Abrí mis ojos, deslizándolos por la habitación de hospital.
Los recuerdos llegaron a mi cabeza como puntazos, haciéndome cerrar los ojos por el dolor de cabeza. Llevé la mano a mi vientre y lo acaricié.
Esto... todo me parecía un horrible sueño.
Las imágenes del cuerpo muerto de Max llegaron a mí. La sensación de la maldita sangre en mis manos mientras intentaba reanimarlo hacía que mis manos hormiguearan. Aplané mis labios un segundo e intenté apartar la imagen de mi cabeza, fue horrible porque mientras más ganas tenía que se fuera, el recuerdo quedaba más en mi mente.
—Despertaste.
Los ojos azules de Ares dieron con los míos en cuanto levanté mis parpados, no dije nada ya que mi garganta se sentía hormigosa. Hice una seña de que quería agua y él caminó hacia un termo, lo extendió en mi dirección y me ayudó a beber. No perdí sus ojos de vista mientras me ayudaba y cuando se alejó al beberme por completo el agua.
— ¿Cómo están los chicos? —Mi voz salió ronca, carraspeé, pero eso no cambió la situación de mi voz—. ¿Cómo están?
—Están testificando, están algo todavía shockeados. Me quedé aquí, tu primo estaba algo ansioso y tuvieron que sedarlo-se sentó en la esquina de la cama—. Tuviste un desmayo por la ansiedad y adrenalina, ¿Cómo estas tu?
—Estoy bien ¿y mi bebé?
Sonrió un poco.
—El granito de arroz está bien, tranquila, pero debes cuidarte.
Silencio.
Inhalé aire y miré un momento el techo de la habitación.
— ¿Max?
Todo rastro de broma se fue de su cara y suspiró. Jaló su cabello suavemente y cerró los ojos, se veía cansado pero no hice gesto para intentar ayudarlo o animarlo. No podía. Los dos estábamos igual de perturbados por lo que ocurrió.
—Sus padres llegaron hoy en la mañana, están devastados.
Lo miré fijamente.
— ¿Cuánto tiempo he estado dormida?
—Son las dos de la tarde del doce de Marzo—se encogió de hombros.
Silencio nuevamente.
Cerré los ojos, evitándolo. No quería saber nada justo ahora de él, mi mente pensaba solo en todo lo que ocurrió hace unas horas. Con María, con Max. Todo me parece tan irreal que seguía creyendo ingenuamente que iba a levantarme y esto sería un simple sueño que no tienes ganas de contar.
Ares se levantó, notando mi lejanía hacia su persona. No abrí los ojos, no tenía ganas.
—Es mejor que sigas descansando—lo escuché decir.
No dije nada y él se fue.
***
Los llantos de los familiares de Max, me taladraban en los oídos.
Llevaba un vestido modesto hasta las rodillas de color negro, deportivas blancas, con mi cabello hecho en un moño. No llevaba nada maquillaje, ni siquiera para esconder mis permanentes ojeras que simulaban a las manchas de un mapache. Todo era lindo, al parecer la familia de Maximiliano tenía dinero, por el mar de flores y el ataúd caro de roble, habían mesoneros de allí para allá que seguro darían una buena comida luego de que todo terminara.
Pero eso no era para nada de mi interés, de hecho, tanto lujo en realidad me molestaba.
Esto era un velorio, no una fiesta.
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El caos que somos [BORRADOR]
FanfictionHades era una tormenta caótica. Analise fue un cielo soleado y otras veces con lloviznas. Para Hades, tener a su novia a miles de kilómetros de distancia nunca fue fácil. Nunca. Mucho menos cuando se encuentra cara a cara con una inquisitiva mujer d...