, antes de morir definitivamente le contaría de su padre y de su padrino Leopoldo.

  Juliana no quedó convencida así que acompañaría a su abuela a su próxima cita con el doctor, cita que no existía, Doña Nena estaba sentenciada, no tenía contactos para un trasplante y las diálisis era demasiado fuertes para ella, ya se las arreglaría para que Juliana no la descubriera, al menos hasta que Julio estuviera recuperado no se lo podía decir.