❤️‍🔥CAPÍTULO 22.

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CHARLOTTE.

El hombre frente a mi parecía león enjaulado, caminando de un lado a otro en la sala de juntas mientras esperamos al equipo.

Cabe decir que después del pequeño espectáculo con tremenda águila, mi padre me ordenó dos cosas. Primera, o el ave regresaba por dónde vino o Vladimir le daba un tiro, segundo, quedarme en la central hasta tener información del Pakhan.

La primera la cumplí. Siendo un ave entrenada sabía lo que debía hacer. Es que yo siempre debo dar de qué hablar. La segunda no podía cumplirla, no cuando mi hijo estaba en otro lugar.

El francés me miró de nuevo antes de pasar a la computadora que descansaba en la mesa.

—¿Por qué no puede ser un simple mafioso?—Quiso saber con atención en la pantalla.—Ya saben, que solo se limite a trabajar con drogas y armas. No necesitamos un maldito ruso que haga mil cosas.

—Es lo que me preguntó yo también—habló Emmanuel entrando al lugar—. Además, ya está viejo.

Toqué la bolsa de mi pantalón sintiendo el anillo.

—Tiene treinta años—les recordé ganando una mirada de reproche por parte de Vladimir.

—Son casi como seis años de diferencia entre él y tú, Charlotte. Esto es un puto juego para él, no va a dejarte y más cuándo lo besaste estando encima de él—reclamo Vladimir mirándome con seriedad.

Giré mi silla en su dirección.

—Mi trabajo fue tener a Dimitry Vólkov a mis pies y eso pude conseguirlo desde mucho antes.

Los tres hombres a mi lado se vieron confundidos. Qué más daba que supieran que ya lo había conocido, nada quitaba el hecho de que ese ruso me tenía en la mira.

—Hace tiempo salí con Gael y mi equipo de seguridad a una cafetería, raramente choque con él cuándo también deseaba entrar al mismo lugar.

Emmanuel dejó salir una maldición en su idioma natal.

—¿Por qué no me lo dijiste?

—Porque eso no va a cambiar nada, Vladimir—respiro hondo al escucharme.

—Si tan solo hubieras abierto la boca cuándo se mostró su fotografía ahora estuvieras en casa—habló Erick.

Los mire a los tres.

—¿Y dónde iban a conseguir a una rubia?

—Fácilmente Miriam pudo ser tu suplente—levante las cejas al oír a Vladimir.—Daniela es rubia también.

Sonreí de tan solo imaginarlo.

—¿Tu prometida que bajó de rango por una negligencia que nadie sabe?—Pregunté con inocencia.—¿No vas a decirnos qué fue lo que hizo?

Saber los rumores aquí es tan fácil.

Su mandíbula se tenso con claridad. Por más que se deseaba saberlo nadie tenía una idea de lo que Miriam hizo. Más que Emmanuel, Darío y yo, sé que su nota en el expediente es porque los hombres que estaban bajo su tutela murieron por un disparo limpio a gran distancia y ella apelo en que no fue su culpa, sin embargo, Darío Morozov así lo firmó y así se quedó. Emmanuel me miró de reojo sabiendo que pensaba lo mismo que yo.

—Además, ponte a pensar que aquí hay un traidor que da información. Todo fue una emboscada, no solo se perdieron cinco de los nuestros, fueron muchos más.

—Aquí no hay traidores, agente.

—¿Eres estúpido o te haces?—Solté de mala gana y él dió dos pasos a mi.

PASIÓN & PODER: 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 | 𝗦𝗘𝗥𝗜𝗘 𝗣𝗢𝗗𝗘𝗥 #1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora