LOS GEMELOS

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Las chicas luego de pasar dos días increíbles en la Costa Sur del país, emprendieron su viaje con dirección al Cobre, ahora iban hacia el otro extremo del país, iban con dirección a los cayos de Santa Clara. Ellas la pasaron increíble en la Costa Sur, no pudieron resolver su tensión sexual pues a ambas les llegó su periodo menstruar, solo unos pocos toqueteos en el mar para aplacar un poco el deseo que se tenían, entonces dedicaron el tiempo que hubieran gastado cogiendo, en visitar varias zonas turísticas del lugar, Juliana quedó con ella en que solo harían ese tipo de gastos con la condición de que algún día ella se lo pudiera devolver, tuvieron una estúpida pelea por eso, que como no pudieron resolverla con sexo, la resolvieron conversando entre besos y recatadas caricias, en lo que sí no hubo manera de hacer entrar en razón a la mulata, fue en los lugares que se hospedarían, Valentina sólo pudo negociar poder rentarse en un hotel tres estrellas nada ostentoso para el próximo destino que irían, porque pues esa zona no era como la que acababan de dejar que si habían humildes casas en la playa, en los Cayos no había eso, fue una suerte que Valentina encontrara el que encontró, tuvo que conectarse al internet de uno de los hoteles de la Costa para poder reservarlo.

A pesar de esas pequeñas desavenencias la estaban pasando increíble, no es que tuvieran que esperar a que les llegara su periodo para darse cuenta que no solo estaban juntas por el magnífico sexo que tenían, pero confirmarlo fue bueno, Juliana le dio sus tips a Valentina de cómo aliviar su dolor ovárico sin necesidad de medicarse, resultó, Valentina intuyó que todos esos remedios caseros se los había enseñado su abuela y era cierto, todo lo que Juliana sabía de medicina natural se lo había enseñado su abuelita, desde quitarse los dolores de ovarios, hasta parar el avance de un orzuelo en el ojo.

Llevaban nueve días de viaje, nueve días juntas sin interrupciones de ningún tipo, bueno, quitando lo tediosos que llegaron a ser sus primos con el tema del tío Ismael, todo bien. El caso es que se sentían bien así y querían que fuera para siempre, querían que fuese eterno, a pesar de lo que escribía Valentina, muy en el fondo pensaba que la eternidad sería imposible, Juliana opinaba lo contrario, Juliana cada día estaba más segura de que ella y Valentina tenían un lugar en la eternidad asegurado, el problema era como hacerla posible en esta vida tan complicada que les había tocado vivir, aunque pensándolo mejor, de lo poco que le habían revelado sus sueños hasta ahora, creyó que si la Juliana y la Valentina de su sueño sobrevivieron a tanto en esa vida, porque no salir adelante ellas en esta, estaba segura que sus problemas, miedos y demonios no tenían nada que ver con los que tenían ellas en esa, yo, como la que está escribiendo la historia, diría que no estuviera tan segura, que aún la estoy escribiendo y muchas cosas pueden pasar.

Juliana iba sumergida en su lectura, cada párrafo leído era una nueva aventura, amaba las emociones que iba descubriendo en cada palabra escrita por la turista, ahora sabía perfectamente de donde sacaba tanta imaginación a la hora de tener sexo con ella, los pocos smut que había leído le habían fascinado, en varias ocasiones tuvo que aguantarse las ganas de irse le encima a la turista y hacérselo ahí mismo con el carro en marcha, se excitaba cada vez que le tocaba leer uno, se imaginaba a ella a y la escritora teniendo sexo descontrolado tanto como en un simple ático, o en el pico de una montaña en medio de un terremoto sin importar si el mundo se acabaría o no. Cada palabra de Valentina la sentía en su piel, es como si esas letras le acariciaran no solo el cuerpo si no también el alma y, ese es el truco, el truco está en también tocar el alma de la persona amada, en este caso, el de los lectores y Valentina lo hacía a la perfección, más de una lagrimita ya había derramado en secreto, pero Valentina lo sabía perfectamente, supo también cuando se excitaba, era muy observadora, se estaba dando cuenta de todo, hasta de lo que creemos que no, Valentina se daba cuenta.

  En uno de esos intercambios de miradas mientras una leía y la otra conducía, Juliana se quedó mirando fijo a Valentina, esta se dio cuenta y preguntó
Valentina-que?—ella sabía bien que era, los ojos de la mulata siempre fueron un libro abierto para ella, su sonrisa también le decía muchas cosas y en ese momento Juliana estaba excitada, o al menos leyendo algo de eso
Juliana-que?, que?, Valentina tú estás enferma, estas escenas no son normales—Valentina carcajeó y le arrebató el libro de las manos para saber de qué parte hablaba, entonces su carcajada fue mayor. Le devolvió el libro y se alzó de hombros—ya se de donde sacaste esa perversa idea de ensartarme con esas dos cosas enormes el otro día—ambas carcajearon
Valentina-mulata, los gemelos no son enormes, son estándar, mis dedos son mucho más grandes y a ti te gustan—Juliana le pegó en el brazo y la turista tuvo que hacer una maniobra para retomar el control del auto—vas a hacer que nos matemos.

HABANA (Juliantina)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora