HABANA (Juliantina)

PRINCESA AZUL

Valentina-no mulata, no pongas esa cara por favor que todavía tengo cosas que reclamarte, no pongas esa carita mi vida porque me va importar una mierda todo este tiempo de sacrificio, si no te pones fuerte cometeré una locura con tal de besarte y tenerte entre mis brazos, con tal de borrarte esa tristeza e incertidumbre de tus ojitos que me están matando desde el momento en que puse un pie en esta mierda prisión—le sostenía fuertemente la mano y con sus ojos aguados le suplicaba que se calmara. Valentina sentía sobre ella la mirada de todos en ese momento y sabía de lo arriesgado que estaba siendo su comportamiento hacia Juliana, pues era evidente el cariño con el que la miraba y le hablaba.

  Muy cerca de ellas estaba Lauren y la rizos, si, a Lauren no se le ocurrió otra rea que ir a visitar que la compañera de celda de Juliana, sobre todo porque su amiga le había pedido que con sus mañas de periodista le sacara información sobre que intensiones tenía con Juliana o que intensiones en general, recordemos todo el tiempo que tuvo la turista para llevar a cabo este plan y entre tanto buscar las mil y unas posibilidades, le llegó a pasar por la cabeza en algún momento que los hijos de puta podían utilizar a la compañera de celda de Juliana a su favor.

Lauren-y cuéntame, a qué te dedicas, qué haces por aquí?—decía mientras le hacía señas a Valentina de que recuperara la cordura o todo se iba a la mierda. La rizos llevaba todo el tiempo que habían compartido muy confundida, había querido preguntar pero Lauren no la dejaba pues la que no había parado de hacer preguntas era ella
Rizos-o me explicas de una vez para que me querías ver, o me levanto ahora mismo y me voy—hizo amague de levantarse pero Lauren la agarró de la mano impidiéndolo, haciendo con esa acción que todos se les quedaran viendo, incluso Valentina la que al fin pudo salir del letargo en que andaba ya que Juliana había salido también de su trance y se decidió en hablar.

Juliana-tu... tu... me... me recuer...—Valentina asintió sin esperar que terminara, sabia el trabajo que le estaba costando hablar
Valentina-lo recuerdo todo mi amor, pero cálmate, ellos no están observando—Juliana reaccionó y la mano que Valentina le tenía sostenida la apartó de la peor manera, haciendo con eso que no solo los presentes se sorprendieran, sino la misma turista
Juliana-no te creo, los doctores... ellos... ellos dijeron que no te recuperarías nunca, tú me vas a traicionar, ellos te enviaron—los señaló y Valentina le agarró nuevamente la mano para que los dejara de señalar y para sostenérsela con fuerza una vez más
Valentina-shhh... habla bajo mulata, claro que te recuerdo, claro que lo hago carajo, no estás en condiciones de reclamarme nada, debería ser yo la enojada y no tu, un año separadas nos costó tu patriotismo—estaba enojada también, pero lo más importante en ese momento era hacerle creer a Juliana que le estaba diciendo la verdad. Juliana agachó la cabeza y se la cubrió con sus manos mientras negaba con la cabeza. En eso Valentina advirtió una seña rara que le estaba haciendo Brenda, a la que ella le respondió con un gesto de calma.

  Al Juliana elevar su cabeza miró fijamente a los azules para buscar en ellos la verdad, quería comprobar si Valentina seguía siendo capaz de hablar ese lenguaje mágico y único que solo ellas podían hablar con los ojos. Valentina intuyó sus intensiones así que también se le quedó viendo, se quedó en pausa mientras era registrada por los negros más bellos, esos que ni siquiera la peor de las amnesias fue capaz de arrebatarle de su memoria. Juliana encontró la respuesta, la turista no le mentía, aún así debía preguntarle algo, debía confirmarlo también de su voz y sus palabras.

Juliana-cuales son los nombres que yo hubiera deseado para nuestros hijos?—Valentina sonrió sin poder evitarlo, habían cosas que aún le costaba recordar, pero si ponía un poco de empeño lo conseguía con facilidad. Cerró los ojos y encontró la respuesta
Valentina-no hables como si no los fuéramos a tener mulata, tú y yo tendremos cinco hijos, pero a los primeros le llamaremos o Emilia, o Killian—Juliana se echó a llorar, a moco tendido y convulsionando su cuerpo. Valentina no sabía cuanto más iba a soportar verla así. Quería agarrarle la mano pero temía que al hacerlo sus deseos de consolarla fueran más fuerte que el de mantenerse fuerte como los últimos cuatro meses que había pasado fingiendo, así que miró hacia cualquier parte mientras el amor de su vida se deshacía frente a ella
Juliana-lo hiciste Val, cumpliste tu promesa, lo hiciste a pesar de todo, eres tan buena, eres tan especial y yo... y yo soy una estúpida que no supo que hacer con tanto, una ilusa que no creía que una persona como tú fuera capaz de amarme tanto—Valentina quería taparle la boca, quería comerle la boca, pero debía dejar que ella se desahogara, estaba segura que no lo había podido hacer en todo ese tiempo de encierro así que la dejó—ahora me siento peor, yo no te merezco, te lo dije siempre, tú deberías huir de mi, deberías irte a donde mi nombre no pueda alcanzarte, tu deb...—fue suficiente para Valentina, no les quedaba mucho tiempo de visita y aún faltaban cosas por decirle.