El camino de regreso fue en total silencio, varias veces Charlotte le preguntaba a Oliver si se encontraba bien para manejar en ese estado, a lo que él le respondía de manera afirmativa, en cambio yo iba en los asientos traseros en silencio, al parecer la única persona que hablaba allí era la pelirroja, y en parte le agradecía eso.
-No volverás a verlo Sam, debes de decirle esto a tu padre, no entiendo los propósitos que él tendrá contigo, pero si está bien claro que no son los mejores para comportarse de aquella manera.
Pero creo que lo único que pasaba en mi cabeza, es que para las demás personas yo fuera un juego, algo que quizá podrían utilizar, cuando yo solo quería tener control de algo, siquiera controlar un poco de lo que pasaba a mi alrededor, no que alguien más lo dominara o tuviera plan sobre ella.
-Él no se volverá a acercar...
-Que ni lo intente. -dice Oliver interrumpiendo.
Pero con eso también detiene el auto y al mirar un rato a mi alrededor, entendí que habíamos llegado al edificio donde vive Charlotte, ella se despidió de ambos, e hizo prometer a Oliver que me acompañaría hasta la puerta en caso de que se quisiera aparecer Leonardo allí.
Dejándonos allí completamente solos a ambos, cuando hace solo unas horas nos encontrábamos solas, él me había dejado en claro también lo que quería conmigo, así que una vez dejamos de ver el pelo rojo de Charlotte caminar por el pasillo, el rubio siguió el camino hasta mi apartamento.
Gran parte del trayecto nos la pasamos en silencio no creo que sea una persona de hablar mucho y él entendía eso, pero al verle el rostro golpeado y moverse un poco incómodo quizá a causa del dolor lo único que mi mente pensaba era que todo aquello era mi culpa, y él no tenía nada que haber en todo eso.
-Lo siento... -lo digo en un susurro.
-No te disculpes por algo que ya pasó y que no tiene importancia.
-¿Cómo no quieres que lo haga? Cuando fue por mi culpa...
-Hey Sam, que no pasa nada, ya te lo he dicho.
Pero fue más su frustración al decir eso, pues le da un golpe al volante mientras seguía manejando, y yo no quise decir nada más en todo el recorrido, tampoco entendía su comportamiento, o quizá no entendía muchas cosas cuando al parecer las tenía claras.
-Si quieres dejas de manejar, yo lo hago y me indicas para no perderme. -le digo al rubio cuando veo que se detiene en un semáforo y este suelta un gran suspiro.
-¿Tienes licencia?
-El pasaporte me podría servir, nada pasará.
Pero sin esperar su permiso me bajo de la parte trasera para ayudarlo a bajar del asiento del piloto, papá me había enseñado a manejar hacía mucho tiempo, pero no había tenido la oportunidad de sacarme la licencia o siquiera un carro, así que había perdido un poco la práctica, más sin embargo el auto era automático así que no tomaría mucho riesgo.
Al bajar completamente del auto Oliver se sostiene su costado derecho y hace una pequeña mueca de dolor.
-Mejor te ayudo. -le digo mientras abrazaba su cadera y él pasaba su brazo izquierdo por mis hombros y apoyar su peso en mi.
-Solo hagamos esto rápido.
Y así lo hacemos, trato de ser lo más cuidadoso al caminar, pero este podía mandar bien el paso, quizá lo que le dolía solo era de su tronco a la parte superior que si estaba magullado.
Una vez le ayudó a subir al asiento del copiloto, corro para llegar al asiento principal y poder ajustarme al asiento.
-¿Estás seguro de que si podrás?
ESTÁS LEYENDO
No Quería Decir Adiós
Roman pour AdolescentsQuizá no todo era tan bueno como creemos, pero... Quizá podamos aprender a darnos una oportunidad después de una gran caída, porque todo esto lo he aprendido. Unos ojos verdes que olvidamos, y unos azules que conocemos. Quizá sí te quiero... o te am...