Lunes, 25 de octubre del 2021.
Me quedé en la gradas, esperando a que Marlon terminara de hablar (discutir) con el profesor de anatomía, ya que mi querido primo jamás aceptaba que le dieran una nota baja de 19.5 a menos que le digan el por qué. Demasiado perfeccionista el loco ese.
Luego volvió más calmado hasta donde estaba y se sentó en una banca más abajo. Lo miré todavía en la misma posesión desde que se fue a interceptar al pobre hombre, con mi cabeza apoyada en mi palma y mi brazo apoyado en mi rodilla.
— ¿Al final?
—Aceptó que no podía ponerme un 19 solo porque su esposa ya no le da cariño a él y si al cartero—me dijo, satisfecho—. Un perfecto veinte será mostrado en mi boletín cuando vea mi corte de notas.
—Eres tan raro a veces, Marlon—suspiré.
— ¿Por qué? Me rompo la espalda haciendo esos largos proyectos y no voy a tolerar que me dé una nota baja solo porque le da la gana, él solo da tareas, yo a veces ni duermo.
—Tiene sentido—me enderecé y miré hacia la cancha de tenis en donde estaban jugando Ronald con otros chicos. Nunca miró en mi dirección, así no lo saludé.
Mi primo se levantó y se sacudió los pantalones y me miró. Marlon ya tenía se había graduado ya como profesor de ruso, pero el rarito este volvió a entrar en la universidad para estudiar medicina general y estaba a cuatro semestres menos que yo y María. Ninguno estudiaba conmigo, ni siquiera mi mejor amiga ya que ella tenía los horarios tan extraños que una semana la veías estudiando por las tardes y otras veces las veías tomándose su café y yendo a estudiar en la noche.
Como dije, extraña.
—Yo me voy a comer, ¿tú te vas al trabajo?
—Yes, baby—también me levanté y suspiré estirándome la espalda—. Estoy tan cansada que aprovecharé de dormir un rato en el cuarto de limpieza.
—Oler tanto cloro un día te pasará factura.
—Vete al diablo—lo empujé y casi se cae. Me eché a reír y luego él me empujó—. ¡Loco!
—Empezaste tú, aborto fallido.
Rodé los ojos.
—Enfermo.
***
A las diez de la noche volví a casa hecha papilla, tiré mi bolsa en la sala y dejé los zapatos en la estrada dentro del armario. Eso me hizo acordarme de Hades y su odio por mi costumbre, pero él la respetaba de todos modos.
«—Hades, es una costumbre de mi hogar, no puedes entrar a la casa con los zapatos de salir.
Se cruzó de brazos y me miró interrogante—. Sigo sin entender cual es lo malo de traerlos dentro de casa.
—Pues es obvio que para no meter la suciedad y bacterias dentro de la casa. nos pasamos casi todo nuestro día dentro de las aulas de clase y del laboratorio, Hades, eso sin cortar que a veces vamos al hospital—lo apunté con mi dedo—. Y sabes muy bien que los hospitales están llenos de bacterias.
Rodó los ojos y se levantó luego de terminar de comer.
—Vale, lo he pillado, pero recuerda que tú no eres la única con costumbres—y luego, se fue de la cocina»
Negué lentamente con la cabeza y dejé mi suéter dentro del perchero.
—Es un terco de mierda que no acepta que mis costumbres le parecen buenísimas.
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El caos que somos [BORRADOR]
FanfictionHades era una tormenta caótica. Analise fue un cielo soleado y otras veces con lloviznas. Para Hades, tener a su novia a miles de kilómetros de distancia nunca fue fácil. Nunca. Mucho menos cuando se encuentra cara a cara con una inquisitiva mujer d...