Capítulo 39: No lo pienses

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Era bastante tarde ya, habíamos terminado de grabar unas últimas partes tarde, y al llegar el invierno la noche llegaba más pronto, aunque fueran ya las 10 de la noche.

La entrevista de la vez pasada había salido, y aunque fuera un poco más editada lo que ellos quería sacar a luz estaba allí, pues en parte quiso mostrar que Oliver y yo no nos llevábamos bien, pues pusieron fotos de ambos cuando estábamos discutiendo al final, y habían varios testigos que corroboraban que no llevábamos buena relación.

Y para ambos estuvo bien que pusieran eso, que aunque le preguntaron a varias personas de la producción de nosotros estos contestaron de acuerdo a eso, pues para ellos también habíamos tenido mala relación, y para Fernando estuvo bien que dijeran eso, lo tenía sin cuidado.

Eider había dejado de ser mi asistente de producción para ocuparse en otras cosas que no lo volví a ver cerca cuando grababa yo.

Hablé con mi mamá, no quise hablar con Esteban, pues en parte también se encontraba ocupado, me reclamó por no haberle contestado el teléfono para haberme prevenido de la noticia, pero también se disculpo por no haberme tenido en cuenta.

La note en parte extraña, pero me explico que era por el hecho que había sucedido, no habíamos mucho ya que tenía que volver al trabajo, y cosas que me tendría que explicar después.

Estaba saliendo rápido para poder esperar a Oliver detrás del edificio de grabaciones, pues habíamos quedado entre ambos llevar todo esto en secreto.

Por alguna extraña razón sentí la calle más sola de lo normal, y el frío un poco más rígido y seco, pero eso no importó, pues seguí caminando para poder esperarlo donde habíamos quedado y al llegar le envié un mensaje para confirmarle.

Pero alguien más llegó detrás de mí para acorralarme y no recordar algo más, pues al inhalar fue como si abandonará este mundo.

***

Estaba tratando de retomar mi conocimiento, había algo en movimiento, quizá era yo el que se movía, pero al querer tratar de mover mi cuerpo, algo no me deja, y ese simple hecho me hizo abrir los ojos de inmediato para encontrarme con lo que sucedía.

Estaba completamente amarrado de cuello a pies y estaba amordazado, iba en un auto, sin saber a dónde y un gran pánico invadió mi cuerpo ¿Estaba siendo secuestrado?

No podía sentir mi celular en mis bolsillos ni nada cerca a mi, pero al ver hacia mis pies allí estaba mi bolso.

-Que bueno que ya despiertas. -busque de donde provenía la voz, estaba apenas tratando de identificar dónde estaba, pero por el movimiento sabía que en un auto. -No inhalaste mucho, así que no duró mucho el efecto, sólo lo necesario.

-¿Dónde estoy? -digo, pero mi voz sonó tan apagada y adormecida que apenas la escuche yo.

-Déjanos aquí y quédate atento por si te necesito.

Y aquella voz si la reconocí de inmediato y fue una señal de alerta para mi, y toda conciencia llegó a mi, a mi lado estaba sentado Leonardo mirando hacia los lados, pero no podía distinguir quién conducía, pues había algo allí que me impedía ver quién era.

Al detenerse el auto el pelinegro fue quien se bajó de primero, para dar la vuelta y abrir mi puerta, bajo mi bolso tirándole al suelo, y jalando de mi para poder bajar, ya que sin ayuda de mis manos fue un casi imposible para mi, lo único que me mantuvo de pie para no caer al suelo, fueron mis pies.

-No te haré daño Sam, pero si intentas hacer algo, no me arrepentiré.

-¿Qué es lo que quieres de mí?

No Quería Decir AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora