CAPÍTULO 32

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Eran cerca de las tres de la tarde cuando Nam esperaba afuera de las oficinas a Jin, quien se veía realmente feliz, tenía una hermosa sonrisa en su rostro.

- ¿Fue un buen día? -el pelinegro se había echado a sus brazos, mostraba una tierna sonrisa, era como ver a un niño al que le iban a comprar un juguete nuevo.

-Ahorita ya lo es -su sonrisa hacía al moreno derretirse de ternura, tomándolo entre sus brazos fuertemente.

Se adentraron en el auto y se dirigieron al despacho de arquitectos al que Yoongi los había canalizado, en el camino Jin le iba contando a Nam todo lo que había aprendido ese día, mientras el moreno lo escuchaba atentamente, habían acordado que una vez terminaran en el lugar irían a comer. Al llegar fueron atendidos por el arquitecto principal que había realizado el diseño de la casa que tanto había gustado al pelinegro, les mostraron una serie de catálogos que ojearon, sin embargo, Nam seguía con la firme creencia de que la casa fuera al gusto total del mayor, en cambio el pelinegro ya tenía todo diseñado en su mente y durante el día se había dedicado a realizar pequeños bocetos de cada una de las áreas que tendría la casa. Seria de dos niveles, en la parte inferior se encontraría la sala con grandes ventanales con vista hacia el lago y la cocina, le hacía ilusión una cocina amplia con una barra, en el segundo nivel se encontrarían 3 habitaciones, la principal y dos más en el caso de que tengan visitas, la recamara principal seria grande y al igual que la parte inferior tendría amplios ventanales, el pelinegro le mostraba al arquitecto y hablaba en detalle cada una de las cosas que quería, además de que el despacho también se especializaba en interiores, pasaron un largo tiempo en el lugar adecuando los detalles. Ya era algo tarde cuando salieron del lugar, el pelinegro se encontraba algo pensativo.

-¿Qué sucede? Adentro estabas muy emocionado hablando de como querías que quedara nuestro hogar -se había acercado a darle un beso en la mejilla y uno más en los labios de manera fugaz, lo que lo hizo ruborizarse.

-Es solo que... creo que va a ser muy costoso... -hablaba tímidamente, aun no se acostumbraba al hecho de que él también manejaba una enorme fortuna, situación que le hizo enternecer al menor.

-No importar lo que cueste, mientras tú seas feliz ahí, estoy dispuesto a pagar la cantidad que sea...

-Me gustó que lo llamaras nuestro hogar -el mayor le dedico una sonrisa dulce.

Los chicos salieron tomados de la mano, ambos se encontraban hambrientos y entraron en un restaurante, el lugar tenía un ambiente tranquilo, se habían sentado en una mesa con vista por la ventana, Jin miraba distraídamente mientras Nam veía la carta, se había dado cuenta como el pelinegro estaba ausente, poniéndose levemente de pie, se inclinó y le dio un beso sobre su mejilla, sorprendiéndolo.

-¿Qué te tiene tan pensativo? -lo miraba con cierta curiosidad.

-No es nada realmente..., solo pensaba en algo del trabajo.

-Creo que deberíamos poner ciertas reglas en nuestra relación -lo miraba seriamente.

-¿Reglas? -Jin lo miraba extrañado-, ¿Qué clase de reglas?

-Como el no pensar en el trabajo cuando estemos juntos.

-No entiendo...

-Jinnie, puedo escucharte hablar de cómo te fue en el trabajo todo el día, lo que hiciste, pero no quiero que pienses en esos problemas o situaciones cuando estemos juntos, quiero que solo te centres en lo que nos haga feliz -había tomado su mano y la besaba dulcemente.

-Tienes razón, perdóname..., no debí dejarme llevar.


(¨*•. Encuentro.•*¨) [NamJin] •Terminada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora