👩🏻‍⚕️ Capítulo 30| El reencuentro.

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Hoy oficialmente mi bebé tenía dos meses.

Ares caminaba a mi lado aunque andaba pendiente de su móvil y por ello lo tenía sujeto de su antebrazo para que se diera de madres con alguien por andar con la vista en el celular.

Nos sentamos en la sala de espera y ya habían algunas mujeres con unas barrigas más prominentes y otras que ni parecían embarazadas pero para que estuvieran aquí era porque lo estaban. Miré a Ares que le sonreía al móvil y reía, también como algunas chicas me miraban con lastima y susurraban "que horrible que el padre de su bebé no esté pendiente de ella, ni siquiera le ha dado una mirada ni una sola vez". Esos murmullos me ponían nerviosa y le daba golpes al piso con mi zapatilla.

Bien, tal vez Ares tal vez no era padre de mi hijo, pero estaba comenzando a molestarme que accediera a acompañarme y solamente estaba dando presencia humana porque ni me hablaba.

—Si interrumpí algo que tenías que hacer, puedes irte—dije mirando las manos sobre mi regazo.

Él por fin levantó la cabeza, desconcertado. Resoplé internamente, ni me escuchó.

— ¿Qué pasa?

Giré mi cabeza hacia él, fulminándolo con la mirada.

—Que si estas ocupado, te hubieras quedado.

— ¿Qué? Pero es que estoy hablando con...—se interrumpió.

Sí, se que estabas hablando con tu bruja, Ares.

—Lo siento, estoy siendo grosero—guardó su móvil en el bolsillo.

Me miró a los ojos y yo aparté la vista. Les envié una mirada de "¿decían?" a las chicas que les oí susurrar lo de antes. Ellas corrieron la vista y me sentí conforme.

Más tarde la doctora López nos llamo porque era mi turno. Me dio una sonrisa amable en lo que procedimos al típico a interrogatorio alimenticio.

—He estado comiendo bien.

—No es cierto, la regañé esta mañana porque se comió toda la Nutella cuando debió comer algo salado.

Lo pellizqué.

— ¿Raquel no te está llamando?

Sonrió burlonamente.

—Eso no evita que vaya a contar como te alimentas, Chaki chan.

—Ella puede tener antojos, Ares, es normal—sonrió divertida y luego me miró—. Pero debes alimentarte bien, ¿si? Es por tu salud y la de tu bebé.

Asentí y le saqué la lengua a Ares. Demasiado infantil para una mujer de veintitrés años, pero no me importaba.

—Ahora, recuéstate en la camilla y levántate un poco la camisa—hice lo que me indicó, con Ares sentándose a mi otro lado y me fue inevitable no tomarle de la mano. No entendía por qué me ponía nerviosa pero lo hacía—. Vamos a ver a este pequeñín.

En cuanto escuchamos el sonido de mi bebé, aplané mis labios sintiendo la emoción hacerme un nudo en la garganta, pero no me eché a llorar como la primera vez. Miré a Ares que mantenía la vista en la pantalla igual de maravillado que yo.

Y eso me hizo extrañamente feliz.

Toqué mi barriga donde la doctora no pasaba la sonda, ya estaba algo más elevado y algunos jeans ya no me entraban por lo que solo usaba monos suaves.

— ¿Pero...?—me salí de mi burbuja al escuchar a la doctora.

— ¿Qué pasa? ¿Hay algo mal? —Me apoyé en mis hombros para poder ver. Ares me apretó la mano y se la apreté en respuesta.

El caos que somos [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora