El caos que somos [BORRADOR]

Capítulo 1| La cirugía.

Jueves, 23 de septiembre del 2021.

Limitémonos a decir que, un segundo más y estaré en el suelo.

Debido a la universidad, junto con el trabajo de medio tiempo que hago para pagar la matrícula, he estado tan cansada que he ganado un tipo de poder de lograr dormirme en cualquier circunstancia o lugar.

Cuando cursabas tu sexto y último año de medicina general, eras un total caos, de hecho ya a los dos primeros años ya ni sabes quién eres, solo eres un tipo zombi para entregar los trabajos y todo a tiempo para poder graduarte con una buena nota. Sobre todo cuando estudias en una de las mejores universidades de Estados Unidos y la exigencia era alta.

Aun recuerdo como gritamos de felicidad mi mejor amigo y yo cuando logramos entrar a la universidad de Yale, recuerdo las caras de orgullo de nuestras madres y como nos exigieron que saliéramos con honores de este lugar. En ese momento sabíamos que debíamos esforzarnos al máximo. Y ahora sabíamos que esto era una batalla diaria para lograr cumplir esa meta. Aun no había comenzado a estudiar pediatría, pero sabía que tampoco sería fácil como la medicina general.

De hecho, a veces consideraba seriamente quedarme solo con medicina general.

Luego el rostro de mi madre cuando volviera a Rusia sería muy malo, ella seguramente no me dejaría en paz hasta devolverme a América para que siga estudiando con eso de: "yo no críe una vaga"

Suspiré.

Santo diablo, solo un poco mas y comenzaré con pediatría, y en un parpadeo me voy a graduar.

Pensarlo era un buen sueño.

Mi teléfono vibraba a todo momento en mi bolsillo, las notificaciones no paraban hasta el punto en que no había espacio entre vibración y vibración. Seguramente era mi mejor amiga María, una madrileña que conocí el primer día de registro en la universidad, solicitando mi presencia en el grupo o simplemente quejándose de las tareas que le mandaba la profesora.

O quizás contándole un chisme de pasillo a al único pobre ser que usa como víctima, que era Marlon, pensé con algo de estrés. Odiaba que ella usara el grupo de nosotros tres para hablar de esas cosas que hasta imagines tiene y todo, solo para llenar mi memoria de tonterías que tendría que borrar luego. Preferí apagar mi celular y seguir con mi trabajo. Era bastante sencillo, tenía que programar algunas cosas para mi jefe, que era uno de los profesores de la universidad y también uno de los mejores cardiólogos del estado de New Haven.

Apilé las carpetas y las sostuve mientras las colocaba ordenadamente en su lugar, observé la hora en mi reloj de muñeca notando que ya faltaba poco para irme. Sonreí con algo de alivio y caminé hacía el consultorio de mi jefe, el doctor Holmes. Al principio estaba nerviosa debido a que me escuchaba los rumores inevitables de pasillos de que él era una hombre muy estricto en la practicas que él hacía para sus estudiantes y que era casi imposible sacarle una buena nota para sumarle al puntaje final, pero cuando se acercó a mí para ofrecerme el puesto como su ayudante me di cuenta era un hombre muy amable y responsable, el Doctor Holmes y yo discutimos sobre mis clases y cueles días podría venir para poder lograr estudiar y no dejar mi estudios de lado, un gesto del cual estoy muy agradecida. Lo veía como una figura paterna y le tenía mucho respeto como profesional y como persona.

Un bostezo salió de mi boca y con apuro la tapé, avergonzaba. Tallé mis ojos con suavidad para correr el maquillaje que hacía que no me viera como un mapache. Dormir más de ocho aquí había dejado de ser una opción. Toqué cuatro veces la puerta y luego la abrí, el hombre que me doblaba la edad y que era mi jefe estaba revisando algunas carpetas en su escritorio. Levantó la vista y soltó los papeles.