Capítulo 3: Una simple fiesta

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Tuve un poco de nervios al tener que pedirle permiso por primera vez a Esteban, pero igual le debía mucho por ahora, aun no tenía claro qué le diría mientras me removía nervioso las manos en el auto, la pelirroja iba esta vez en el auto, íbamos a casa de ella primero para después dirigirnos al apartamento.

Leonardo me lanzaba miradas por el retrovisor como queriendo insistir en que lo hiciera si de verdad iba a salir, y hasta no dejar a la pelirroja en su casa no sentí la presión del momento.

-Sam hijo! Que gran sorpresa. -fueron las primeras palabras de Esteban al otro lado de la línea cuando me contesto la llamada.

-Hola... sí... ¿Cómo están todos?

No sabía si había hecho bien por preguntar así, pues Esteban lo podría tomar mal al querer preguntar por el pelinegro... pero también en parte quería saber de él.

-Muy bien, las cosas marchan muy bien por aquí ¿Cómo te ha ido a ti? ¿Ya hiciste amigos en la universidad? ¿Es linda?

Me alegre una parte que se interesara en mi pero también tratando de evadir un poco el tema.

-Bien... la universidad es bastante grande y acerca de eso te quería hablar... hice unos compañeros... y quieren salir de fiesta ¿Podría ir?

-Sam hijo no creo que ese permiso te lo pueda dar yo... pero si quisiera que te lleves alguno de tus choferes y estuvieran pendientes de ti... aquí esta tu mamá así mejor hablas con ella.

-Esta bien sí señor... lo haré. -y con eso vuelvo a mirar hacía delante donde estaban los choferes y el chico de ojos azules me miraba por el retrovisor, mientras al otro lado de la línea la voz de mi mamá se escuchaba. -Hola mamá...

-Sam... ¿Cómo estás hijo?

-Bien... Estoy bien, no hay mucho que contar, toda la semana ha sido bastante bien... Bueno me ha ido medianamente bien.

-¿A qué te refieres con eso?

-Estoy bien mamá tu no te preocupes.

Le comente acerca de la universidad y como me había ido ese primer día, y llevándola a la principal razón de la llamada le conté sobre la salida de esa noche, pero también se me hizo raro que estuviera junto a Esteban. Pero por unos momentos lo dejé pasar, ya tendría tiempo de preguntarle sobre eso.

Al final de todo había aceptado dejarme ir, pues Esteban también la había convencido al otro lado de la línea.

-Mucho cuidado Sam... necesito que tomes las recomendaciones de tu papá, ahora no te puedes dar los lujos de exhibirte como antes...

-¿Y antes he sido un mal hijo?

-Solo te advierto Sam... mucho cuidado.

-No entiendo a qué te refieres con todo eso.

-Sam escúchame, mucho cuidado con lo que haces.

-No entiendo por qué me sigues advirtiendo...

Se escuchaban otras cosas al otro lado de la línea que no podía distinguir exactamente qué eran, como dos personas discutiendo, pero no identificaba mucho, pues cada vez se hacía menos audible, como si mi mamá quisiera alejarse de esos gritos, hasta que se despidió de mi lo más rápido que pudo.

El animo de la pelirroja trataba de invadirme, pero no le había dado rienda suelta del todo, pues Esteban también me había advertido en que no fuera a cometer algún error pues era muy delicado aun que saliera a luz que fuera su hijo. Y eso me indispuso unos momentos, trayendo a mi de nuevo imágenes vagas de todos esos momentos pasados.

No Quería Decir AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora