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Serena se sentó en las gradas de la piscina mientras esperaba a Kenna. El olor a cloro era intenso y lo mismo ocurría con la sensación de humedad, pero la daba igual, prefería cualquier lugar abierto y con luz. Tras lo que había pasado con Liam, la había costado tranquilizar a Scott, pero al final todo se resumía a que en algún momento un Alfa creaba un Beta, por suerte del nuevo hombre lobo y de todos, la manada que había era muy diferente a la que Peter intentaba crear la noche que su hermano fue mordido.
—Siento llegar tarde.— Dijo Kenna abriendo la puerta y acercándose a Serena.
—¿Cómo vamos a hacerlo?— Preguntó con curiosidad.
—Métete al agua y bajo ninguna circunstancia salgas.— La pidió Kenna mientras Serena se detenía y la miraba confundida ya que no tenía lógica alguna lo que estaba diciendo.
—Sino salgo me ahogare.— Alegó la chica con obviedad.
—Tu sentido común te dice que pasará eso, pero la realidad no es así. Eres un Zilant, los cuales son criaturas tanto marinas como terrestres, puedes aguantar bajo el agua. Cuando sientas la presión, cuando creas que te va a matar, es ahí cuando debes de intentar transformarte, perder el control en el agua te ayudará a ir a una parte de tu subconsciente.— Explicó Kenna algo insegura, ya que una cosa era lo que había visto en otras criaturas y otra era lo que podía pasar con Serena, sobretodo porque en su primera transformación perdió el conocimiento y el control.
—¿Estas segura de esto?— Preguntó Serena dándose cuenta de que Kenna no sabía si lo que estaba haciendo era o no lo correcto.
—Al agua.— Sentenció la Gorgona, haciendo que Serena rodará los ojos y se metiera en ella.
En el momento en el que Serena se metió en el agua, los recuerdos de lo sucedido cuando estuvo encerrada regresaron a su mente. De nuevo, revivió la oscuridad, los gritos, el frío y los cuerpos, recordó a la perfección cada muerte, cada pelea, cada olor. Era como si una parte de ella lo estuviera viviendo en directo, y cada segundo que pasaba, el miedo dominaba más partes de ella. No podía pensar en otra cosa, ni tan siquiera si la faltaba oxígeno o no, porque no era consciente en que realidad estaba en la piscina, una lqrte de ella creía que seguía encerrada.
—¿Qué haces? Vuelve al agua.— Ordenó Kenna al ver que Serena se salía.
—No puedo...— Murmuró la mestiza mientras salía de la piscina y salía corriendo, no sin antes golpear a Kenna y dejarla en el suelo inconsciente y sin poder seguir a la mestiza para evitar que pudiera llegar a matar o herir a alguien, o peor, que Jordan la encontrará en aquel estado y usará aquella oportunidad para matarla.
Tras huir de la Gargona Serena se acomodo junto a una de las calderas, aunque era cierto que lo que menos quería era estar en un lugar oscuro, sí era cierto que tenía frío. Demasiado, y el único lugar donde parecía que podría entrar en calor era estando allí escondida, además de que Kenna no la buscaría, y si lo hacía se vería en el apuro de que sería atacada por alguna de las serpientes que estaban atentas por si la Gargona se acercaba con el objetivo de entrar y de hacerla volver al agua.
