HABANA (Juliantina)

DURO, SALVAJE Y SIN DESCANSO

  Cuando estuvieron más calmadas se trasladaron del suelo a la cama y se quedaron dormidas por aproximadamente seis horas. Se extrañaban, extrañaban cada faceta y dormir juntas era una de ellas. Habían extrañado sus brazos, el sentir el palpitar de sus corazones bien cerquita de sus oídos, respirar el aliento de ambas, extrañaban todos esos detalles y esa seguramente estaba siendo la causa del porqué se habían quedado tanto tiempo dormidas, en realidad esa era la primera vez en casi dos meses que dormían placenteramente.

Juliana despertó antes, miró su reloj dándose cuenta que ya eran más de las siete de la noche. Luego miró a su lado y se la encontró, respiró profundamente al darse cuenta que no había soñado nada de eso, que Valentina era real y estaba dormida a su lado. Se acomodó bien para quedar frente a ella y así darse el lujo de acariciar su hermoso rostro con sus dedos, se tomó también el atrevimiento de dejarle varios piquitos en sus labios y así despertarla, quería ver sus ojitos de cielo. Lo cierto es que Valentina llevaba un rato despierta, pero se estaba haciendo la loca porque le encantaba ser observada por su mulata, por ser consentida por ella.

Juliana-eres una tramposa Val, acaso olvidas que soy bruja?, sé que estás despierta—Valentina no pudo contener más su risa y reventó. La agarró de la cintura e hizo que Juliana quedara encima de ella. Se quedaron mirándose a los ojos por un tiempo hasta que se volvieron a besar entre tierno y todo lo contrario, sus lenguas estaban más felices que ellas de al fin poderse volver a encontrar, sus labios agradecían ser rotos con cada mordida o succión, agradecían a sus lenguas también pues luego de romperlos los curaban a base de las lamidas que ellas se estaban dando.

  Valentina no hubiera querido romper el beso pero es que habían otras cosas que extrañaba de su mulata y quería disfrutar de eso también. La agarró con cariño de la nuca y la sostuvo ahí para que Juliana la mirara y así disfrutar del hermoso color oscuro de sus ojos. Delineó con sus dedos cada línea de su rostro, sus cejas, sus labios, sus mejillas, todo, y Juliana se dejó, Valentina siempre la adoraba de todas las maneras posibles. Se siguieron mirando un rato más hasta que los ojos de Valentina se aguaron, Juliana advirtió eso y también se aguaron los suyos.

Valentina-perdóname Juliana—eso lo dijo mientras de sus ojos brotaban dos grandes lágrimas que Juliana secó con su dedo y con el otro le tapó la boca a Valentina
Juliana-se acabó, no volverá a pasar, promételo mi amor—dijo también lagrimeando y fue el turno de la turista de secar esas lágrimas
Valentina-lo prometo amor, no volverá a pasar—terminó de decir y la volvió a besar, sintiendo como ese beso pedía más, mucho más.

Valentina haciendo todos sus movimientos con sumo cuidado, logró darle la vuelta a Juliana para quedar ella encima. De la misma manera con la que le dio la vuelta también la fue despojando lentamente de la poca ropa que traía puesta la mulata, la estaba tratando como si temiera romperle alguna extremidad, lo estaba haciendo así porque quería, pero también con la intensión de demostrarle que estaba muy arrepentida de haberle levantado la mano aquella vez, mostrándole la manera en la que siempre había sido tratada por ella y de como lo haría por el resto de su vida.

Besaba su cuello con calma, sabía que después de ese día la tendría para siempre. De su cuello pasó a su boca, Juliana se estaba dejando hacer, se estaba dejando amar, le gustaba la sensación de sentir como estaba amando Valentina su cuerpo. Cuando se sació de la boca de Juliana bajó haciendo un recorrido con su lengua hasta los senos y ayudada de sus manos los lamió y acarició. Mordió sin rudeza sus dos pezones y después dejó besos en ellos para seguir con su lengua hasta su ombligo mientras con sus manos seguía tanteando placenteramente los senos de su mujer.

  Juliana advirtió que las intensiones de la turista eran hacerle sexo oral así que ayudada de sus pies hizo que Valentina se elevara quedando nuevamente frente a ella
Juliana-tendremos tiempo para eso luego, ahora quiero sentirte dentro Valentina, muy dentro—dijo mordiéndole el labio inferior y lamiéndolo después. Valentina la cargó y con un movimiento más que estudiado, ella quedó sentada en la cama y Juliana sobre ella rodeando con sus piernas su cintura. Era una de sus posiciones favoritas por muchos motivos, pero el principal era que podría mirar a los ojos de su turista mientras esta la penetraba y ella danzaba sobre sus dedos.