👩🏻‍⚕️ Capitulo 28| La fiesta de Halloween.

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—Pasen—dije absorta en la ecografía de mi bebé.

Escuché reír a Ares reír y de pronto me agarró de los hombros, haciendo que frenara en seco. Lo miré y fruncí el ceño.

— ¿Qué?

—Ibas a quedar estrellada contra la pared, Chaki chan—murmuró en mi oído con un deje de burla que hizo que le metiera un codazo en la costilla.

—Idiota.

Me senté en el sofá y me quité los zapatos. Mis amigos miraron por todos lados como si fuera la primera vez que vieran una casa.

—Es lindo—dijo María sentándose en un sofá a mi derecha.

— ¿Cómo es tu habitación? —la pregunta de Marlon me hizo sonreír.

—Es la primera a la derecha—indiqué.

Ares lo miró caminar a mi habitación y luego me miró a mí. Simplemente me encogí de hombros.

—Le gusta ver en donde duerno, ni idea de por qué. Se cayó de su cama cuando estaba chiquito.

Asintió.

—Iré a hacer algo de comer.

En cuanto el Hidalgo me dejó a solas con mi mejor amiga, me acerqué a ella y la miré fijamente.

—Te ves rara—le hice saber.

Rodó los ojos.

—Solamente es buen sexo, querida. Hace milagros, deberías intentarlo.

Le sonreí con diversión.

—Oh, lo hice, y terminé con un bebé en la barriga.

Se rió.

—Vale, mal chiste—suspiró—. Me acosté con Max.

—Lo sé.

Me miró desconcertada.

— ¿Cómo...?—se calló—. ¿Sabes, qué? No me interesa saber cómo te enteraste que seguro fue Marlon.

Fruncí el ceño.

— ¿Le dijiste a Marlon antes que a mí?

En ese momento llegó el aludido.

—Linda habitación, pero dejaste mucha ropa regada por el suelo.

— ¿Cómo no me dijiste lo que sabías que pasaba entre Max y María?

Se detuvo en seco y luego, con cuidado se sentó a mi lado y se encogió de hombros.

—Ella era la que debía decirte.

Gruñí.

—Oh, yo te digo que no le cuentes algo y se lo cuentas; ella te dice que no lo digas y no lo dices—los miré indignada—. Los dos son unos horribles mejor amigos.

Marlon iba a decir algo, pero María lo interrumpió.

—Déjala, son las hormonas hablando.

La miré mal.

—Eso no cambia que me vas a decir lo de Max y tú. Habla.

Suspiró.

—No es nada del otro mundo: Me gusta. Yo le gusto.

—Tiene novio.

Hizo una mueca.

—Estamos arreglando ese tema—sonrió—. Pero no es un problema, solo lo tengo que convencerlo para que lo deje.

El caos que somos [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora