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Había pasado unos días desde que Scott se había vuelto un Alfa, desde que los Alfas fueron derrotados y varias semanas desde la "muerte" de Jordan y la partida de Serena, la única que tenía información sobre la chica era Melissa, la cual sabía entre poco y nada, pero si la información que su hija la había dado era cierta, Serena se encontraba bien y estaba aprendiendo, la pregunta era ¿el qué? Jordan ya había dejado claro que Serena era una de las criaturas más fuertes y poderosas de su especie, pero ni ella ni nadie sabían cual poderosa podía llegar a ser. ¿O tal vez sí?
—¿Este es el lugar?— Preguntó Derek a Kenna mientras Scott se ponía al lado de él, y los tres observaban una especie se casa.
—Nadie viene a esta zona. Más que nada por no entrar en conflicto con la reina.— Explicó Kenna sabiendo la de normas que estaba incumpliendo sólo por llevarles hasta allí.
—¿La reina?— Preguntó en esta ocasión Scott confundido.
—Esa soy yo.— Dijo una cuarta voz haciendo que los tres se girarán viendo a una mujer poco mayor que Kenna, de pelo castaño, ojos del mismo color, piel bronceada y labios con el color de la sangre. —¿Cuantas veces te he dicho, Kenna, que no traigas hombres lobo aquí?— La mujer se acercó a ambos y les miró con superioridad.
—Son los idiotas que creían que podían matar a Jordan.— Explicó haciendo que Derek y Scott miraran a la caza recompensas enfadados por aquella traición.
—Los dos idiotas que creíais que podíais matar al Zilant.— Comentó con burla. —Aún así, hay que decir que son admirables vuestros actos. ¿El problema? Que no le podéis matar, sigue vivo.— Les recordó mientras pasaba de largo.
—Por eso estamos aquí, venimos a buscar a mi hermana. Kenna la trajo hasta vosotros, donde estaba su hermana biológica. Mi hermana es una mestiza.— Al escucharle la misteriosa mujer se dio la vuelta y les miró, para luego entrar al interior de la casa de la que, posteriormente, salieron dos hombres.
—Os esta invitando a entrar, hacerlo por las buenas o vuestros días habrán terminado. Y ni tú hermana podrá detenerlo.— Les advirtió mientras los dos hombres lobo comenzaban a caminar de forma desconfiada.
Los dos entraron en el interior de la casa, encontrando que a los pies de la chimenea había un pasadizo que les condujo al interior de una especie de cueva, la cual estaba muy bien organizada, ya que había luz, en su mayoría producida por antorchas; aparte de ello, el corredor se dividía en pasillos largos e iluminados en algunos casos, y oscuros y tenebrosos en otros, finalmente el pasillo, el cual sólo podían ir dos personas a la par, se abrió en una gran sala, donde se encontraba una especie de trono y tras él se hayaba otro pasillo.
