Los días estaban pasando para mí bastante rápido, era lunes, hoy comenzaron oficialmente las clases, a lo que había venido principalmente a este país, y lo que también casi me causo la perdida de Jaden...
Seguía pensando en él... Me era casi inevitable no hacerlo, la carta que tenía de parte suya aún la tenía en el fondo del bolso, no la he abierto todavía, no sé si es por miedo a lo que pueda estar allí dentro o si podría cambiar el rumbo de todo...
Pues seguía queriendolo ver en todas partes.
Leonardo uno de mis chóferes quería ganarse mi confianza y trataba de acompañarme lo que más pudiera, dos noches anteriores se quedó un poco demás, tanto así que me preparó la cena esa noche, era bastante educado, y buen "amigo" si pudiera considerarlo alguno, pues creo que era de las pocas personas que me acompañaban y notaban mis humores.
Charlotte también lo hacía, pero no creo que tanto como él, después de las preguntas que me hizo Oliver en el restaurante ella quiso saber mucho más de mí. No estaba aún preparado para contar mi situación, o qué podría ella llegar a pensar, tenía que esperar hasta que la noticia saliera a la luz como había dicho Esteban.
Pero por mi parte le tendría que decir algo a Charlotte, así no se emplearía a hacerse más preguntas, pues tampoco es que las hubiera hecho desde la última vez y más como me había encontrado con el rubio.
Leonardo pasaría por mi temprano, creo que cogería todo esto de rutina, estaba fuera sentado en la misma banca que las últimas veces, había un poco de brisa pero caliente, aunque fuera de diferente temperatura se acercaba a la que sentía cuando iba en la motocicleta de Cam o en el auto de Jaden, o en el de alguna de mis amigas...
Tendría que hablar lo más pronto con Jess y Naomi, no sabía qué estaba pasando allí, podría preguntar por Cam...
-Buen día joven Vega.
Era la voz de Leonardo y me hizo despertar de mis pensamientos, ver siempre que llevara esos trajes, además de que se veía bastante apuesto, también me daba mucho calor con solo verlo, aunque según decían las temperaturas habían bajado, el calor aún estaba presente.
-Hola... -me levantó de la banca y él comienza a caminar en dirección al auto para yo seguir. -Sabes... es raro que me llamen "joven Vega" -enfatizó con los dedos.
-Es parte de mi trabajo, por el respeto que te tengo.
-Me puedes llamar Sam... ¿A parte qué edad tienes? Eres igual de joven.
Leonardo suelta una pequeña risa y me fijo en ella, tenía unos dientes parejos, unos labios carnosos, una pequeña barba se le quería asomar, pero al parecer él no dejaba pues unas manchas grises por su rostro lo delataba... Creo que me estaba fijando bastante en él...
-Tengo 25 años y... no creo que pueda llamarte por tu nombre.
-¿Por qué? -dije.
-Si lo haría, mi compañero Manuel también podría hacerlo, y si se nos escapara delante de su padre en alguna ocasión... podría costarnos nuestros trabajos.
Esta vez es Leonardo quien me mira y yo desvié mi mirada... a veces reconocemos las miradas de las personas con las intenciones que llevan en ellas, pero en él... era raro, no sabía acaso si era gay...
¡Sam! ¿Qué vergas estás pensando? ¿Ya tan rápido superamos a Jaden? ¿O eran más mis necesidades humanas? No! nunca lo había visto de esta manera.
-No te preocupes... podemos llegar a un acuerdo.
-Te escucho...
-Puede ser... joven Sam... así también se sienten "cómodos" y en algún caso yo... le diría a Esteb... ¡Mi papá! Le diría a mi papá...
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No Quería Decir Adiós
Подростковая литератураQuizá no todo era tan bueno como creemos, pero... Quizá podamos aprender a darnos una oportunidad después de una gran caída, porque todo esto lo he aprendido. Unos ojos verdes que olvidamos, y unos azules que conocemos. Quizá sí te quiero... o te am...