Capítulo 11: Tu historia

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Corrí hasta que mis pulmones no me dieron más, y allí pare, me escondí entre varios árboles y arbustos a mi alrededor, no sabía exactamente a quién llamar en ese lugar, Charlotte no sabía si estaría disgustada conmigo, Oliver... no creo que sea una opción en estos momentos... no tenía más, había quedado mal con Leonardo al besarlo.

Era un momento de trágame tierra, creo que estuvo mal lo que hice, pero no me sentía mal, si no que me alegraba, porque lo había disfrutado ¿Debía entonces arrepentirme por eso?

Los minutos fueron pasando y la noche fue llegando, estaba mirando a la nada pensando en mí, en mi vida, en lo que me rodeaba, en las personas que tenía conmigo y las que ahora no, varios conejos pasaban a mi alrededor y me hacían reír de vez en cuando distrayéndome de todo, hasta que el sonido de mi celular me hizo despertar.

Lo saqué del bolsillo para mirar de quién se trataba y al leer el nombre en la pantalla no sabía si debía responder, pero una parte de mí me insistía en hacerlo, tampoco me podía quedar allí.

-Sam... es mejor que salga ya, mándeme la ubicación e iré por usted.

No conteste nada, simplemente me dispuse a hacer lo que me pedía y una vez más me quedé allí en silencio, los minutos fueron pasando y me arrepentí un poco haber escapado, qué manera más inmadura de aceptar las situaciones, Jaden no hubiera hecho eso, pero yo no era el pelinegro.

Tenía que aprender afrontar bien las cosas de una buena vez, empezando con Leonardo, y más ahora que debía darle la cara nuevamente, pues sentía como se iba acercando cada vez más ese momento. Me levanto del césped para poder sentarme al lado del camino para que él pudiera verme.

Mientras una sombra se iba acercando, y no tuve que intuir quién era porque su camisa blanca debajo de ese traje negro se destacaba bastante para tan poca luz, al acercarse a mí yo me levanto nuevamente y comenzamos una marcha en silencio en dirección a donde él venía.

-¿Por qué lo hiciste? -le pregunto en un susurro mientras seguíamos nuestro camino.

-¿Hacer qué?

-Besarme... ¿Por qué lo hiciste si me ibas apartar después?

-Ya te he dicho Sam, no hay que desaprovechar las oportunidades que se te presentan y más cuando podía besarte, aunque parte de eso estuviera mal, lo siento si te molesto.

Seguimos nuestro camino en silencio hasta salir del campo y entrar de nuevo a la ciudad que se alzaba por las luces de las farolas, edificios y anuncios en las calles, una nueva visión para mí, y una vez más me maldije por dentro por no ver la belleza que se alzaba ante mí y yo estaba allí haciendo una rabieta, tenía que cambiar pronto o madurar más bien.

Nos subimos al auto y Leonardo comienza a conducir.

-¿Quiere que lo lleve a alguna otra parte? ¿A comer algo?

No me había percatado de la hora hasta en esos momentos ya iba a hacer las nueve de la noche y no había comido nada más en el día, haciendo que el hambre se apodera de mí. El asiento a Leonardo para que me viera en el retrovisor.

-¿Algún restaurante o qué prefiere?

-Cualquier lugar...

-¿Está seguro?

-¿A donde iría usted?

El pelinegro que estaba delante de mí suelta una pequeña risa.

-A comer un perro caliente, una pizza algo así...

-Vamos a eso

El carro comienza avanzar y no me quería seguir cuestionando más cosas así que mejor sigo mirando a Leonardo por el retrovisor mientras él tenía los ojos fijos en las calles, así que no me importaba mirarlo un poco más, y no sabía cómo alguien tan atractivo podría estar trabajando de chófer, cuando podía estar haciendo otras cosas, o siquiera estudiar.

No Quería Decir AdiósDonde viven las historias. Descúbrelo ahora