Capítulo 41: ¿Qué haces aquí?

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Estaba compartiendo realmente un momento íntimo con Oliver, aunque tuviéramos que demostrar diferentes personalidades para diferentes personas, aquel momento del día, cuando caía la noche y él llegaba a la puerta era nuestro pequeño secreto, y eso era lo que me estaba atrayendo del rubio, ese misterio con el que teníamos que cargar.

Sus besos esta vez eran un poco más lento, habíamos caído casi rendidos, pero nuestros cuerpos saciaron su deseo del uno por el otro, la luz de la luna entraba por mi ventana, haciendo contraste con el cuerpo del rubio, donde la luz tocaba sus músculos, haciéndola más brillante por el baño de sudor que tenía su cuerpo, y sentí envidia de la luna por poder tocar todo su cuerpo a la vez, en cambio yo solo lo sentía por partes.

Oliver me estaba volviendo loco en esos estados, así que me lanzó de nuevo a sus labios para besarlo con más intensidad, haciendo que nuestras risas se encontraran de vez en cuando, pero el sonido de la puerta nos despertó de todo.

Estaban llamando a la puerta, y eso me pareció extraño tratándose a esa hora de la madrugada, y nos quedamos unos momentos como estatuas los dos para comprobar si lo que escuchábamos era verdad, resultando ser cierto, Oliver se quita de encima mío para dejarme libre y con eso yo me levanto para buscar algo que ponerme rápidamente.

-¿Quién puede ser a estas horas? -pregunto el chico de ojos azules.

-No sé... pero vístete y escóndete, iré a ver quien es, puede ser Charlotte prometió venir una noche a quedarse.

-¿Pero a estas horas?

-Lo sé es raro...

Oliver comienza a buscar partes de su ropa por la habitación mientras yo salgo de ella y la cierro para que no vean el desorden de dentro, caminó hasta la puerta y acercó mi ojo para ver de quien se trataba pero solo se veía oscuridad.

-¿Quién es? -pregunto, pero no me dan respuesta en ningún momento, así que mejor quedó allí esperando algo, pero nada.

Hasta que vuelven a golpear la puerta un poco más suave, esta vez no dejaron de golpearla, era como si la otra persona que estaba afuera estuviera desesperada por entrar, y si solo se trataba de Charlotte, no le negaría la entrada, tenía otras dos habitaciones más.

Así que abro la puerta para que pudiera entrar y no son los ojos verdes de Charlotte que me encuentro, estos eran otros, unos que no había visto hace mucho tiempo.

-¡Sam! -el pelinegro se me acerca y me da un abrazo fuerte, como si lo necesitara hace mucho tiempo, y yo no dudo en corresponder su abrazo.

-¿Jaden? ¿Qué haces aquí? -lo abracé con más fuerza, como si aquello fuera una ilusión, y no me había dado cuenta de cuánto lo quería sentir, sentir su presencia.

Nos separamos unos momentos para que él pudiera entrar y con ello entra una pequeña maleta, para yo cerrar la puerta a mis espaldas, Jaden deja la maleta junto al lado del gran sofá y camina hacia el ventanal quedándose allí parado, yo llego a su lado para acompañarlo pasándole una mano por su espalda, ya no era tan fuerte como recordaba y él fija sus ojos en los míos.

-Han pasado varias cosas Sam... pero... por más que trate de estar alejado de ti, o por más que trate de olvidarte no puedo y más cuando papá está recordando, y diciéndome lo bien que te está yendo y después de verte... que te estaban viendo con alguien más...

Jaden me toma por la cintura para abrazarme y yo pongo las manos en su pecho por si intentaba acercarse demás.

-Pero... tu estas con alguien más... -hablábamos en susurros.

-No Sam, es diferente, contigo todo ha sido diferente, él no es nada para mí y se lo he dejado saber... siempre has sido tú.

-¿Papá sabe que estás aquí?

No Quería Decir AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora