HABANA (Juliantina)

GUERRERA AMAZONICA

  Valentina despertó antes que Juliana, tenía conocimiento del agotamiento no solo físico de su esposa y, como la noche había acabado como había acabado, pues la turista pensó en prepararle algo confortable a su bella esposa.

  Ya pasaba del medio día así que prepararía un brunch, que consistía en huevos revueltos con jamón de pierna y pan tostado acompañado de un juguito de mango, por mucho capital que manejara la turista, en Cuba eso no era suficiente.

  Dejó los alimentos sobre la mesita de noche y con mucho cuidado se fue metiendo en la cama con un girasol en la mano, girasol que con delicadeza comenzó a recorrer por todo el cuerpo desnudo de su esposa, que se encontraba recostada sobre su costado derecho. La turista quería despertarla como la diosa que era, o cómo simplemente Juliana merecía ser despertada, con amor y ternura.

  Iba dejando besos por donde solo segundos antes la había acariciado con el girasol, logrando que el cuerpo de la mulata se estremeciera y sus bellos se pusieran de punta. El recorrido con sus labios y el girasol llegaron a su fin pues el inicio de la ruta fue las hermosas piernas de Juliana, y el fin sería su oído, en el cual la turista tenía la intensión de hablar.

Valentina-amor—le dejó un tierno beso en la mejilla y volvió hasta su oído—mi mulatica linda—otro besito más—mi cosita rica, dueña de mis suspiros y desvelos, mi futura espo...—paró abruptamente y la mulata que llevaba un tiempo despierta tuvo que echarse a reír. Valentina también carcajeó pero se puso seria en cuanto la mulata se acercó a ella con cara de perra indomable
Juliana-ibas tan bien Val, como es posible que te olvides que estamos casadas?—fingió estar insultada y Valentina por un momento le creyó, entonces se sintió mal. Lo cierto era que Juliana también olvidaba ese detalle aveces, pero era porque era muy reciente y aún no se hacía la idea de que finalmente ella y Valentina estaban teniendo su final feliz
Valentina-perdóname mi amor, no es que se me olvide, es qué hay ocasiones en las que no creo que al fin estemos casadas y tú seas legalmente de mi propiedad—Juliana abrió bien grande los ojos y se le subió encima quedando a horcajadas sobre ella
Juliana-como dice que dijo escritora?—Valentina atrapó su labio y luego lo lamió
Valentina-que eres mía, de mi propiedad, mi más grande fortuna eres tú—Juliana se comenzó a mover despacio sobre ella sin dejar de mirarla
Juliana-ese pensamiento suyo es muy posesivo escritora, acaso yo también podría considerarla a usted de la propiedad mía?—dijo de lo más sensual y Valentina no demoró en responder
Valentina-por supuesto que si, soy tuya entera y no me importa que tan posesivo suene, yo te quiero de todas las maneras posibles, y deseo que tú también me quieras así, entera y solo para ti—Juliana dejó de moverse y con sus manos agarró sus mejillas con posesión.

Juliana-serías mi perrita entonces?—quiso mantenerse seria pero no pudo, ninguna de las dos en realidad, así que ambas comenzaron a carcajear con más fuerza hasta caer Valentina encima de Juliana
Valentina-si, sería tu perra Juliana—dijo intentando parar de reír de una vez. Cuando lo consiguió, se puso seria y sin dejar de mirar los oscuros, habló—deja que el mundo piense lo que quiera, deja que juzguen un amor así, deja que digan que está mal, deja que se sigan engañando al asegurar que este tipo de pensamiento no es amor o no es sano—la besó intensa y posesivamente, adueñándose y haciendo con su lengua lo que le daba la gana en la boca de Juliana. Se detuvo, sonrió y continuó—esa es la excusa de los que nunca han sentido esta sensación que tengo el pecho y me llena de orgullo—le dio otro beso, este más corto—esa es la excusa del que nunca ha tenido a nadie que lo desee tanto hasta el punto de con la sola presencia de ese ser amado, su corazón palpite de júbilo o necesidad, porque cuando tu no estás cerca de mi mulata, cuando te alejas aunque sea un metro, yo siento que me muero y mi corazón y yo solo volvemos a la vida cuando mis ojos se encuentran con los tuyos, o cuando mis sentidos sienten tu olor, los sonidos que desprende tu cuerpo cuando caminas, la electricidad en mi cuerpo cuando toco el tuyo—Juliana a esas alturas solo la podía observar, hablar era imposible, se preguntaba que habría desayunado la turista que la tenía así—así que claro que quiero ser y me siento de tu propiedad, suene bonito o no, no me interesa, ¡A la mierda los aburridos!—Juliana carcajeó, la turista no era de las que decía esas palabras así—al carajo con ellos mulata, eres mía y punto.