HABANA (Juliantina)

PARTELE LA CARA

La conversación que Juliana tendría con su abuela había quedado en el olvido, la mulata la evitaba lo más que podía y su abuela al parecer lo había olvidado, obviamente eso no era así, a Doña Nena no se le olvidaba nada a pesar de su edad, solo que decidió esperar a que su nieta estuviera preparada en tener esa conversación.

Valentina seguía avanzando con su libro, con cada letra que la turista dejaba escrita, la historia iba tomando forma, iba ganando alma, esa que le pidieron en la editorial, Valentina estaba dejando pedazos de su alma en cada renglón plasmadas. Le dio una buena cantidad de dinero a Olguita para que comenzara arreglar la habilitación, iba conociéndola y sabía que a ella sí que con dinero la podía contentar. Sus primos les avisaron que pronto irían a Cuba y querían verla, ella no se pudo negar, a pesar de la poca comunicación que tenían y que no eran tan cercanos, ella les tenía afecto, Lauren también estaba próxima a llegar, ella y la mulata se entendían cada día mejor, en La Habana estaba a punto de comenzar los carnavales y eso sin duda le daría más ideas para su libro, así que se podría decir que la turista se sentía feliz.

Todos los chicos quedaron en ir a la playa, Valentina aún no la conocía así que a Juliana se le ocurrió que es sería el próximo lugar donde llevaría a su turista. No irían solos, los acompañarían algunos alumnos de la academia y compañeros de baile de las dos bailarinas. Los únicos que sabían de la relación entre la turista y la mulata eran los amigos de la mulata, así que deberían aparentar que no era nada delante de los otros.

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    En cuanto Valentina llegó a ese lugar de la playa su corazón se encogió, recordaba bien ese sitio, eran de los pocos recuerdos que le quedaban de su infancia junto a sus padres, más concretamente de su padre pues él era amante del mar y la pesca, en esa misma playa la enseñó a dar sus primeras brazadas, a escasos metros de esa playa se encontraba la pequeña y modesta casa donde vivió con ellos. Los recuerdos la acecharon de golpe, el nudo que tenía en la garganta era tanto que dolía, se alejó del grupo y caminó hasta llegar a la orilla, era muy cautelosa cuando del mar se trataba, le tenía respeto y miedo.

La primera lágrima se hizo presente cuando sintió como el agua cubría sus pies, un escalofrío recorrió toda su piel y detrás de esa primera lágrima vinieron muchas más sin poder evitarlo. Valentina tampoco era una mujer de llorar tanto, de echo no lo hacía mucho, se había encargado de eso ella misma evitando traer a su mente recuerdos dolorosos y los únicos que le podían causar ese efecto en ella. Se quitó la camisa blanca y el short de hilo que traía puesto, lanzándolo fuera del agua quedando con un bikini color azul de dos partes resaltando su tan tonificado cuerpo. Antes de entrar por completo al agua se persignó, ella no era creyente, sus tíos no le inculcaron ninguna religión porque eran ateos, pero recordaba que su padre era devoto de "JEMOJÀ", Yemaya o la Virgen de Regla, la dueña del mar, él le enseñó que antes de entrar al mar había que pedir su bendición, así que ella a pesar de todo lo hizo y automáticamente se lanzó sumergiéndose por completo y así seguir llorando bajo el agua sin ser vista.

  Juliana no pudo ver que la turista estuvo llorando, pero si vió como se persignó, esas eran costumbres viejas cubanas, como lo sabría si ella no se lo había dicho., pensó, recogió la ropa que Valentina lanzó y las puso en un lugar seguro, era día entre semana, la playa no estaba llena de gente pero tampoco vacía. La mulata fue a su encuentro, estaba un poco lejos así que tendría que nadar unos cuantos metros. Al llegar a ella se la encontró flotando mirando hacia el cielo, el agua salada disimulaba bastante bien las lagrimas así que Juliana no pudo darse cuenta que la turista estuvo llorando.

  Sigilosamente Juliana se acercó, tomó una de las manos de Valentina y flotó a su lado, se mantuvieron así un rato, solo contemplando el cielo empedrado. La turista no habló nada y la mulata respeto su silencio por esos minutos hasta que no aguantó más
Juliana-esta es la primera vez que vienes a Cuba?—Valentina tragó en seco
Valentina-si—le dijo la verdad, nació en Cuba pero esa era la primera vez que iba luego de que todo se fuera a la mierda—porqué lo preguntas?—seguían ambas flotando la una al lado de la otra con sus manos tomadas
Juliana-es que vi que antes de entrar al agua te persignaste, no sabía que en Venezuela fueran creyentes—Valentina en una de sus cortas conversaciones le había dicho que se había criado en Venezuela así que Juliana dedujo que nació allí
Valentina-tengo una amiga cubana—le dijo eso para zanjar el tema, no quería hablar de su pasado, era muy doloroso para ella
Juliana-una amiga cubana?, que tipo de amiga es esa?—se zafó abruptamente del agarre de sus manos y se puso de pie, el agua no las cubría del todo. Valentina reprimo una sonrisa, era lo que necesitaba para que su melancolía se fuera un poco a la mierda. También dejó de flotar y tomó a la mulata por la cintura atrayéndola hacia ella.