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Serena miró su casa desde el asiento del copiloto del Jeep, Stiles se le había dejado a Scott para ir en busca de la mestiza, y el transcurso del viaje se había producido en completo silencio. Ninguno había dicho nada y era evidente que ninguno sabía que decir, principalmente porque Scott no sabía cómo hablar con su hermana respecto a lo que había sucedido y vivido aquellas semanas.
—Mamá se pondrá muy contenta de verte.— Afirmó Scott mientras se bajaba del Jeep.
—Oye, Scott... No le digas a nadie lo que pasó.— Dijo Serena antes de que ambos bajarán del Jeep y entrarán en casa.
—Deben de saber que Amaru ya no está.— Alegó Scott creyendo que su hermana se refería a que el demonio se había ido.
—Pero no les digas lo otro, ni como me he librado de ella. No quiero... que nadie lo sepa.— Dijo Serena sabiendo que todo se complicaría si se descubría lo que había pasado cuando Moira se la llevó.
—Oye, no fue tu culpa ¿sí?— Alegó su hermano creyendo que se debía a que su hermana se estaba culpando de lo que les pasó a las criaturas que estaban encerradas y a que no hubiera podido salvar a Aiden.
—Necesito tiempo Scott, por favor. Hacer lo que hice... no es algo de lo que me sienta cómoda, se que no tener remordimientos ayuda pero..., necesito espacio para aclarar todo lo que ha pasado.— Insistió haciendo que su hermano viera que su hermana estaba afectada por lo ocurrido, y cualquiera que la conociera se daría cuenta de que la pasaba algo, no había que ser muy listo para darse cuenta de ello, pero entendía su presión e iba a guardar el secreto hasta que su hermana se sintiera cómoda hablando de ello, pero sabía que ella jamás llegaría a decirlo.
—No hay nada que aclarar, te trato como una loca.— Sentenció Scott sabiendo que, por su parte, jamás iba a perdonar a Moira por lo que la había hecho.
—Scott.— Serena miró a su hermano con seriedad, haciendo que este suspirase.
—Esta bien, venga, vamos.— Murmuró el hombre lobo mientras se bajaba del Jeep seguido de su melliza y los dos entraban en el interior de su casa.
—Serena, creía que estabas con Moira.— Comentó Rafael sorprendido de ver allí a su hija, a la cual abrazo, haciendo que los mellizos se mirasen extrañados por aquel gesto.
—Eh..., sí. Solo que tenía que volver. El curso no va a sacarse por arte de magia.— Mintió rápidamente Serena mientras fingía una sonrisa que Rafael no llegó a creerse del todo.
—Ya...— Comentó Rafael extrañado, ya que sabía que algo la pasaba a Serena, había algo extraño en ella.
—Bueno hemos venido de paso, hay clase y no hay que llegar tarde, ¿verdad, S?— Comentó Scott sabiendo que debían de salir de aquella situación de inmediato.
