Capítulo 13: Comenzamos en 3... 2..

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Mis manos acariciaban los brazos del pelinegro mientras él iba aminorando la fuerza que ejercía en mis brazos para pasar sus manos a mi cintura y acercarme más a él.

Sus besos pasaron a ser dominantes y yo dejé que me envolviera toda esa aura, porque creo que eso era lo que necesitaba, esa atención, quizá también mi cuerpo quería toda esa atención y Leonardo lo noto cuando mi erección fue rozando su pierna igual que la suya rozaba mi abdomen bajo.

Seguimos así un buen rato, hasta que llegamos nuevamente al sofá y allí Leonardo se sienta para yo subirme encima de él, hasta que sus manos fueron quitándome la camiseta que tenía dejando mi torso descubierto ante él, y yo solo quería seguir mirando sus ojos, pero sus labios se acercaron a mi cuello e iban bajando por mi clavícula, hasta encontrarse nuevamente con mis labios.

Y en un momento mientras volvíamos a coger aire el pelinegro se quitó la camiseta que llevaba dejando ver el cuerpo trabajado que llevaba debajo de todo esos pedazos de tela y un suspiro se escapo de mi al verlo así.

Quería un poco más de él, pero sabía que era la parte física que me hacia hacer eso, pues mi mente en parte se sentía un poco desconectada de la realidad, y sus besos me hacían olvidar un momento lo que estaba pasando o lo que los dos estábamos haciendo realmente.

Sus manos me toman por la espalda para levantarme y acostarme en el sofá sin despegar sus labios de los míos mientras este me aprisionaba en sus brazos y yo lo abrazaba con mis piernas en su cadera, y este comenzaba un vaivén con su miembro, dejando ver sus intenciones, pero mi conciencia no despertaba, más bien se divertía con todo eso.

Hasta que sus manos fueron llegando a mi trasero y este trato de introducir en mí, ahí, en ese momento todo en mi se despertó, y lo aparté de inmediato, cubriendo mi torso con su camiseta, mientras trataba de recobrar mi respiración acelerada.

-¿Estas bien Sam?¿Hice algo mal?

Yo miraba un poco confundido a Leonardo, mientras su pecho también subía y bajaba por su respiración, sus labios estaban bastante rojos, y su mirada tenía la misma confusión que la mía, había recuperado un poco mi confianza de volver a estar con alguien, pero desde ese entonces solo había estado con Jaden y nadie más, y que allí me hubiera encontrado a escasos momentos de hacerlo, todas esas pequeñas inseguridades volvieron a mí.

-No... solo que no puedo ahora...

-Tranquilo... creo que fue mi culpa.

El pelinegro se sentó y yo me levanté también para poder mirarlo.

-Lo siento, no fue así...

-Yo entiendo Sam, no soy idiota... -él baja la cabeza y con eso yo aprovecho para dejar su camiseta a un lado y yo ponerme la mía. -Sé que aún piensas en él... por eso no quise arriesgarme en un principio, pero me equivoque...

-¡No! No es eso... créeme.

-No te debes avergonzar no es tu culpa, solo... -esta vez levanta la cabeza y me mira a los ojos.. -No me alejes...

-Ya te dije... no es eso.

-¿Qué es? -se acerca nuevamente a mi y pone su mano derecha en mi mejilla.

-Lo siento... pero creo que por ahora es mejor así...

Leonardo se levanta del sofá para ponerse su camiseta y se aleja unos pasos de mí para mirarme desde allí.

-Ese ese caso creo que es mejor que me vaya.

-...

-...

-Sí... -digo en un susurro.

Quita su mirada de mi para mirar hacia la ventana y de eso darse la vuelta e irse por la puerta, dejándome allí completamente solo, hasta que mi celular comenzó a sonar y por el nombre de Oliver en pantalla no quise tampoco contestar, así un buen rato hasta que se canso de estar llamando y mejor enviar un mensaje.

No Quería Decir AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora