❤️‍🔥CAPÍTULO 21.

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CHARLOTTE.

Siento que cada una de mis respiraciones están contadas.

Mi grito se pierde ante la ola de majaderías que le suelto a los dos alemanes frente a mí. El nudo de mi garganta me impide no vomitar. Los dos son unas escorias andantes.

Las lágrimas de mis ojos pican por salir. Por demostrar que ya estoy cansada. En la habitación lateral la risa de Dimitry es lo que oculta el dolor que debe estar sintiendo.

Mis hijas están bien, no sé qué hizo Dimitry pero no les han puesto un dedo encima.

Retrocedí observando cómo Oliver fue el primero en sacar una toalla de papel y limpiarse.

—Te imaginé en todas las posiciones posibles, querida—habla con la respiración agitada.

—Te masturbaste viéndome. ¿Quién es él enfermó aquí?—Observe a Vladimir.—¿Sigues tú?

Sonrió con malicia, no lo hará.

Lo hizo ayer sobre mis muslos para después cederle el lugar a Oliver.

El ardor de mi mejilla solamente sirve para recordarme que sigo viva.

—Lo único que le agradezco a Dimitry es haber asesinado a mi hija—habló él.—Me ahorro el trabajo sucio.

Levante el rostro, es un mentiroso.

Puede que su hija no heredera lo correspondiente, pero el temblor de la barbilla lo delata, si la quería.

No lo mire cuando se acomodó la ropa. Suspirando ambos se dirigieron a la puerta, al salir la cerraron dejándome sola en la habitación.

He estado viendo alucinaciones, la ansiedad regresó, qué decir de mis movimientos lentos. Las cadenas de los tobillos no me permiten hacer mucho, no hay ventanas a mi alrededor y la sábana sucia de la esquina es donde duermo.

La puerta tiene doble cerradura.

Caminando a la esquina me dejó caer recargando la cabeza en la pared. No sé en qué momento la puerta nuevamente es abierta o el tiempo que estuve así, pero el sudor de mi frente hace que me lleve las piernas al pecho.

Es entonces cuando siento algo, un líquido espeso que me alarma. Y con eso, mi mente rápidamente me hace saberlo. Mordiéndome los labios me atrevo a llevarme las manos entre los muslos para tratar de pararlo, la voz que me llama es lejana, el llanto me quema la garganta al verme las palmas temblorosas.

—Solo mírame, Charlotte, vamos a estar bien—me habla con voz temblorosa.

Bajo la vista a sus manos encadenadas al igual que los pies, lo vinieron a dejar aquí. Dimitry se levanta yendo a golpear la puerta.

—Perdoname...—Mire la sangre de mis manos.—Lo lamento tanto.

Nuestro bebé, estoy perdiendo a nuestro hijo.

De vuelta a mí se deja caer haciendo un sonido seco. Lleva sus manos a las mías mientras trato de parar el sangrado. Sin evitarlo deja salir un grito que me causa escalofríos dando paso a las lágrimas bajando por su rostro cansado y golpeado.

Se acerca a mí y puedo notar la furia al igual que el dolor en su rostro. El pecho me arde mucho, me oprime demasiado y mi llanto abarca toda la estancia al igual que el suyo.

Mis manos temblorosas llenas de sangre al igual que las suyas las aprieta llevando mi rostro a su pecho.

—No es tu culpa, amor. No te culpes, no por favor...—Habla entre llanto.

Conteniéndose.

No podía darme el lujo de derrumbarme, pero nuevamente fallé. Le falle a él, al único hombre que de verdad he amado. Y sus lágrimas bajando por el rostro me demostraba cuánto le dolía. Me llevé las manos a las piernas y sin importarme nada, grité hasta que la garganta me dolió y él no me lo impidió.

Pasión & Poder: 𝗟𝗜𝗕𝗥𝗢 𝗜 & 𝗜𝗜 | 𝗦𝗘𝗥𝗜𝗘 𝗣𝗢𝗗𝗘𝗥 #1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora