EPÍLOGO

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En la habitación se escuchaba el sonido de dos respiraciones tranquilas, dos pequeños se encontraban dormidos en la misma cama, siendo uno de ellos el primero en despertar. El pequeño niño de 5 años miraba al otro a su lado, que seguía aún disfrutando de su siesta de la tarde, el pequeño era de piel blanca y cabello negro, sus ojitos tenían cierta hinchazón porque había llorado antes de dormir, y unos pequeños labios abultados que estaban entreabiertos. La luz de la tarde comenzaba a dar directamente en el rostro del niño aún dormido, por lo cual el otro pequeño bajó de la cama para cerrar la cortina tomando nuevamente su lugar, para seguir viendo dormir al otro menor. Pasados los minutos el pequeño pelinegro despertó y abriendo poco a poco sus ojitos miró al niño que lo miraba embelesado.

-Joonie... tengo sed... -el pequeño moreno no espero mas y bajó de la cama y se acercó al buró al lado, donde tenía una pequeña jarra con agua y una taza, vertiendo un poco de líquido en ella, volvió a la cama donde otro pequeño ya se encontraba sentado quitando los rastros de sueño que aún permanecían en sus pequeños ojos. Bebió de la taza y se la extendió de vuelta al menor-, gracias -una pequeña sonrisa se dibujó en su rostro y depósito un beso en su mejilla.

-¿Jinnie ya te sientes mejor? –el pequeño moreno acariciaba sus mejillas.

-Si Joonie, ya no duele... -el menor veía la oreja izquierda del pequeño pelinegro que tenía un ligero corte, aún se veía roja, pero tenía una pequeña curación cubriendo la herida.

-Perdóname Jinnie... debí cuidarte mejor -el pequeño moreno hacia un puchero con su boca y una mirada triste lo embargo.

-No Joonie, yo soy tu hyung, yo debo cuidar de ti -una pequeña sonrisa iluminó su rostro haciendo sentir al otro niño, menos triste.

-Cuando seamos grandes yo cuidaré de ti, no quiero que me cuides Jinnie -ambos pequeños sonrieron ante el comentario, Joonie había tomado las pequeñas manos de Jinnie y jugaba con ellas, se acercó a su oído derecho y le susurró- ¿te cuento un secreto Jinnie? -el pequeño pelinegro movió su cabeza enérgicamente y la curiosidad se abrió en sus pequeños ojos marrones-, soñé que me casaba contigo -un ligero rubor aparecía en las mejillas de ambos niños.

-Joonie, pero si cuentas tus sueños no se cumplirán -el puchero que hacia Jinnie lo hacía lucir adorable.

-No Jinnie, cuando crezcamos me casaré contigo ¿o tu no quieres que nos casemos?

-Si quiero Joonie -el pequeño pelinegro extendió sus brazos hacia Joonie, y el menor se acercó a él tratando de no lastimar su reciente herida, lo abrazó con cuidado, después tomando su pequeño rostro entre sus manos le dio un beso fugaz sobre sus labios abultados, haciéndolo sonrojar aún mas-, ¡Joonie besitos no! ¡Mamá se va a enojar si nos ve! -ambos pequeños terminaron sonriendo ante la complicidad de su acto.

Pocos minutos después la puerta del cuarto se abrió, entrando una mujer esbelta y alta de cabello negro, era la madre del pequeño Jinnie.

-Mi pequeño, ¿ya te sientes mejor?

-Si mami -la mujer se había acercado al pequeño tomándolo en brazos.

-Vamos que ya es hora de comer -tomando con su mano libre la pequeña mano de Joonie, salieron de la habitación.

La casa era de dos niveles bastante modesta y acogedora, era la casa de Jinnie en donde Joonie pasaba la mayor parte del tiempo ya que los pequeños tenían la misma edad y sus padres habían encontrado conveniente que convivieran.

Desde el primer momento ambos niños tuvieron química, siendo el pequeño Jinnie el primero en acercarse a un tímido Joonie, el pequeño había sido siempre excluido y mal mirado por los demás, haciendo al pequeño introvertido y huraño, mientras que Jinnie lo trató con cariño, siempre siendo dulce, como era el pequeño. Por ello Joonie comenzó a adorar a Jinnie y a depender de ese pequeño que siempre tenía una sonrisa cálida para él.

(¨*•. Encuentro.•*¨) [NamJin] •Terminada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora