Capítulo 3| El recuerdo

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3 de octubre del 2021.

Intentaba con todas mis fuerzas, no sucumbir al deseo de tirarle un sillazo en la cara a Beverly, mi compañera de cuarto.

Comprendía que estaba estresaba porque se graduaba dentro de pocos meses de la universidad y tenía que comenzar su tesis y así, pero no importaba cuanta paciencia demostraba, no era suficiente para aguantarla. Luego de que mi antigua compañera se graduó dos años después de que yo llegar a Yale, llegó Beverly que desde el principio era notable que tenía un temperamento explosivo.

Conté mentalmente en ruso, y solo contaba en mi idioma natal cuando ya no aguantaba. Cerré los ojos y me levanté de mi cama porque ya no soporté sus quejidos y monólogos, caminé hacía la puerta y a la puta madre que estuviera en pijama. Yo me largaba de ahí antes de ahorcarla con la funda de la almohada. Daba pisotones mientras caminaba, las chicas me pasaban por los lados y me silbaban divertidas, yo ignoré a todos y llegué a la recepción donde las dos residencias de chicos y chicas compartían administración central. Cerré los ojos e hice ejercicios de respiración que rápidamente me calmaron, sonreí con alivio y caminé hacia un sofá cerca de la ventana. Observé a través de ella al único lugar que mostraba, que era el camino de piedra que llegaba a la universidad. Recogí mis piernas y recosté mi barbilla en la palma de mi mano, sin dejar de mirar a través de la ventana.

Tenía problemas para controlar mis emociones y siempre era bastante explosiva con ello, mi cuerpo reaccionaba más rápido que mi cabeza, y cuando mi cerebro ya había conseguido la respuesta pacifica y normal, mi puño resolvía la situación más rápido. Al principio yo no era así, pero luego de que ocurrió esa situación cuando tenía alrededor de ocho años, mi comportamiento cambió radicalmente.

Bueno, yo no soy la misma de antes y jamás voy a serlo.

«— ¡Analise! —sonrió y me mostró esa sonrisa tan extraña con tenía, pero que se había vuelto muy especial para mí—. Creo que ya vienen Marlon y María, ¿no te parece chulo hacerles una broma?»

No.

Me estremecí y cerré los ojos, sacudiendo mi cabeza para espantar los recuerdos que querían apresarme en cosas que ya ni pensaba, que me obligaba en no pensar. Me levanté y al darme vuelta reconocí a lo lejos las siluetas de dos personas que ya conocía. Hades y Ronald hablaban con otros dos chicos más, dos castaños que parecían buena onda y eran bastante atractivos. Ronald me notó y asintió en modo de saludo, observé a Hades que me notó luego de Ronald y simplemente se volvió a girar a hablar. Elevé una ceja e ignoré la situación, no me era importante que fuera indiferente conmigo. De todas formas no era alguien importante en mi vida.

Pero me detuve antes de volver al camino de vuelta a mi habitación. Realmente no quería volver ahí justo ahora, porque sentía que todo el control que usé para manejar mis emociones se iría al caño si Beverly seguía como estaba, que era bastante seguro.

— ¿Analise?

Me giré, Ronald había sido él que me llamó, mientras Hades de repente caminaba hacía mi. Ocurrió tan rápido que no tuve tiempo a procesar, me tomó de la muñeca y jaló hacía ellos, ocultándome detrás de él y de uno de los castaños.

— ¿Qué...?

—Me es totalmente asqueroso que los hombres crean que tienen derecho a denigrarte como estaban haciéndolo casi todos aquí, solo porque estás en pijama—fue lo que dijo, sorprendiéndome. Miré en la dirección que él miraba molesto, eran unos chicos de quizás primer año que susurraban entre ellos y me miraban, compartiendo risas burlones.

Les saqué el dedo del medio y ellos giraron a mirar a otro lugar.

— ¿Por qué saliste en pijama? —preguntó Ronald.

El caos que somos [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora