DECADENCIA

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"Las cosas que de verdad son importantes en la vida salen caras. La rebeldía, la libertad, los ideales".

  Como lo habían hablado y planeado, Juliana, Valentina, Eloy, Camila y Julio estaban de camino a la Habana, con sus cabezas bien en alto y aunque temerosos, seguros de que todo iba a cambiar para mejor, tenían una carta ganadora y esa era el reciente matrimonio de las Juliantinas.

  Esta vez no grabarían ningún video ni crearían un show mediático de sus penas y sin sabores, no era necesario, el mundo lo sabía, el mundo ya era consiente de lo que pasaba en la isla a pesar de que Greta seguía en prisión, era cuestión de tiempo para que ella saliera en libertad o para que le celebraran un juicio justo, todo eso gracias a Lauren y a Valentina que se habían encargado de alzar la voz en nombre de ella.

  Esta vez harían ruido, pero este sería un ruido no planificado pues actuarían con normalidad, se comportarían como si Cuba no fuera una dictadura, se atreverían a hacer cosas que nunca nadie se había atrevido a hacer en la isla, y eso era practicar la libre expresión en todo momento sin esconderse, ya no lo harían más. Sus caras eran conocidas en todo el mundo, la dictadura se lo pensaría mil veces antes de volverlos a atacar de la forma en que lo hicieron la última vez. Todo lo harían de forma pacífica y con los parámetros legales de la constitución mundial y la misma constitución cubana, pues aunque en la isla no se respetaba dicha constitución, pues en ella estaban esclarecidos varios términos y derechos de los cubanos, entre ellos la libertad de expresión.

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  Dos patrullas policiales las comenzaron a seguir desde que pasaron por el túnel de la Habana y por las cámaras de seguridad, advirtieron que iban en aquella camioneta amarilla. Los escoltaron hasta el barrio de la mulata, no las perdieron de vista en ningún momento. Los chicos sabían que eso podía pasar así que intentaron estar tranquilos.

  Los hijos de puta dictadores lo tenían todo tan calculado, que al llegar finalmente al barrio, ya en este se encontraban más de cincuenta personas listas para comenzar su show de acto de repudio. Esta vez Juliana no se quedaría callada, llevaba más de un mes conteniéndose, aceptando la gran mentira que la dictadura les había querido hacer creer al mundo, esa donde Greta aseguraba que era Habana. Ella no permitiría ni un día más que esa mentira siguiera, sabía que casi nadie había creído eso, pero de igual manera estaba dispuesta a hacérselos saber.

  Como aquella vez cuando la detuvieron, la cuadra estaba llena de patrullas policiales y personas pagadas por el régimen para hacer bulto y que todos pensaran que era iniciativa del pueblo hacer ese acto de repudio.

  Juliana tenía toda la intensión de salir del auto y enfrentarlos en caso de que fuera necesario, porque en realidad su único objetivo era poder entrar a su casa, casa que pudo por al menos una fracción de segundos, advertir que estaba totalmente diferente a como la había dejado.

Valentina la tomó del brazo con delicadeza y unió su frente a la de ella para hablarle
Valentina-no se volverá a repetir, esta vez no lo permi...—interrumpida por los labios de la mulata sobre los de ella. Fue un beso tierno y rápido. Juliana la miró, le acarició las mejillas con sus pulgares y también le habló
Juliana-lo sé—solo eso dijo pero bastó para llenar de calma a la turista pues se lo dijo con esa seguridad que un año antes demostraba cada que predecía o aseguraba que algo pasaría. Miraron hacia fuera y estaban siendo observadas por todos, se notaba que ellos estaban gritándoles de todo, pero a ellas bien poco le importaba, esas cosas ya no las afectarían, cada día que pasaba, cada error cometido, cada mala decisión, era una enseñanza, era fuerza y perseverancia para ellas, era un plus de orgullo y ganas de ganar causada por el odio hacía sus verdugos y el amor a la patria, a sus ansias de liberarla, esa mezcla rara que solo los que hemos vivido en una dictadura podremos entender. Cada obstáculo rebasado, con cada traspiés dado, ellas alcanzaba un nivel superior en cuanto a margen de error, pues sabían que no podían cometer los mismos. Estaban seguras que en ese momento no dejarían que todo se repetiría pues lo antes dicho funciona para todos y, la dictadura lo sabía, no podían volver a llevárselos, el mundo no lo permitiría una vez más, al menos no de la misma manera.

HABANA (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora