CAPÍTULO 3

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A la mañana siguiente Jin había sido trasladado a una habitación, en donde estaría más cómodo y seguiría en observación al menos un par de días más a lo que había comentado el doctor a Nam, quien no se separaba del chico ahora que tenía carta abierta.

-Deberías ir a tu casa a descansar, pasaste aquí casi toda la noche -le decía Jin mientras lo miraba somnoliento debido a los tranquilizantes que momentos antes le habían suministrado.

-No, no te dejaré aquí solo, además cuando salí de urgencias fui rápidamente solo a darme una ducha y cambiarme, regresé justo a tiempo que te estaban trasladando aquí, me hubiera dilatado un poco más y estaría en la recepción armando un escándalo por saber que habrían hecho contigo -Jin río levemente ante su comentario, pero su cuerpo se sentía cansado y poco a poco comenzó a quedarse dormido.

Nam por su parte acercó una silla a la cama y lo observaba dormitar hasta caer a la inconciencia del sueño, el rostro de Jin se veía en una tranquilidad apacible, los golpes que había recibido habían formado moretones sobre sus pómulos y sus labios gruesos tenían costras ya formadas ahí en donde se habían abierto debido a la violencia infringida, pese a todo, el chico lucia hermoso y eso era algo que incomodaba en cierta manera a Nam y al mismo tiempo lo hacía estar ahí, como un idiota embelesado vigilando su sueño.

Recordó brevemente cuando lo vio por primera vez, también estaba en un tranquilo sueño en el jardín de su casa, fue una imagen que se le clavo en lo más profundo de la memoria, en ese momento había tenido la intención de violar la privacidad de su casa y acariciar su rostro angelical y como si ese recuerdo se hubiera proyectado en ese instante, se vio haciendo lo que en aquella ocasión no realizó, estaba inclinado sobre su asiento, acariciando con el torso de su mano el rostro de Jin, su piel era suave, observaba cada detalle como queriendo entender aquello que para él era indescifrable. Algo provocaba en Nam que su corazón había comenzado a latir más fuertemente; paso sus dedos sobre su cabello negro despejando un poco su frente, pasaron lo minutos y seguía mirándolo, cada detalle, lo más mínimo con cierta curiosidad reflejada en sus ojos y de vez en cuando sonreía para sí.

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Era la hora del ocaso cuando Jin despertó, su habitación se encontraba casi en penumbra mientras por la ventana los reflejos rojizos del sol entraban por el umbral, en la cual se encontraba un chico observando a través de ella, absorto en sus pensamientos. Lo miraba mientras estaba de espaldas, la luz del sol acentuaba su piel morena haciéndole lucir un aura oscura, como un ser que está al acecho de algo, un pensamiento fugaz cruzo la mente de Jin, "como si fuese un demonio" y recordó cómo se enfrentó a sus agresores y está ahí, junto a él como sin nada, una sonrisa se dibujó en su rostro.

-No eres un demonio, eres un ángel, mi ángel de la guarda... -Sus palabras fueron dichas en un susurro que Nam no alcanzó a entender, sin embargo, reconoció la voz de Jin, se dio vuelta hacia él.

- ¿Ya despertaste? ¿Estás bien? ¿Te duele algo? -Jin sonreía ante la torpeza de ese chico.

-Solo una pregunta a la vez -decía con voz aun somnolienta- acabo de despertar, sí, me siento un poco mejor, y el dolor ya es más pasable.

- ¿Seguro? Porque si te sientes todavía muy mal iré con el doctor... -Jin tomó su mano y la apretó suavemente.

-No es necesario... -le dedico una pequeña sonrisa- pero he de admitir que tengo hambre... -Jin se ruborizo un poco ante este pedimento, pero no había comido en un poco más de 24 horas.

-Claro, es verdad, iré con las enfermeras, te conseguiré algo de comer, quédate tranquilo ya vuelvo -soltó su mano y salió corriendo de la habitación.

Jin ahora miraba hacia la ventana, su habitación ya se encontraba en penumbra total, y su cuerpo aun dolía, sin embargo, su pecho se sentía cálido, hacia tanto tiempo que alguien no mostraba un interés así por él, que había olvidado lo bien que se sentía, la nostalgia lo invadió al recordar a la única persona que le había mostrado amor y unas lágrimas comenzaron a rodar por su mejilla.

-Espero que este ángel me lo hayas enviado para acompañarme en esta soledad que ha dejado tu ausencia...

Nam regreso al poco tiempo con una charola con comida, encendió las luces del cuarto y escuchó gimotear a Jin, preocupado se acercó rápidamente al chico.

- ¿Sucedió algo? ¿Te duele mucho? Iré por el doctor...

-No es nada, en verdad no te preocupes... -Jin lo interrumpió mientras se limpiaba las lágrimas de su rostro, viendo la charola con comida desvió el tema a eso-, por cierto, gracias por ir a buscar algo para comer, en verdad tengo mucha hambre.

Nam lo miraba con cierta inquietud, había estado llorando mientras había salido, tomo una mesa que estaba a los pies de la cama, colocó la charola sobre ella y la acercó a Jin; lo ayudo con mucho cuidado a incorporarse un poco para que éste pudiera comer. La charola consistía en un plato con pequeñas porciones de zanahoria, calabaza, pollo, arroz y dos rebanas de pan y un poco de jugo. Jin trato de comer por sí solo, sin embargo, le era un poco molesto, por ello Nam terminó dándole de comer en la boca, cosa que era algo divertido para él. Terminó con todas las raciones realmente estaba famélico y alegaba que seguía teniendo hambre, mientras el moreno se encargaba de explicarle de mil maneras que por su situación se tenía que limitar a la dieta que le estaba dando el hospital y que una vez que saliera podría comer lo que quisiera.

-Pero en verdad sigo teniendo hambre, esto no me llenó -le decía en medio de pucheros acompañados de una cara triste.

-Vamos Jin, solo son un par de días más, además si voy a pedir más comida para ti me van a mandar por un tubo -no podía creer que el chico le hiciera esas caras, pareciera que estaba tratando con un infante, sin embargo, le resultaba divertido.

En ese momento entraba la enfermera de guardia de la noche para comprobar el estado de salud de Jin, quien no perdió la oportunidad de decirle que no había comido y tenía mucha hambre, sin embargo, en su expediente ya venía reflejado el horario en el que se le había proporcionado la comida a Nam para él, haciendo que sus suplicas fueran en vano.

(¨*•. Encuentro.•*¨) [NamJin] •Terminada•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora