El caos que somos [BORRADOR]

👩🏽 Capítulo 39| El te amo inesperado

MARÍA BRONW.

No había podido estar bien desde la llamada.

Él me había encontrado.

La angustia me apretaba la garganta y la necesidad de comer estaba desapareciendo. Tenía pesadillas y cuando salía del departamento miraba en todas direcciones buscándolo entre la gente, por primera vez desde que estaba aquí en New Haven no me sentía segura.

Él me llamaba a la misma hora dos noches a la semana diciendo cosas de mí, riéndose con su voz suave que me erizaba el cuerpo. Lo odiaba por tenerme a la expectativa y él lo sabía, por eso se burlaba de mí y me decía esas mierdas. Había roto mi teléfono en un ataque de pánico, me compré uno nuevo pero eso no lo detuvo y ahí estaba de nuevo, llamándome, indicándome que ya no podía huir como lo estaba haciendo todos estos años.

Tenía miedo. Miedo de lo que me ocurriría, de que sería mi vida desde este momento ¿me atraparía? ¿Podría escapar alguna vez en cuanto estuviera con él? No lo creía, me atraparía de nuevo y seguro que me encerraría en una caja para que nunca más volviera a intentar escapar.

Y Max, yo quería a Max. Quería pasar mis días con él, pero él no me elegía.

Sonreí sin ganas. Quizás era lo mejor que siguiera eligiendo a Jeremías, porque quizás mañana nadie me volvería a ver. Solo era cuestión de tiempo de que él llegara y viniera a buscar lo que por derecho era suyo: yo.

***

Caminé hacia la casa de Ares para poder hablar un segundo con Analise y lo vi a él con una chica castaña riendo y abrazados frente a la camioneta.

Oh, la chica koala.

Ladeé la cabeza y confirmé lo que dije hace un tiempo. Sí, yo tenía razón: la chica koala tenía lo suyo por su belleza natural, pero Analise era más bella, por dentro y por fuera era un jodida diosa.

Por curiosidad miré las nubes que decían que habría una tormenta y mi vista fue a una sombra en la ventana. Analise estaba ahí mirando todo y como tampoco era que estábamos tan alto, observaba sus ojos llenos de lágrimas y dolor mientras miraba a la pareja. Hice una mueca y miré a los novios mientras ellos entraban en el edificio.

—Es mejor que la saque de aquí—murmuré.

Corrí a dentro del edificio y me anuncié al vigilante. Observé a Ares entrar al edificio y le hice señas.

— ¡Hey, Ares!

Él me miró y detuvo las puertas del ascensor mientras que la castaña me miraba con desconfianza. En mi mente sonreí, estaba a la defensiva por Analise y me parecía genial que la creyera una rival, porque Analise si estaba enamorada de Ares.

Corrí hacia ellos.

—María—saludó don chico de hielo. Sonreí e hizo un ademán hacia la chica—. Ella es Raquel, mi novia.

La miré y le extendí mi mano.

—Te vi en el partido que hizo Ares el año pasado—notifiqué—. Soy la mejor amiga de Analise.

—Un gusto—murmuró, aceptando mi apretón.

—Ven—Entré al ascensor y presionó la clave—. ¿Vienes a visitar a la Chaki chan?

—Vine a buscarla para pasar un día de chicas—me encogí de hombros—. Y también tenía ganas de que busquemos al padre del granito de arroz, como le llamas.

Eso captó su atención.

— ¿Al padre?

—Uh-hum—dije desinteresadamente—. Lo vi de lejitos en esa fiesta y la verdad me pareció que hacia una linda pareja con Analise, ¿te imaginas que se enamoren? —sonreí—. Sería una linda historia de amor.