Los días habían pasado desde que por casualidad cierto chico había terminado frente a una casa mirando a un chico de tez blanca, cabello negro y labios gruesos dormir; habían vuelto los días de escuela, sin embargo, eso no detenía su necesidad de ver a ese chico por lo menos unos segundos.
Cada día al regresar de la escuela tomaba un camino largo para pasar frente a esa casa, esperaba a unos metros de ella escondiéndose detrás de un árbol frente a la acera, esperando a que llegara ese chico montado en su bicicleta. Hoy no era la excepción; había esperado cerca de hora y media y no había señales de que fuera a volver, comenzaba a desesperarse, pronto anochecería y sería muy difícil regresar a su casa. Desanimado comenzó a caminar para tomar el autobús, las calles estaban solas y era la hora del ocaso. Había un lugar en toda esa calle que daba a un callejón sin salida, se podía escuchar las risas de unos chicos que provenían de ese lugar, sin interés alguno pretendía pasar de largo, sin embargo, algo llamó su atención; tirado en ese callejón había una bicicleta con un pañuelo rosado amarrado en el manubrio, era algo que conocía muy bien. El temor se adueñó de él, al acercarse la sorpresa fue aún mayor, el chico que había estado observando durante todo el verano se encontraba en el suelo con el labio roto y siendo golpeado por otro chico, mientras 3 más se reían ante lo que estaban haciendo.
-Te dije que no te quería cerca de mi chica –decía un chico de cabello negro, mientras alzaba la cabeza del chico en el suelo, tomándolo por el cabello, éste se encontraba al borde de la inconciencia debido a los golpes.
- ¡Hey! Déjalo en paz –gritó mientras se habría paso entre los otros chicos ahí, dándole un puñetazo en la cara al agresor, provocando que cayera al lado del otro chico al que momentos antes estaba golpeando. Nadie se había esperado la presencia de ese desconocido.
- ¿Y tú quién eres? ¡¿Porque te metes en lo que no te importa?! –dijo el chico, mientras se limpiaba la sangre producto del golpe.
- ¿Y tú quién eres para andar golpeando personas en la calle? –contestó con una sonrisa sarcástica en los labios- ¿No creen que son muchos para atacar a un chico indefenso?
- ¡Ja! Al parecer alguien también quiere ser golpeado, total, con este bastardo –dirigiendo su vista al chico en el suelo- no duro mucho la diversión –los otros chicos rieron cuando finalizó la frase.
-Bien, pues conmigo te divertirás bastante, eso te lo puedo jurar –sus palabras sonaban a sentencia, sin embargo, su expresión provocó cierta molestia a los chicos, ya que parecía no temerles. El chico desconocido era alto, de tez morena clara y cabello castaño oscuro.
Los 5 se enfrascaron en una pelea, en la que el chico desconocido prácticamente pudo con los otros cuatro. Dos de los chicos habían salido huyendo, ya que el desconocido prácticamente le rompió la muñeca a uno de ellos y a otro más la nariz; el agresor principal se encontraba en el suelo lleno de sangre, aunque el desconocido también tenía golpes, éste aún se mantenía de pie como sin nada, otro de los acompañantes del tipo lo ayudaba a ponerse de pie para irse de ese lugar, sabían que no podían contra ese chico. Viendo que el miedo los inundaba los dejó ir y poso su atención en quien se encontraba en el suelo.
- ¿Estas bien? –intentó ayudarlo a sentarse, pero el chico se quejó dolorosamente; en un acto reflejo comenzó a desabotonar la camisa de su uniforme dejando expuesto su abdomen el cual estaba lleno de moretones, paso sus manos sobre la piel y el chico chillaba aún más - ¡Maldición!, creo que te han roto las costillas –la desesperación se hacía mayor, no pensó que el daño fuera a tal grado.
Tomando su mochila, sacó su teléfono, llamo al número de emergencia solicitando una ambulancia, les dio la dirección y referencia, haciendo hincapié en que fuera lo más rápido posible. Se acercó al otro tratando de mantener la calma y abotono su camisa nuevamente de la forma más ágil que pudo para no lastimarlo.
-Gracias... por... ayudarme...–susurro el chico en el suelo mientras sus lágrimas brotaban de manera abundante.
-Tonto, no llores, eso hará que te duela aún más, tranquilízate por favor, no te voy a dejar aquí tirado. –tomo su mano y la apretó levemente, mientras el chico en el suelo intentó asentir con la cabeza.
No paso mucho cuando la ambulancia llegó y el chico de tez blanca fue asistido por los paramédicos, estos preguntaron al otro que los acompañara el cual asintió. Durante el trayecto al hospital los paramédicos preguntaron al chico de tez morena lo sucedido, el cual les dio una leve explicación mientras el chico en la camilla tratando de soportar el dolor había encontrado en su cercanía la mano del que le había ayudado y se aferraba a ella con las pocas fuerzas que le quedaban.
El chico de tez morena se había sorprendido ante ese acto, pero se limitó a observarlo mientras éste era atendido; pero no paso mucho tiempo cuando el agarre de su mano fue soltado de manera imprevista, mientras que el monitor de signos vitales al que el chico estaba conectado comenzaba a emitir un estruendoso bip.
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(¨*•. Encuentro.•*¨) [NamJin] •Terminada•
FanfictionKim Seok Jin, es un chico popular, pero a la vez solitario, su bella apariencia trae consigo problemas debido a los novios celosos de sus compañeras de escuela; un día Kim Nam Joon lo salva de casi morir en las manos de sus agresores. Agradecido co...