ANALISE REYNOLDS.
Tenía que aprovechar el día, aunque me muriera de sueño.
Caminé apresuradamente por los pasillos de la universidad hacia la dirección. Saludaba alguno que otro colega, pero solo tenía tiempo para arreglar los papeles para que en cuanto mi barriga se vuelva una sandía, no tuviera problemas por mi inasistencia.
Saludé a Clarisa, la secretaria y pregunté por la directora. Ella me dijo que no estaba ocupada y que podía entrar si era verdaderamente importante.
Todavía tenía en la cabeza quien me había ayudado sobre el problema con Beverly, pero parecía que quería mantenerse en el anonimato y por ello, decidí que era mejor dejarlo como estaba y no rebuscar más en el tema.
Toqué la puerta y en cuanto escuché la respuesta afirmativa, entré lentamente, como de costumbre primero metiendo la cabeza y luego entrar completamente.
—Hola, directora.
— ¿Qué haces aquí tan temprano, Ana? —dijo mientras sellaba unos papeles. Me coloqué enfrente de ella y suspiré pesadamente, luego de ese suspiro, ella levantó su vista color esmeralda—. ¿Estás bien, Ana? Ese suspiro suena a que me tienes unas noticias importantes.
—Si...—me senté en la silla frente a ella—. Es una noticia importante.
Dejó los papeles a un lado y puso su atención en mí.
Bien, contarle no es tan difícil...
—Estoy...—tragué saliva al sentir mi garganta seca—. Estoy esperando un bebé.
Sus cejas se levantaron hasta casi tocar el inicio de su cabello. Por un momento no dijo nada y luego...
— ¡Felicidades! —se levantó de un salto y rodeó el escritorio para abrazarme —. Oh, me alegra tanto por ti, Ana —tocó mi vientre con entusiasmo —. ¿De cuánto estas?
—Pues... —me animé al ver que ella no parecía juzgarme ni nada, solamente estaba feliz por mí —. Voy a cumplir dos meses dentro de algunas semanas.
— ¿Y el padre?
Hice una mueca y me reí sin ganas.
—No tengo ni la más mínima idea.
Bien, que no sabía dónde estaba el padre de mi bebé sonaba patético.
— ¿No se quiere hacer cargo? —me miró cautelosa, como si pensara que en cualquier momento me echaría a llorar.
—No sabe, solo fue... —era incomodo.
Ella asintió comprendiendo.
—Solo eran ustedes dos por una noche, la mañana siguiente no era planeada.
Asentí.
Ella se alejó y se sentó enfrente de mí nuevamente.
—Bien, estoy cien por ciento segura que vienes para pedirme permiso para faltar los últimos meses —asentí —. Bueno, cariño, si mis cálculos no fallan tu bebé nacerá por... —miró el calendario y sacó cuentas —. Por Junio, así que será algo difícil darte los meses que necesitas. Sabes que las cosas se vuelven caóticas a final del ciclo escolar.
Me hundí en la silla, pensativa.
— ¿Qué tal sin congelas la carrera? —inquirió con cariño —. Tendrás todo el tiempo para tu bebé y podrás volver cuando tu bebé tenga casi un año, eso significa que tu bebé ya no dependerá tanto de ti y podrás pasar el año más tranquila. Yo tengo dos niños, Ana, y créeme que levantarse todas las noches para darles de comer y estar pendiente de hasta cuando pestañean no es fácil. Creo que esa es tu mejor opción para no darte un colapso emocional de lo que será tu nueva vida, cielo.
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El caos que somos [BORRADOR]
أدب الهواةHades era una tormenta caótica. Analise fue un cielo soleado y otras veces con lloviznas. Para Hades, tener a su novia a miles de kilómetros de distancia nunca fue fácil. Nunca. Mucho menos cuando se encuentra cara a cara con una inquisitiva mujer d...