Capitulo 40

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-¿Una carta?...- me dije a mi mismo ya que me encontraba solo en mi habitación. Procedo a romper el sobre y sacar el papel dentro de el.- No puede ser- dije atónito al leer el nombre. No pensé que otra carta pudiera llegar, me alegra eso.

'Hola Nate, soy yo, Nate'

Espero no te haya asustado Keysh con tanta información un poco apresurada debido a mi, no quise que saliera lastimado, al contrario quien iba a correr ese riesgo era yo, pero se sintió impotente pensando que no me ayudaba sin darse cuenta que gracias a el todo esto fue posible. Todo lo que te dijo es y fue cierto, pero no sabemos con certeza si en tu linea temporal pase eso mismo así que debes estar atento totalmente a todos los lugares posibles a la vez. Se que es apresurado, pero esta en tus manos salvar al amor de tu vida, más bien nuestro amor. Se que su graduación es mañana y debes estar pensativo pero, creo que ambos pensamos lo mismo, sabes a que me refiero.

Se que es de otra línea pero nuestro amor es la única conexión, el amor hacia esa única persona que nos hizo ver el mundo con ojos de amor.

Te deseo suerte y desde la lejanía temporal, te quiero mi yo pequeño....

Al leer todo esto mi cuerpo solo cedió y se derrumbó al suelo junto con una carta en manos igual que a mi corazón. Mis lágrimas comenzaron a bajar por mis mejillas junto a una piel erizada por lo que acabo de leer, el mundo vuelve a ponerme en esa posición de salvar a 51 personas y entre ellas esta Keylor.

-No se que hacer, ¿que debo hacer?- dije a mi mismo mientras secaba mis lágrimas y abrazaba mis cachetes en busca de calor para dejar se llorar de una buena vez. Me recuesto en mi cama pero no consigo dormir de ninguna forma posible, me muevo de derecha e izquierda, de arriba abajo e incluso el suelo pero nada funciona en esta noche tétrica sin una luna que alumbrar mi cuarto por las ventanas de cristal. El día se unió a mi en forma triste pues puede ser la última noche o más bien la primera de muchos desvelos si no logro salvarlo.

-Hijo- escucho una voz a lo lejos, yo me encuentro en un lugar oscuro, no veo a nadie, más bien escucho, murmullos, risas, sollozos y gritos, todo es muy confuso hasta que veo un ataúd con el nombre de Key, miro mis manos y están llenas de sangre, de igual forma mi ropa.- Fue tu culpa- dice esa misma voz.

-Tu culpa- dicen muchas voces a la vez y aparecen todos mis amigos con lágrimas y enojo en sus rostros- !FUE TU CULPA!- comienzan a gritar y acercarse a mi, reacciono cubriendo mis oídos para no seguir escuchando todo eso.

-¡NO!- grite y me levantó con iluminación solar, me había quedado dormido y ni cuenta me di.- Maldita pesadilla, suerte que fue solo eso.- dije y de una vez fui alistarme para mi mayor día, triste por demás. Comienzo a vestirme, voy con una camisa blanca de botones junto a un pantalón azul marino, de igual forma unos zapatos color crema y correa para combinar ambas cosas.

-Estas hermoso hijo- dice mi madre una vez bajo las escaleras.

-Es cierto, mi galán, jamás pensé que este día llegará tan rápido- dice mi padre abrazándome.- Estamos orgullosos de ti hijo- dice y no pude aguantar y solo llore encima de ellos como si de un bebé se tratará. Solo me abrazaron y luego de desayunar Keylor llegó.

-Nos vemos allá, los amo- dije y me fui de mi casa, dejando atrás las lágrimas y armándome de valor.

-¿Ese es mi novio?- dice bajándose del auto con unas flores muy hermosas- Ten, para ti- dice dándome un abrazo y un beso algo tierno. Estos pueden ser nuestros últimos momentos así que quiero aprovecharlos con todo mi alma y corazón.

Ya nos encontramos de camino y no sabía que decir o hacer, solo tome su mano por el camino sin más, solo esa costumbre pero debo dialogar, puede ser nuestro último camino junto, nuestras últimas palabras o besos, debo armarme de valor.

-Te amo, ¿lo sabes no?- dije mirándolo a los ojos y posando mi mano en su mejilla.

-Claro, yo también te amo, ¿todo bien?- preguntó tomando la misma mano que estaba en su mejilla.

-Si, solo estoy nervioso por lo que voy a decirte.- dije y frunció el ceño pues no sabía de qué hablaba.

-¿O...k?- dice acariciando su parte trasera del cabello.

-Quiero que tengamos relaciones...- dije y a su vez me cubrí mi boca muy rápidamente.- Lo siento...- dije algo ruborizado y el solo se ríe.

-Amor, esperaba hablar de esto luego de lo del hotel pero no justo el día de nuestra graduación, aún así, ¿ya te sientes seguro?- dice justo deteniéndose en una luz roja y mirándome a los ojos.

-Si, quiero hacerlo ahora- dije mirándolo fijamente a los ojos pero se asombró un poco por la brusquedad de mis palabras.

-Nate, no creo que ahora sea el mejor momento- dice nuevamente acelerando el auto por la luz verde que hizo su alumbramiento en el peor momento.- Luego de este día podemos hablarlo mejor, ¿te parece?- dice y no tomo más remedio que asentir con mi cabeza y seguir el camino en silencio hasta llegar a la escuela pues la graduación será en nuestra cancha, inmensa por demás. Una vez estacionados nos bajamos del auto pero mis pies se sentían pesados, no quería que estar aquí, quería irme y correr.

-No quiero estar aquí- dije sin pensarlo.

-¿Que?- dice acercándose a mi, a un cuerpo pálido y tembloroso.- ¿Te sientes bien?- dice abrazándome.

-No quiero estar aquí, quiero irme, vámonos por favor no me hagas entrar ahí, no quiero que nadie muera por favor vámonos- dije y mi voz se cortó al final, mi corazón dejo de latir casi al soltar eso así sin más.

-Amor, cálmate, ¿porqué estas así?- dice acariciando mi cabello- Todo va a estar bien y no va a pasar nada, te lo prometo.- dice pero le alejo de el.

-No puedes prometer algo que no sabes que vas a cumplir, esto ni yo se si puedo hacerlo- dije sin poder callar, no se que me pasa pero mis palabras salen de mi sin querer hacerlo.

-Hey chicos, ¿todo bien?- dice llegando Scott junto a Nick, mi salvación.

-Ayúdenme con Nate, quiere irse y esta algo alterado, yo iré donde mis padres y vuelvo con ustedes enseguida.- dice dejándome con mis dos amigos, los más que necesito ahora.

-¿Que pasa Nate?- dice Nick. Y les cuento sobre la carta, mi pesadilla y todo el transcurso desde mi casa hasta que llegamos. No se que me pasa pero desearía que no me hubiese pasado esto, quien soy yo para salvar a tanta gente, no soy nadie.

-Necesito que te relajes y tengamos la cabeza fría, son 51 vidas en nuestras manos, no te tires toda la carga tu solo, nos tienes a nosotros- dice Scott secando mis lágrimas.

-Habrá que estar pendiente de todo, hora de salvar a todos- dice Nick colocándose los lentes. Hace años no se los pone, debió ser obligado por Scott.

Nos dirigimos hacía la cancha con los ánimos mezclados, alegría y tristeza es lo que yacía desde el fondo de mi corazón, no podía pensar en nada más que muerte, sangre, dolor, lágrimas y mucho sufrimiento de parte de todos. Muy a lo lejos veo los autos, en particular veo uno que se me hace conocido, se estaciona un poco lejos que los demás, debe ser normal, no hay tantos estacionamientos pero, quien bajo del auto me hizo erizar la piel de forma extraña.

-¿Lizbeth?.

[La hora de la verdad está ante nuestros ojos, ¿que pasará?]

Amor de CartasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora