SEÑORITA

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  "Déjame darte un beso, de esos que no se olvidan, ni en otros labios, ni en otras noches, ni en otras vidas."

                                              Mind of Brando.

   Lo que menos se imaginó la turista, era que cuando iba a llamar a Greta para solicitar el permiso de entrar a su pequeña habitación, la cortina estaría abierta y se encontraría con la imagen más bella y dulce, pero más sensual y erótica también que había visto en su vida, allí tendida en la cama se encontraba la mulata, esa con la que había soñado las últimas noches, esa que se estaba convirtiendo en la principal causa de su insomnio. Estaba con solo un T-hirt blanco por encima del ombligo y unas muy diminutas bragas, tan diminutas que casi no se notaban ya que eran color carne, la chica estaba de lado, su voluptuoso trasero sobresalía y tenía los pezones erectos, eso para Valentina no pasó desapercibido, lo cierto era que Juliana tenía ese pequeño defecto o virtud, dependiendo del punto de vista de cada cual. Sus pezones eran demasiado sensibles y cualquier contacto o rose causaban eso en ella, nadie la había tocado, pero en ese momento estaba teniendo un sueño bastante caliente con cierta chica que la estaba observando.

  Valentina se acercó a ella con cautela, no sabía porque lo hacía, ella no era así, pero no se podía resistir. En sus retinas quedaron grabadas todos y cada uno de los detalles del cuerpo más hermoso que una vez había visto, y mira que tenía para comparar, pero ninguno se le acercaba. La mulata tenía un enorme tatuaje que empezaba desde el lateral de su muslo derecho y terminaba en la cadera, abarcaba también una pequeña parte de su trasero, era la imagen de la "Virgen de la Caridad del Cobre" y a su vez del orisha "Oshun" tenía un gran significado para la mulata, ya que era devota de ambas, que en realidad eran la misma, solo que los cristianos adoraban a la Virgen y los seguidores de la cultura yorubà adoraban a la orisha, diosa de la feminidad y sexualidad, esos tatuajes estaban acompañados de otros a su alrededor como una especie de manga, pero en vez de en el brazo, la mulata lo tenía en su muslo.

Valentina se agachó para quedar a la altura de su cara, tenía los pelos alborotados, quedó prendada del olor que brotaba de esa hermosa mujer, siempre que estaba cerca de ella era como un dejavú, estaba segura que ese olor a vida lo había sentido otras veces, solo que no podía recordarlo, pero a ese olor añádanle la miel, esa chica desprendía dulzura, olía a pura miel. Cuando intentó agarrarle un mechón para acomodarlos, sintió que alguien se acercaba, se puso de pie de inmediato.

Greta-!Que es lo que le estabas haciendo a mi amiga?!—Valentina le mostró sus manos un tanto nerviosa mientras negaba con la cabeza, Juliana despertó, quien no despertaría si la gorda se mandaba tremendo vozarrón
Valentina-cálmese Greta, no es lo que parece, yo vine a buscarla y...—interrumpida fue
Greta-que hacías en el piso entonces?, algo estabas haciendo—Juliana apoyó su espalda en la pared y comenzó a reír en silencio, Valentina más nerviosa no podía estar, pero no lo demostraría, al menos no tan fácil
Valentina-se me cayó una moneda al piso, eso es todo—mintió descaradamente y miró a Juliana que seguía riendo y habló—señorita Juliana, mi intención no era incomodarla, le pido disculpas, y a usted también Greta—la gorda pasó por delante de ella y se sentó junto a Juliana en la cama
Greta-ojitos bellos, tienes que dejar de ser tan formal, que es eso de señorita, usted, esas cosas no se usan—Juliana interrumpió.

Juliana-pues a mi me encanta cuando tú me llamas señorita, me gusta como suena—lo dijo de manera provocativa y lo consiguió, Valentina tragó en seco, no sé lo esperaba, esa chica era muy atrevida—dilo otra vez—se puso de pie y camino hacia ella quedando cara a cara con la turista y puso sus brazos en jarra mientras la amenazaba con la mirada
Valentina-será mejor que me vaya... señorita—Juliana se mordió los labios al escucharla llamarla así una vez más, Valentina se hubiera negado, pero no dejaría a esa mujer salirse siempre con las suyas, si ella quería jugar pues jugaría
Juliana-porqué?, me tiene miedo Valentina?—ola de calor para la turista al escuchar a esa mujer decir su nombre de esa manera, aún así y como siempre había sido hasta el momento, su cara no decía nada, ella miró a Juliana de arriba abajo como si se la estuviera cogiendo con los ojos para luego, por encima del hombro de Juliana mirar a Greta y decirle algo
Valentina-la esperaré en la puerta del edifico Greta—dijo y se marchó, dejando nuevamente boquiabierta y confusa a la mulata—Greta se quedó mirando a los pechos de Juliana y está en cuanto se dio cuenta se los cubrió con sus manos.

HABANA (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora