👩🏻‍⚕️ Capítulo 38| El mejor amigo

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El universo estaba de mi parte, y no estaba viendo a Ares muy a menudo.

Pasaba su mayoría del tiempo hiendo a la universidad, haciendo sus entrenamientos y arreglando sus papeles para graduarse como también estaba haciendo sus prácticas. Y yo por otro lado, apenas escuchaba la puerta me iba disque a dormir a mi habitación porque él entraba y se sentaba un rato en mi cama.

También me estaba sintiendo un poco mal, porque lo escuchaba suspirar con cansancio y me murmuraba lo que hizo ese día, el primer día que lo hizo casi me saltan las lágrimas por ser tan idiota y estar haciéndole un agujero a nuestra amistad que cada día se volvía más grande y menos fácil de arreglar. Era difícil no levantarme y abrazarlo. Pero me contenía. Porque él me devolvería el abrazo como un amigo cuando yo sentía que lo quería unir a mí porque le quería, porque estaba enamorada de él.

Qué situación de lo más horrible era la que me encontraba.

Escuché la puerta ser abierta y me espanté. Ares no llegaba hasta las nueve y eran apenas las cuatro, maldije y cuando intenté salir de la cocina, Ares entró. Sus ojos se escanearon de arriba abajo y se quedaron en mi barriga. Sonrió.

-Vaya, saliste de tu cueva.

-Sí, yo...

Se acercó a mí, quitó el vaso de mi mano y me levantó la barbilla por lo que involuntariamente tragué saliva cuando mis ojos colisionaron con los suyos.

- ¿Por qué te escondes de mi? -Ya no había rastro de sonrisa, solo me miraba-. He esperado paciente cada puñetero día para que me digas que diablos te pasa y nada-frunció el ceño-. ¿Qué hice para que intentaras separarte de mí?

Santo diablo, decía algo más y me iba a echar a llorar.

-No hiciste nada-farfullé.

- ¿Entonces?

-Solo he estado muy cansada-me encogí de hombros.

Me miró mal.

-Claro-se rió con sarcasmo-. ¿Todos los días?

-Ares...

-Estás mintiéndome-murmuró, mirando cada milímetro de mi rostro-. Te conozco, ¿Por qué me mientes?

Porque te quiero y eso está mal.

Nos quedamos en silencio mirándonos a los ojos. Sus ojos me atormentaban porque me exigían la verdad, y su mano todavía en mi barbilla no me dejaba apartar la vista, siquiera no podía intentar irme a mi habitación porque él estaba frente a la puerta y tendría que rodearlo, cosa que sé que no me dejaría hacer.

-Lamento intentar alejarme de ti-eso si lo decía en serio. Su mirada se suavizó-. Nunca debí hacerlo-me reí-. ¿Cómo alejarme si...?

Tocaron la puerta de la casa.

Ares giró su cabeza hacia la puerta y luego me miró.

- ¿Cómo alejarte si qué?

Sonreí con falsedad. Bien, si el universo no quería que le dijera... pues no le diría. Adiós al valor que tuve durante dos segundos.

- ¿Cómo alejarme si vivo contigo? -Rodé los ojos-. Imposible.

Se quedó mirándome un largo rato, analizándome. Luego asintió lentamente y sonrió.

-Me alegra que no sea muy fácil cumplir tu propósito-besó mi frente y alborotó mi cabello. Reí y él sonrió más-. Iré a abrir, ¿Qué quieres cenar hoy?

También sonreí.

-Pollo.

Me guiñó un ojo.

El caos que somos [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora