👩🏻‍⚕️ Capítulo 23| Los ojos cafés.

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¿Nunca han estado en situación, en la que no saben cómo reaccionar?

¿Cómo sentirse?

Si bien no había esperado el beso del doctor Holmes, tampoco es que mi mente estaba dando reacciones rápidas hacia lo que estaba pasando en este momento.

Oh bueno, solamente necesitaba un choque.

Cuando sus labios se movieron ligeramente para profundizar el beso, reaccioné al fin y me aparté. Lo miré con los ojos igual de abiertos con venado cegado por las luces de un auto mientras que sus ojos negros se llenaron de arrepentimiento y dolor por haberlo rechazado.

—Analise... yo, lo siento... no-

Negué lentamente con la cabeza y me alejé más. Necesitaba la mayor cantidad de espacio posible.

—Esto es tan raro—murmuré llevando una de mis manos mi cien y la comencé a masajear—. Yo...

La puerta se abrió y la persona que menos esperaba recorrió la instancia con sus ojos azules hasta que dieron conmigo.

—Me dijeron que estarías por aquí—miró al doctor y le dio un asentimiento—. Doctor.

No contestó el saludo porque solo tenía ojos para mí.

— ¿Me necesitas? —dije sonando algo desesperada. Necesitaba que me sacara de allí.

—Tú y yo necesitamos hablar, Analise—hizo un ademan con su cabeza hacia fuera del consultorio—. Vamos.

—Okey—me acerqué a él, pero antes de salir, sentí que me jalaron suavemente del brazo.

—Analise, creo que sabes que soy persistente. Solamente lo digo para que lo recuerdes—lo miré a los ojos y no dije nada, simplemente me giré y seguí al pelinegro.

— ¿Cómo es eso de que congelaste la carrera? —Su voz sonaba extrañamente tranquila. Era raro, conociéndolo como lo hago creí que se pondría a gritar como desquiciado para saber el por qué.

—Necesito tiempo—dije mientras salimos del hospital.

— ¿Tiempo? —me miró el con el ceño fruncido—. Analise, no sé qué mierda está pasando en tu vida y nos preocupas, ni siquiera has ido a ver a Lucia ¿Qué diablos te pasa?

Hice una mueca y me sentí mal. No he ido a ver a la princesa Lucia desde hace días, seguramente debe estaba a punto de odiarme.

—Es sobre algo que debo contarte, Marlon.

—Bien—llegamos a su auto y se giró hacia mí—. Habla.

—Tengo un mini yo en el vientre.

Oh, genial ¿es que yo no le podía decir de forma normal a mi primo que esperaba un bebé?

Sus ojos se abrieron mucho y miró mi vientre.

—Me cagó en la puta—murmuró.

—Se te están pegando las expresiones de María—intenté aliviar el ambiente. No creo que fue lo mejor manera.

— ¿Cómo...? Bueno, los dos sabemos cómo, pero... a la madre, esto—negó con la cabeza. Me miró y luego rompió a reír, pero su risa era forzada, casi desquiciada—. ¡Embarazada!

Retrocedí un poco, mirándolo raro.

—Estas poniéndome nerviosa, Marlon—le advertí y dejó de reír.

— ¿Hace cuanto?

—A principios de noviembre cumplo dos meses—farfullé.

— ¿Hace cuanto lo sabes?

El caos que somos [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora