👩🏻‍⚕️ Capítulo 37| La mala memoria.

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Abrí mis ojos y la oscuridad de la habitación fue lo primero que vi al despertar.

No me sentía descansada, de hecho, si había dormido bien es solo que ya mi cerebro estaba trabajando a cien por hora.

Me senté con cuidado y giré mi rostro hacia la dirección que sabía que estaba. Veía su silueta que estaba de espaldas a mí, abrazando una almohada. Respiré pesadamente y me levanté, haciendo el más mínimo ruido posible. Llegué a la puerta y la abrí, haciendo una mueca cuando rechinó, miré a Ares que seguía igual y salí del cuarto. Me sentía incomoda el encontrarme desnuda y con algo de frío ya que el calefactor estaba apagado. Me pasé las manos por la cara y suspiré.

Bien, lo admito: LA HE CAGADO HORRIBLE.

Caminé a mi habitación y cuando iba a colocarme el sujetado, noté un chupetón cerca de mi pezón. Maldije y me puse el sujetador, las bragas y una de las prenda de embarazada con compré. Acomodé mi cabello y salí de la habitación. Tomé la ropa tirada en la sala y mis pobres bragas rotas.

—Animal—farfullé.

Tiré mi ropa en mi habitación y caminé con la ropa de Ares a su habitación, abrí la puerta con suavidad y ahí estaba todavía dormido como un tronco. Mordí mi labio inferior al ver algunas marcas de mis uñas en sus espalda. Eso si no sé cómo diablos lo esconderé. Tiré toda su ropa por la habitación y dejé la puerta abierta para poder ver donde estaba su colonia.

—Hugo Boss—murmuré al encontrarla. Cerré los ojos y llevé el frasco a mi nariz.

Abrí los ojos y bloqueé los recuerdos de ayer, eso pasó una vez y ya. Sería algo que guardaría en mi memoria como un momento bonito.

Rocié la colonia por todos lados para camuflar mi olor y dejé la colonia en su mismo lugar, corrí a la salida y cerré la puerta detrás de mí. Caminé a la cocina y preparé chocolate caliente, me senté en la isla y me quedé mirando como el chocolate caía en la jarra.

¿No pensé con la cabeza? Para nada.

¿Mi amistad con Ares se puede romper por eso? Puede.

¿Soy una perra que no pensó en los sentimientos de terceros? ¡Bingo!

¿Ares se va a enterar? Ni idea, pero espero que no.

¿Quiero...?

—Analise.

Me giré hacia él y tragué saliva; estaba despeinado, vestido y que una cara de que se tomó hasta al agua de los floreros a noche donde sea que fue.

Hice una mueca.

—Te ves horrible, Hidalgo—me levanté para apagar la chocolatera. Saqué del cajón el frasco de pastillas y tomé una, agarré un vaso y lo llené de agua natural, me giré y ya estaba sentado en la encimera con sus restregando su cara—. Toma.

Se quitó las manos de la cara y me miró.

— ¿Cómo diablos volví a casa?

Me encogí de hombros.

—Quizás fuiste un irresponsable que usó el auto, porque llegaste casi cayéndote—le hice un ademan al vaso—. Vamos, lo necesitas.

Me hizo caso y tomó la pastilla. Me giré y me eché mi chocolate.

— ¿Hice algo anoche? Desperté desnudo en mi cama.

Apreté mis labios.

Sí, pasar la noche conmigo.

Lo miré con el ceño fruncido.

— ¿Desnudo? Yo te llevé a tu cama con toda la ropa puesta—me senté frente a él—. Recapitulemos lo qué ocurrió ayer: llegaste a casa. Te quejaste de lo que te pasa con Raquel. Insultaste a mi bebé y amenacé con cortarte la polla si lo volvías a decir—me miró con horror.

—Perdón por eso, me comporté como un imbécil.

—Bien, ya es pasado—sonreí y le di un sorbo a mi chocolate—. También intentaste hacer un stripper en el sofá, solo que te bajé antes que lograras bajarte los pantalones porque ya te habías quitado la camisa—rodé mis ojos—. Fuiste un animal, no querías hacerme caso y rasguñé tu espalda por error. Lo siento—asintió—. Te logré volver a poner la camisa y te ayudé a entrar a tu habitación donde al parecer hiciste el stripper solo—tomé un sorbo de chocolate.

La nariz me va a crecer más que a pinocho.

—Ya...—se alborotó el cabello—. Bueno, me arrepiento de todo lo que pasó ayer. En serio.

Le di una sonrisa fría.

—Claro... todo lo que pasó ayer fue un error—me levanté y solté un bostezo—. Tengo sueño. En el microondas está tu cena de ayer—le pasé por un lado y le di unas palmadas en el hombro—. Descansa que tú también lo necesitas.

— ¿Hice algo más?

Me detuve, dándole la espalda.

—No, Ares. No hiciste nada.

Caminé a mi habitación y cerré la puerta detrás de mí, dejé mi taza sobre el gabinete cerca y me deslicé por la puerta, dejando por fin las lágrimas salir de mis ojos. Sollocé y oculté mi rostro entre mis manos, intentando que el sonido quedara amortiguado. Me levanté con dificultad y me tiré en mi cama mirando el techo. Tomé una almohada y solté un grito ahogado, pataleé y golpeé al colchón. Tiré la almohada con rabia e inhalé por aire.

—Me odio...—murmuré.

Mi mente me tortura recordando sus besos por mi cuello, sus gruñidos de placer, sus manos en mi cuerpo. Su piel, su tacto, su olor, su mirada... gruñí de frustración porque ahora no lo puedo sacar de mi mente, lo tengo ahí, grabado a fuego en cada poro de mi piel. Pasé la yemas de mis dedos por el pecho donde se que tenía el chupetón. Cerré los ojos e involuntariamente mi mano fue a mis bragas ya húmedas por mi deseo. Me reí de ironía. Decía que era un error, ¿pero ya estaba empapada por pensar en él de nuevo dentro de mí? Que doble moral tenía.

Masajeé mi clítoris recordando sus dedos ayer en ese lugar. Ya todo se había ido al carajo, ¿Qué más daba?

Me levanté y pasé el pestillo a la puerta, apagué las luces y cerré las cortinas, intentando simular la misma oscuridad del cuarto de Ares. Me recosté en mi cama y me masturbé pensando en cada movimiento de su miembro cuando me follaba, mis dedos se adentraron en mi interior y gemí bajito. Una de mis manos fue a mi pecho y apreté mi pezón por encima de mi camisa. Arqueé mi espalda y mis movimientos ahí abajo fuera más rápidos cuando casi me sentí llegar.

Sus besos...

Sus palabras...

Sus manos recorriendo cada lugar de mi cuerpo...

Su miembro entrando y saliendo de mí, volviéndome loca de placer...

Exploté.

— ¡Ares! —gemí mientras temblaba por el arrasador orgasmo.

Abrí los ojos, jadeando sonoramente.

Lo comprendí.

¿Quiero a Ares?

—Sí—respondí en la soledad de mi habitación—. Estoy enamorada de ti, maldito idiota arrogante.

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Bueno :D

no tengo mucho que decir solo que me molesta un poco que Analise parezca que solo fue su culpa cuando a Ares tambien le paga culpa. digo, tampoco es que analise le tomó el miembro y se lo metió :/

miren esto tan bonito  que se suponen que son Analise y Ares el día del año nuevo :D

El caos que somos [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora