Ladeé la cabeza ligeramente.
Ella frunció el ceño, claramente confundida.
—Disculpa ¿sabes donde vive Ares Hidalgo? Pelinegro, alto y de ojos azules—miró de ambos lados—. La última vez que vine era aquí, ¿se mudo de piso a caso?
La miré de arriba abajo. Era algo más pequeña que yo, castaña y bastante bonita. Si le ponías un gorro de punta larga en la cabeza y le ponías un disfraz de bruja...
Oh, diablo santo. Ella era Raquel.
—No...—ella me miró—. De hecho, él vive aquí. En este departamento.
Por un segundo no hubo reacción y luego me miró de arriba abajo y luego sus ojos fueron a mi cara, con su ceño comenzando a fruncirse y la miraba llena de confusión. Le extendí mi mano y le di una sonrisa amable.
—Soy Analise, Ares no para de hablar de ti, bruja.
—Solo Ares me dice así—se apresuró a corregirme.
Sonreí incomoda.
—Bien, pasa. Le diré al Hidalgo que estás aquí. Entra.
Me hice a un lado y noté que tenía una mochila. Ella miró el lugar y luego su mirada pasó a la ropa tirada en el suelo para luego mirarme a mí.
— ¿vives aquí?
Cerré la puerta y me giré hacia ella, metí mis manos en los bolsillos de mis jeans y asentí.
—Así es. Iré a decirle a Ares.
Ella no me quitó la vista ni un segundo mientras caminaba a apresurada hacia la habitación de Ares. Toqué dos veces la puerta y como no me dijo nada, entré. Estaba apenas poniéndose la camisa y me miró a través del espejo.
— ¿Quién era?
—Ahí afuera está Raquel.
Se giró bruscamente hacia mí.
— ¿Qué?
—Lo que oyes—señalé hacia la puerta—. Allí en la sala está tu bruja y no me está mirando muy lindo que se diga. La comprendo, supongo, no es normal encontrar a una chica en la casa de tu novio.
Me ignoró y salió por la puerta rápidamente, casi corriendo. Lo seguí y cuando entré parecía escena de película el espectáculo que tenía en mi sala: los dos frente al otro y mirándose como se estaban mirando.
—Bruja...
Ella le dio una sonrisa.
—Hola, dios griego.
Y luego, un beso de película con Ares casi lanzándose encima de ella para estrecharla a su cuerpo y adueñarle la boca mientras ella le correspondía el gesto con las mismas ganas. Toda la escena olía a un "te extrañé" muy denso, casi palpable.
Me sentía incomoda siendo espectadora de todo esto.
Me moví sutilmente hacia mi espacio para doblar ropa y me senté en el suelo. Agarré un par de jeans y los doblé, ignorando toda la escena aunque mi cuerpo no lo ignoraba y tenía la piel de gallina por estar escuchando los típicos sonidos de cuando los labios se separaban. Mi estomago se revolvió. Iugh, mucha cursilería.
—No te esperaba—lo escuché decir cuando, para mi alivio, se separaron.
—No habíamos hablado desde hace casi tres días, estaba preocupada porque no contestabas mis llamadas. Hubiera venido antes, pero hubieron unos problemas con los vuelos y vine en este.
—Me alegra verte, bruja—casi lo sentí sonreír—. ¿Ya conociste a la Chaki chan?
Me giré hacia ellos y sonreí.
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El caos que somos [BORRADOR]
Fiksi PenggemarHades era una tormenta caótica. Analise fue un cielo soleado y otras veces con lloviznas. Para Hades, tener a su novia a miles de kilómetros de distancia nunca fue fácil. Nunca. Mucho menos cuando se encuentra cara a cara con una inquisitiva mujer d...