👩🏻‍⚕️ Capítulo 53| El avión.

687 65 83
                                    

Mayo.

Abrí la puerta y entré, haciendo que una pequeña campana sonara avisando de mi llegada. El chico de la caja levantó la vista y me sonrió amable, lo correspondí la sonrisa. Caminé hacia la sección de erotismo y busqué los libros aparecían en la lista que me había dado mi abuela.

Mi abuela no tenía remedio.

—Hey.

Me giré, era la chica que me había ayudado hace meses. Le sonreí.

—Nunca olvido un rostro—dijo acercándose—. Hacía tiempo que no te veía.

—He estado ocupada.

—Cool, ¿y los libros que te recomendé?

Elevé una ceja.

—Me quitaste la estabilidad emocional.

Se rió como desquiciada.

—Perdón—intentó parar de reírse—. Pero es que es más fácil cuando te lo dicen por mensaje o cosas así, de frente es gracioso.

Rodé los ojos.

—Me debes terapia, ahora estoy traumada con los cigarrillos.

Se rió de nuevo.

Está mujer le encantaba el sufrimiento ajeno.

—Oh, vamos, hay veces en que las historias no son creadas para un final feliz—se encogió de hombros. Tomó un libro y me lo extendió—. Toma, este también es mío. Creo que te va a gustar.

I belong to him.

La miré con sospecha.

— ¿Termina con final feliz?

Se encogió de hombros.

—Depende de ti y de cómo lo veas—señaló los libros que había tomado—. Te ayudo con esos.

***

— ¡Marlon! ¡Eso no es para Aiden! ¿Tú estás loco?

—Ay, pero si apenas le di un poquito de nutella, apenas y una gota—le quité a mi hijo de los brazos.

—Los bebés recién nacidos no pueden comer cosas así, les hacen daño—dije con enojo—. Venga, ayúdame a bañarlo que necesito ver como se le va cerrando el ombligo.

Mi madre al vernos sonrió mientras seguía jugando póker con mi abuelo.

— ¡Escalera de color! —Exclamó mi madre—. ¡Te he jodido!

— ¡Eso es trampa! A ver, ¿de dónde la sacaste si andabas con cara de que ibas perdiendo?

Mi abuela gruñó.

— ¿Se pueden callar? Yo aquí estoy tratando de leer, no sé si puede.

Miré a Marlon y se rió.

—Señora Teresa, no creo que mi tía vaya a callarse pronto—dijo mi primo.

Mi abuela lo miró y suspiró resignada.

—Lo sé, Marlon. Venga, voy con ustedes—dejó el libro y se unió a nosotros.

Mientras bañaba a Aiden que no paraba de reírse por las burbujas –cosa que casi nunca pasaba, porque Aiden odia bañarse– mi abuela le contaba a Marlon que en sus tiempos amaba mucho leer y que su género favorito fue el romance, pero que ahora andaba bastante alegre con el erotismo. Eso lo hizo reír y eso me alegró, Marlon no estaba bien, desde que se fue a ver a Constanza había tenido una actitud muy fría, no me había dicho nada y esperaba pacientemente a que me contara. Amaba a Marlon, y todo lo que pasaba con él me importaba a mí.

El caos que somos [BORRADOR]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora